miércoles, 3 de junio de 2009

¿Se puede festejar un cumpleaños de los chicos sin gaseosas sin snaks y sin caramelos?


Pensando como mamá y como médica de familia, que nos preocupa tanto la prevención, siempre me pregunté porque es tan firme esa asociación entre festejo y comida chatarra, porque es tan difícil trascenderla, ya que rápidamente caemos en la trampa...

Por un lado pesan los fundamentos "viene envasado", "es rápido", "es más barato", "es menos trabajo", "es circunstancial"; la mayoría de estos alimentos son "sabrosos"(muy palatables), pero ofrecen pocos nutrientes, muchas calorías, y tienen condiciones intrínsecas que despiertan conductas alimentarias adictivas (debido al alto índice glicémico como son las harinas y los azúcares refinados).

Pero si del otro lado de la balanza ponemos que es en la infancia donde los niños construyen sus gustos, "su paladar "y junto con ellos sus significados, adquiriendo la mayor parte de los hábitos alimentarios, me parece fundamental que cuidemos la calidad de los alimentos como todos los días, sin contradicciones, sin conflictos ni traumas y con mucha coherencia y creatividad.

Hablamos de comida en el festejo, porque generalmente su duración hace que pase por una de las cuatro comidas diarias (desayuno almuerzo merienda y cena), sino, no se justifica que halla más que líquidos. Y es cierto que a propósito se elija una de las cuatro comidas, ya que compartir comida sella vínculos afectivos diferenciándonos del estado salvaje de los animales que no comparten con facilidad su comida; ...y quizá, por un gesto de cordialidad con los distintos invitados, se explica que halla tanta variedad.

Desarrollemos un ejemplo de festejo donde sin apartarnos de estas condiciones propias de este tipo de rituales, podamos transitarlas sin exponernos a alimentos poco saludables: Cumpleaños infantil tipo de 15 a 19hs de la tarde

Debe haber agua fresca permanentemente (es curioso como desapareció como opción), o aguas saborizadas no azucaradas, tubitos de queso de máquina y jamón desgrasado, trencitos con rodajitas de bananas, cubitos de manzana rociadas con limón, mandarinas sin semillas, cubos de melón o sandía, etc.
Siempre de preferencia frutas frescas de temporada. Y para soplar las velitas "la única harina" bizcochuelo (realizado con leche y huevos) con algo de cereales integrales o semillas (de sésamo, de girasol, de lino) y un posible relleno de queso untable que rebaje el dulce de leche a la mitad mezclado con frutas (frutillas frescas, rodajas de pera, manzana o como duraznos en almíbar lavados, etc.), acompañada con una copa de leche descremada chocolatada sin azúcar agregada, o un apetitoso yogurt.

¿No Sienten que fue una opulenta merienda capaz de saciar la intensa actividad física que realizan los niños entre los saltos del pelotero, y las apasionantes escondidas y el baile? ¿Cuál es el fundamento para asociar la felicidad del encuentro y del festejo con las grasa trans y los excesos descomunales en azúcares refinados y sal en los chisitos, los maníes, las papas fritas los panchos, las pizas?... porque éste es el mensaje que damos sin decir una palabra, a nuestros niños, quienes están construyendo los gustos. A caso alguien duda que el paladar sea cultural y se enseña con el ejemplo? Pienso que hay opciones que a un niño directamente no hay que presentarle? porque, como lo haría un diabético, el niño va a elegir las golosinas... y ese trabajo empieza en el supermercado.

¿Sabían que los procesos aterogénicos comienzan a partir de estas edades tempranas por el consumo de grasas en exceso, Por esta razón a partir de los dos años, la Sociedad Argentina de Pediatría recomienda el consumo de parcialmente descremados.

¿Sabían que la sal agregada empieza a actuar desde la infancia modificando el sistema regulador de presión, siendo nosotras las responsables de que a nuestro hijo le guste o no lo muy salado o lo muy dulce?

¿Sabían que muchos de los conservantes se depositan en forma acumulativa en nuestro hígado generando lesiones que se cronifican deteriorando la función a mediano y largo plazo?

Y, ¿sabían que lo que hoy nos parece rico fue lo que desde la infancia nos habituaron a comer? Por ej. si hubiéramos nacido en México la comida que hoy nos gusta nos parecería desabrida por no tener picante, o como es un disparate para un europeo comer achuras....

Y por último y lo más importante para los grandes: ¿sabías que los hábitos se construyen y se pueden volver a construir de manera distinta? Y en la piñata... ¡juguetes!, A los chicos les va a gustar mucho más los juguetes que el torno de un dentista

La doctora. Karina Zullich es especialista en Medicina General Integral y Familiar del Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna

Fuente: lanacion.com

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