Los casos de influenza que ocurren en México y Estados Unidos, la reunión de emergencia de la OMS y los estados de alarma de varios países de Latinoamérica están provocando una gran preocupación en la población.
Lo mejor, para no caer en un falso alarmismo, es ser prudentes y estar bien informados. Consultamos al Dr. Néstor Jacob, Jefe del Servicio de Infectología del Hospital Universitario Austral. ¿Qué es lo que se conoce como la “gripe porcina”? La información que hay hasta el momento no es abundante. Parece tratarse de un virus de origen porcino que se transmitió a los humanos. Estas cepas virales son conocidas como Virus de la Influenza Porcina o SIV por las siglas en inglés de Swine Influenza Viruses.
El virus de la influenza porcina es muy similar a la humana y puede transmitirse de los cerdos al ser humano, pero luego también puede retransmitirse entre los seres humanos. La particularidad que tienen los cerdos es que habiéndose infectado de dos o tres tipos de virus, pueden recombinar genes y generar un virus nuevo, para el cual, tanto animales como seres humanos no tienen defensas (anticuerpos) frente al mismo, lo cual puede provocar un brote porque afectará a una población indefensa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que este nuevo virus sería del tipo A H1N1 y H3N2, pero aún necesitamos más información al respecto. ¿Cómo se transmite entre los seres humanos? La transmisión entre los seres humanos puede realizarse por contacto a través de tos, estornudo y descargas nasales.
¿Cuáles son los síntomas? Lo que se conoce hasta el momento en los animales, es que estos pasan por un cuadro febril con dificultad respiratoria, tos, estornudos, descargas nasales, letargia y apetito reducido. La excreción nasal del virus puede aparecer aproximadamente a las 24 horas de la infección. Las tasas de morbilidad son altas, pueden llegar al 100 por ciento y la mortalidad es baja.
Se ha declarado el alerta en varios países de América, ¿qué ocurre en Argentina? ¿Hay posibilidades de que se den casos de esta enfermedad? Hasta el momento, en Argentina no se han conocido casos de gripe porcina en humanos, y aparentemente en nuestro país nunca ha habido un brote de esta enfermedad.
Se sabe por los medios que fuentes del Ministerio de Salud afirmaron que monitorean la situación y que se reforzó la campaña de vacunación antigripal para personas de riesgo. ¿Qué medidas de prevención se pueden tomar? En primer lugar darnos la conocida vacuna contra la gripe. Esto es muy importante, porque de confirmarse que el nuevo virus es del tipo A H1N1 o H3N2, la vacuna contra la gripe recomendada para el hemisferio sur para el año 2009 tendría cobertura para este virus; pero aún necesitamos más información sobre los estudios que se están realizando en los países afectados.
También es importante en la prevención, las medidas de higiene personal (lavado de manos), evitar los conglomerados humanos en lugares cerrados y en situación de brotes las medidas de protección de la vía aérea (barbijos) puede ser un elemento de utilidad para disminuir la transmisión interhumana de este tipo de enfermedades.
Además es fundamental la vigilancia epidemiológica de las enfermedades respiratorias. En ese sentido, en nuestro país, existe el Grupo Colaborativo de Vigilancia Epidemiológica de la Gripe que coordina el Instituto Malbrán, donde se monitorea el comportamiento de los virus (Influenza y otros) causantes de infecciones respiratorias.
Las autoridades sanitarias deberán evaluar la oportunidad y conveniencia de incrementar o reforzar los controles sanitarios de los inmigrantes en fronteras, aeropuertos y puertos.
¿La llegada del otoño-invierno puede favorecer la propagación de esta enfermedad? Por supuesto que el otoño-invierno es la etapa de mayor riesgo para las enfermedades respiratorias. Igualmente es necesario que seamos prudentes con la información, que sigamos las indicaciones de las autoridades sanitarias y que no contribuyamos a generar pánico a la población.
Sí es importante insistir en la vacunación antigripal tratando de lograr una amplia cobertura en la población, especialmente de los sectores de mayor riesgo (niños, personas mayores de 60 años, personas que tengan enfermedades pulmonares crónicas, enfermedades cardíacas, o condiciones que provoquen disminución de las defensas, personas internadas en instituciones de cuidados prolongados) y en las personas que por sus actividades pueden transmitirla a personas de riesgo (médicos, enfermeros, asistentes de instituciones de cuidados prolongados o paliativos, docentes, familiares de personas con alto riesgo). La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere la aplicación de la vacuna en forma universal.
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