jueves, 12 de septiembre de 2013

"En la actualidad, el malbec argentino se manifiesta con mucha personalidad"

Estela Perinetti trabaja en bodega Catena desde hace 15 años. En sus comienzos no conseguía trabajo en firmas importantes de la industria del vino, por el solo hecho de ser mujer. Ha viajado por el mundo perfeccionándose. Afirma que se debería capacitar a la gente joven sobre lo que significa la bebida nacional.

Estela Perinetti (45) es una de las mujeres más reconocidas del mundo del vino en nuestra provincia. Desde hace muchos años trabaja junto al bodeguero Nicolás Catena y siempre se ha destacado por su excelente nivel de profesionalismo. Estela nos recibe en bodega Catena Zapata y comienza a contarnos cómo fue haciéndose camino en un ámbito que hasta hace pocos años era netamente para hombres. 

-¿Desde chica estuviste vinculada al vino?

-Mis padres son médicos y mi abuelo paterno también lo era. Pero mi abuelo materno era viticultor. La verdad es que estaba casi predestinada a ser médica. Era la primera nieta y mejor alumna de la primaria y secundaria. Pero la medicina sólo me interesaba como ciencia y además no me gustaba su ámbito.

-¿Eso fue lo que te hizo elegir agronomía?

-En realidad busqué algo que combinara lo científico con lo económico, lo biológico y lo humano. Así llegué hasta agronomía. Además tengo un tío que es ingeniero agrónomo y de chica había pasado muchos veranos en las fincas de mis abuelos. Ése era un ámbito en el que me gustaba estar y, convencida de ello, comencé la carrera.

-Los comienzos en agronomía ¿fueron lo que esperabas?

-Realmente comencé agronomía pensando que me iba a dedicar más a la parte agrícola. Igualmente el vino siempre me había interesado y como mi abuelo tenía una bodega, poseía conocimientos sobre el tema. De todas maneras en mi casa, además, todos tomábamos vino. Incluso en la facultad me consideraban entre los alumnos que mejor degustaban y me hacían decidir sobre los cortes que se hacían en la pequeña bodeguita que había. Esos eran vinos que luego se comercializaban.

-De a poco te ibas acercando al mundo del vino...

-Sí, fue casi sin quererlo. Yo estudié agronomía entre fines de los ‘80 y principios de los ‘90 y en esa época no había una gran industrialización del vino.

-¿En qué momento decidiste perfeccionarte en enología?

-El título de ingeniero agrónomo de Mendoza incluye enología. Igualmente algunas cosas no están en el programa, a pesar de que tiene una base importante sobre los principios básicos de la enología. Para perfeccionarme en estos aspectos hice cursos cortos y específicos fuera del país.

-Apenas te recibiste ¿empezaste a trabajar en bodegas?

-Apenas me recibí me ofrecieron un trabajo para desarrollar las protecciones antigranizo en la provincia. No se utilizaban las telas antigranizo en esa época. Ahí empezamos a hacer algunas instalaciones piloto. Una de ellas fue en Catena. Así fue como conocí lo que estaban haciendo en la bodega. La verdad es que todo el desarrollo del vino que estaban implementando me impactó muchísimo. Lo de las telas antigranizo no era mi gran pasión pero me servía para estar cerca de las bodegas y la viña.

-¿Había muchas mujeres en la industria del vino en ese momento?

-En las tres o cuatro bodegas grandes en las que me presenté para trabajar me rechazaron. Me decían que mi currículum estaba muy bien, pero que necesitaban un hombre. Yo me recibí en 1992, pero comencé a trabajar en Catena en 1998. En el medio de eso fue cuando estuve realizando cursos sobre enología, principalmente en Italia.

-¿Cómo llegaste a Catena?

-Cuando estaba realizando la instalación experimental de las telas antigranizo me consultaron si conocía a alguien para trabajar en la bodega. Yo pregunté si podía tomar el cargo y me dijeron que no (risas). Obviamente buscaban hombres. Al tiempo de eso envié un currículum a la bodega a través de Pedro Marchevsky (NDR: reconocido enólogo y agrónomo del medio) y a la semana me llamaron porque Nicolás Catena me quería conocer.

-¿Qué labores tenías en ese comienzo?

-Desde que lo conocí a Nicolás hasta que empecé a trabajar, pasaron unos tres meses. Apenas ingresé me mandaron a Estados Unidos a trabajar en la cosecha. Fue excelente porque pude ver todo lo que estaba sucediendo allá en términos de vitivinicultura y además porque mejoré mucho mi inglés. Cuando regresé de mi viaje me ofrecieron hacerme cargo del proyecto de vinos Gascón. Yo aclaré que hasta ese momento no había hecho vinos, pero ellos confiaron en mí de todas maneras. Además me pusieron un técnico norteamericano como soporte. Fue él quien me ayudó en mi despegue.

-¿Cómo has vivido la notable evolución del vino argentino desde tus comienzos en la bodega hasta la actualidad?

-Es algo realmente increíble. Lo que ha logrado Argentina en el mundo es algo fantástico. La industria ha hecho un trabajo muy serio y ése ha sido el pilar fundamental del crecimiento. Al principio recuerdo que no todos los vinos eran tan buenos. Hoy si seleccionás diez vinos, seguramente nueve son excelentes y tienen coherencia unos con otros. En la actualidad, el malbec argentino se manifiesta con mucha personalidad.

-Debido al avanzado proceso de industrialización que hay en la actualidad, ¿considerás que es más fácil hacer buenos vinos hoy que hace 30 años?   

-Sí, yo creo que sí. Hay un mayor convencimiento de eso también por parte de los propietarios de bodegas. Antes hacíamos vinos más baratos y los viñedos no se trabajaban de la forma en que se lo hace actualmente. Además hoy Argentina tiene un importante lugar en el mundo a través de su malbec.

-¿El mundo se ha acostumbrado a que nuestros vinos sean buenos?

-Sí, totalmente.

-¿Podemos mostrarles que no sólo hacemos malbec?

-Claro que se puede. Puntualmente, acá en Catena, yo estoy a cargo del desarrollo del cabernet sauvignon de alta gama. Desde hace cuatro cosechas trabajamos en esto. Por suerte en la actualidad hay una buena demanda de vino cabernet argentino en el mundo. Pero todavía en niveles de precio medio. Igualmente la idea es poder competir en las grandes ligas de esta variedad.

-¿Qué opinás sobre los críticos de vinos? ¿Los respetás?

-Los críticos del vino son necesarios. El vino es algo diverso que se evalúa después de ser adquirido. Supuestamente los críticos del vino son quienes interpretan el paladar de quienes adquieren vinos. Ellos deben ser la voz del consumidor. Lógicamente marcan tendencias e influyen sobre el consumidor con sus opiniones.

-En una situación de compra, ¿cuáles son los aspectos que un consumidor tiene en cuenta a la hora de elegir un vino?

-El precio es algo muy importante. Muchas veces también la gente elige directamente la marca que ya conoce.

-¿Qué tipos de vinos ndeben tomar los jóvenes que están interesados en introducirse en este mundo?

-Creo que deben empezar con cosas fáciles. Tal vez con vinos más livianos o dulces. Pero lo bueno es que la gente joven no es reticente a tomar vinos. Sería interesante también instruirlos sobre nuestra industria.

Tal vez nunca han tomado porque nadie les ha explicado demasiado. A esto también hay que sumar que muchas veces se transforma al vino en algo inaccesible. Tal vez está bueno tener esa imagen de lujo para algunos productos, pero el vino tiene que ser algo a lo que toda la gente pueda tener acceso. No algo de ciencia ficción o híper sofisticado. También puede ser interesante que en lugares nocturnos, donde va gente joven, también empiece a venderse vino por copas.

-Cuando empezaste a estudiar ¿imaginaste que ibas a llegar al lugar que ocupás hoy?

-La verdad es que nunca imaginé tanto. Trabajar en esta bodega por 15 años y que la empresa sea la que es hoy, es un gran orgullo. Tuve la suerte de elegir una actividad que se ha desarrollado mucho. Creo que esto demuestra que cuando en este país las cosas se hacen bien, el resultado es exitoso.

-¿Ha sido fácil para vos ser parte de la industria del vino siendo mujer?

-Todavía somos pocas mujeres en este rubro. Creo que eso indica que no es tan sencillo.

-¿Qué es lo que más disfrutás de tu día a día?

-Ir a la finca y hacer y probar vinos. Me encanta todo el ciclo del vino. Desde la brotación en la cepa hasta el líquido puesto en la botella.

-¿Podrías haberte desarrollado tanto profesionalmente en otra actividad?

-No, además siento que este trabajo me da muchas gratificaciones. No siempre uno tiene la suerte de sentirse contento con lo que hace. Cuando a uno le gusta tanto algo, es lógico que lo disfrute. 

Fuente: http://www.losandes.com.ar/notas/2013/9/8/estela-perinetti-apasionada-vino-736960.asp 

Fuente: Area del Vino

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