miércoles, 4 de noviembre de 2009

Abusar de la sal es apuntar al corazon


Pensar dos veces antes de seguir volcando el salero a discreción sobre la comida permitiría pasar de los 13 gramos diarios promedio de sal que consumimos los argentinos a una cantidad más cercana a los 5 gramos que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la población general.

Y los beneficios para la salud cardiovascular bien valen el esfuerzo: ingerir unos 3 gramos menos de sal por día (aproximadamente una cucharada de té) reduce 5 milímetros de mercurio la presión arterial "máxima" o sistólica. Esta modificación en la dieta se traduce en bajar un 40% el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y un 16% menos de probabilidades de tener un infarto.

Precisamente, a ese objetivo apunta el relanzamiento de una campaña del Ministerio de Salud, que aspira a reducir en un 25% el contenido de sodio en los productos panificados. Según estimaciones oficiales, esa cantidad sería suficiente como para bajar un gramo el consumo diario y masivo de sodio y prevenir, así, unos 40.000 infartos y 2000 muertes cada año.

"Casi el 50% del consumo excesivo de sal proviene de la comida, como el pan y otros alimentos procesados. En el país se consumen entre 180 y 190 gramos por día por persona. Sólo eso aporta entre 3,5 y 4 gramos diarios de sodio, lo que representa casi el consumo por día recomendado por la OMS para la población general [y apenas 2 gramos para las personas con presión alta]", precisó ayer el doctor Mario Virgolini, coordinador del Plan Argentina Saludable de la cartera sanitaria.

Fue en el relanzamiento de la campaña "100.000 Corazones para un cambio saludable", en la que participan la Federación Argentina de Cardiología y la Fundación Bioquímica Argentina.


Con el ruido de fondo de los bombos de manifestantes que sitiaban al edificio sobre la avenida 9 de Julio, funcionarios explicaron los alcances de la iniciativa, que comenzará con un estudio piloto en La Pampa. Allí, funcionan 300 panaderías, es decir, el 1% del total en el país, y una población que aportaría una muestra representativa de la dieta argentina promedio.

Un estudio realizado el año pasado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Federación Argentina de la Industria del Pan y Afines (Faipa) reveló la fórmula para lograr los efectos deseados: el 2% del pan que ingerimos es sodio y una reducción del 25% de ese nivel de sal durante la panificación, es decir, apenas un 0,5%, disminuiría 1 gramo de sodio por día por persona. "Se podrían evitar en 5 años 20.000 infartos cardíacos, 20.000 accidentes cerebrovasculares y 2000 muertes anuales en mayores de 35", dijo Virgolini.

La Sociedad Argentina de Cardiología, que no participó ayer de la presentación, promueve la reducción del consumo de sal para prevenir la hipertensión y sus consecuencias sobre el sistema circulatorio. Lo mismo hace la Sociedad Argentina de Nefrología para proteger la salud renal.

Un gramo de sal contiene un 40% de sodio, que el organismo procesa en los riñones. Cuando se consume mucha sal, los riñones envían al flujo sanguíneo el sodio que no pueden procesar. Una vez en la sangre, el mineral produce una acumulación de agua y ese aumento del volumen del flujo sanguíneo necesita de más presión para recorrer el organismo. Esto hace que el corazón trabaje más para poder bombear la sangre.

Un estudio sobre 3000 adultos, publicado en 2007 en The British Medical Journal , que despejó toda duda sobre los efectos positivos de la reducción del consumo de sal hasta ese momento, reveló también que el sodio reduce la elasticidad de las paredes de los vasos sanguíneos, además de endurecer las células cardíacas.

Los autores, del Brigham and Women´s Hospital y de la Escuela de Medicina de Harvard (EE.UU.), observaron que las personas con presión elevada que habían disminuido entre un 25 y 35% el consumo de sal, tuvieron un 25% menos riesgo de desarrollar enfermedad cardio y cerebrovascular en los próximos 10 a 15 años.

"La dieta hiposódica reduce entre 3 y 4 milímetros de mercurio la presión sanguínea, lo que tiene un gran impacto en la reducción de la mortalidad por problemas como el infarto o el accidente cerebrovascular", señaló a LA NACION el doctor Guillermo Fábregues, vicepresidente de la Fundación Cardiológica Argentina, que no fue convocada para la campaña.

En tanto, el Colegio Estadounidense de Cardiología va más allá. En el libro publicado en 2008 para reducir en diez años el 60% de la enfermedad cardiovascular, se lee: "En términos de requerimiento diario de sodio, obtendríamos suficiente cantidad del mineral si comiéramos toda la comida sin agregar un solo grano de sal en la preparación (...). De modo que cada grano del salero es sal que no realmente no necesitamos".

En La Pampa, se estudiarán dos grupos de habitantes y, además de la sal, se eliminarán del pan y los panificados las grasas trans dañinas para el corazón. A un grupo (120), se le controlará durante un año el sodio en orina. "La meta es reducir 25-35 miliequivalentes", dijo Virgolini sobre la intervención, que se irá replicando en el resto del país. Al segundo grupo (1500), se le controlará la presión y el colesterol en sangre. ¿El objetivo? Bajar 2 puntos la presión "máxima" y 3-5% el colesterol total.

0,5% Es la cantidad de sal a eliminar
Reducir del 2 al 1,5% el contenido de sodio en el pan protege el corazón.
1 gr . Menos de sal por día, sería suficiente para evitar 20.000 infartos y 20.000 ACV cada año.
3,5 gr Es el sodio que aporta el pan
Una persona consume entre 180 y 190 gr de pan por día.
45% Agrega sal a discreción
El consumo promedio supera 7-8 gr la recomendación de la OMS.

Fuente: lanacion.com

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