El estrés, los conflictos y el dolor ante pérdidas son algunos de los impactos que pueden alterar el funcionamiento normal del organismo e incluso producir artritis, infarto agudo de miocardio y otras condiciones graves. Cómo mantener el equilibrio y generar “emociones sanas”
Millones de personas sienten ira, estrés, angustia o dolor a 
diario. Lo que muchas veces no se tiene en cuenta es que estos estados, 
además de alterar el humor y el ánimo de quien los padece, son capaces 
de despertar o desencadenar condiciones potencialmente graves, desde una
 gastritis hasta un infarto. Así lo afirmó el doctor Arturo 
Agüero (MN 31603), médico psiquiatra e investigador del campo de la 
Medicina Psicosomática, autor del libro Emociones que enferman.
Si bien desde hace tiempo se clasificaron a ciertas enfermedades como
 “psicosomáticas”, es decir, con un componente psíquico y emocional 
importante, el autor propone una visión aún más profunda, en donde habla
 de un proceso de “autodestrucción” por lo común inconsciente, que puede culminar en una enfermedad que se manifiesta en  lo físico.
Agüero, quien se desempeña como consultor en el Centro Integral de 
Nefrología y Trasplantes (CINT DAOMI), donde fue muchos años Jefe de 
Equipo de Psicopatología, subrayó que “el cuerpo se expresa, y lo que no
 se dice con la voz, se dice con el síntoma. Muchas enfermedades se 
relacionan con el estrés, con los conflictos. En el caso del infarto 
agudo de miocardio (IAM), muchos tienen como antecedente una gran carga 
emotiva. Otras son la artritis reumatoidea, las gastritis y enfermedades
 del aparato digestivo, que ya la clínica médica considera como 
psicosomáticas. El colon irritable, muchas alergias, 
enfermedades de la piel (eccema, dermatitis y otras), el lupus, el 
vitíligo, las enfermedades cerebrovasculares, la hipertensión arterial, 
la migraña de causa psíquica (jaqueca), la fibromialgia y hasta algunos 
casos de diabetes tipo 2 tienen una marcada relación con lo emocional“.
“La ira y el odio son factores de producción de muchas enfermedades, como agresividad vuelta hacia el interior”,
 afirmó el especialista, para quien “otros elementos que inciden son la 
sobreadaptación, el conflicto y el estrés, capaces de perturbar al 
organismo en diverso grado”.
En cuanto a las enfermedades autoinmunes, si bien no son consideradas
 psicosomáticas, cuentan con el antecedente de una fuerte carga 
emocional. Agüero incluye al cáncer (no todos) y a la enfermedad de 
Alzheimer (no todas) en este grupo, como una concepción “muy avanzada” 
dentro de la medicina.
La autoinmunidad ocurre cuando el organismo se ataca a sí 
mismo (= autodestrucción), y en estas enfermedades autoinmunes siempre 
existen detrás situaciones de muertes y/o pérdidas importantes no 
elaboradas, fracasos, estrés, cuadros de violencia, guerra o situaciones
 de prolongado dolor y sufrimiento, traumatismos violentos y no 
violentos, etc. Cada vez hay más enfermedades autoinmunes y se 
ignora el por qué, lo que hace pensar en una sociedad con más 
posibilidad de daño, puntualizó el médico.
La autodestrucción define la tendencia de un proceso –no muchas veces
 claro y casi siempre inconsciente- que produce un cambio en todo el 
cuerpo por el que se va destruyendo su propia organización. “No estoy 
afirmando que el cáncer tenga un origen determinado y que este origen 
sea necesariamente psicológico o anímico. El cáncer es una reacción celular y orgánica frente a diversos factores. Pero ocurre que un grupo de esos factores tiene que ver con el tema de este libro”, aclaró Agüero.
Emociones sanas
Para tener una mayor salud emocional, el especialista destacó que “es
 útil cualquier método que tienda a aliviar la sobrecarga emocional, ya 
sea yoga, meditación, terapias alternativas, taichí u otras disciplinas 
que ayuden a distenderse”. Pero en última instancia, lo que va a
 resolver los conflictos productores de enfermedades, serán aquellas 
terapias profundas. También el psicoanálisis si éste se aboca a los 
traumas emocionales evitando el abuso de tantos razonamientos. Además, 
otros abordajes como terapia jungiana, psicoterapia breve u otros, 
siempre que tiendan a resolver ese campo emocional afectado”.
Al conocer más a fondo la fisiopatología de las enfermedades, la 
medicina por lo general se mantuvo algo escéptica, en relación al origen
 psíquico o emocional de muchas enfermedades clínicas.
Para mantener un mejor equilibrio emocional “es importante aplicarse a
 asegurar lo que en el libro señalo gráficamente como las patas del 
Centauro, ese animal mitológico que era casi invencible porque sus 4 
patas estaban bien afirmadas: una pata es el trabajo; otra pata es 
nuestro núcleo familiar; otra, nuestra actividad espiritual o artística,
 y otra, nuestro cuerpo. En un correcto balance, la salud emocional es 
posible”, concluyó Agüero.
Fuente: saludable.infobae.com 

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