Especialistas aseguran que en la población general la ingesta diaria de este mineral llega sólo al 50% de la recomendada. En embarazadas, el principal riesgo pasa por la posibilidad de que se desarrollen fracturas vertebrales. Cómo cubrir los requerimientos diarios
Si bien la ingesta insuficiente de calcio
es riesgosa a cualquier edad y en ambos sexos, en el caso de las
mujeres hay dos momentos de la vida en particular en el cual resulta
fundamental ocuparse especialmente de incrementarlo.
Se trata del embarazo y la lactancia,
debido a que si bien el cuerpo y el organismo de la mujer están
preparados naturalmente para alojar un bebé, cuando existen ciertos
factores de riesgo como la falta de calcio, es posible
que se desarrollen fracturas vertebrales, un cuadro que tiene alta
morbilidad y que genera complicaciones de por vida, debido al
aplastamiento que se produce en las vértebras de la columna.
“Permanentemente, los médicos nos encontramos con que existe un alto desconocimiento en la población respecto de lo importante que es consumir calcio todos los días.
De hecho, en general -es decir tanto en mujeres como en hombres- la
ingesta diaria llega sólo al 50 por ciento de lo recomendado”, comentó
la doctora María Belén Zanchetta, médica endocrinóloga y osteóloga,
coordinadora médica del Instituto de Investigaciones Metabólicas (IDIM).
La ingesta de calcio requerida a nivel general de la
población es de 1.000 miligramos diarios, mientras que en las
embarazadas ese requerimiento aumenta a 1.300 mg. Tal es la
importancia de esta diferencia, que el tema se abordó en el reciente 30º
Congreso Internacional de Ginecología y Obstetricia, llevado a cabo en
Buenos Aires.
“Cuando una mujer está embarazada, la naturaleza preserva la salud
del bebé. Esto quiere decir que el niño va a estar en primer lugar, con
lo cual no van a faltarle nutrientes. Por eso, si el calcio es
insuficiente, será la madre la que sufra la pérdida de masa ósea”,
agregó la especialista.
“El principal riesgo es sin dudas la fractura vertebral,
una condición que no sólo no debería darse en una mujer de 30 años,
sino que además es sumamente complicada porque genera el aplastamiento
de las vértebras. Esto provoca dolor y molestias de por vida”, consignó
Zanchetta.
En la Argentina, la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNYS)
realizada en 2007 mostró que el 94,3% de las mujeres argentinas de entre
10 y 49 años de edad tiene una ingesta inadecuada de calcio. La media
de ingesta de calcio en la muestra nacional fue de 424 mg (en mujeres de
19 a 50 años), una cifra que no llega ni a la mitad de la recomendada
(1.000 mg/día).
En embarazadas, según el mencionado relevamiento, el consumo promedio
de calcio fue de 446 mg diarios, observándose un déficit en el 88,5% de
los casos.
“Es una situación delicada porque tanto el organismo como el cuerpo
de la mujer están preparados para gestar y recibir un bebé, pero siempre
y cuando no se alteren las condiciones naturales, y se cumpla con los
requerimientos. Por eso, cuando en el consultorio vemos que una mujer de
30 años presenta una fractura vertebral -algo que no debería ocurrir-
no sólo se siente tristeza sino que además sin dudas las situación se
torna complicada”, completó la doctora.
¿Cómo alcanzar el requerimiento diario?
Si bien son muchos los alimentos que aportan calcio, para la
licenciada Stella Maris García, jefa de Nutrición del Sanatorio La
Trinidad de Palermo y de San Isidro, “los productos más ricos en calcio son los lácteos, aunque deben ser consumidos de determinadas maneras”.
Por ejemplo, los 2 vasos de leche y la porción de queso de pasta dura que se le recomienda a una embarazada deben ingerirse lejos de las infusiones como el té o el café,
ya que los taninos bloquean la absorción del calcio. Los quesos se
pueden utilizar como colación, a media mañana o de postre, pero siempre
alejados de las infusiones o los cereales.
“También existen alimentos fortificados que pueden
suplir en forma correcta el aporte requerido. Es el caso de determinados
yogures enriquecidos con calcio, que son ideales para momentos
biológicos como el embarazo y la lactancia, porque con una mínima
cantidad contribuyen a cubrir los requerimientos de calcio por vía oral
alimentaria”, refirió García.
Por último, la licenciada sostuvo que tanto las embarazadas
-especialmente aquellas que cursan el primer trimestre- como las mujeres
que empiezan el periodo de lactancia o aquellas que están entrando en
la peri menopausia, deben concurrir al nutricionista para conocer cuáles
son los alimentos ricos en calcio que deben consumirse, así como
también las mejores alternativas para combinarlos.
“La embarazada tiene que ingerir alimentos ricos en calcio, porque durante la gestación pierde naturalmente entre el 5 y el 7% de su masa ósea,
sin olvidar que su esqueleto es el reservorio de calcio que cubrirá los
requerimientos tanto de la madre como del hijo. En la lactancia, en
tanto, tomando como promedio un tiempo de amamantamiento de 9 meses, se
pierde 4 veces más que durante la gestación”, completó la doctora
Zanchetta.
Por eso, una vez que el bebé nace, es necesario mantener la ingesta de calcio
porque será a través de la lactancia como la madre ayudará a que el
esqueleto semi-mineralizado del bebé -y por ende poco rígido y muy
flexible- se mineralice y pueda sostener al niño para que comience a
deambular.
Fuente: PRO-SALUD News
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