miércoles, 12 de junio de 2013

¡Vino con soda, por favor!

A veces da la sensación que los argentinos vamos contra la corriente. Y en el mundo vitivinícola pasa algo similar. Mientras que con bajos consumos, Europa, trata de desacralizar el consumo del vino,  en la industria argentina han buscado, ex professo o no, "profesionalizarlo".

Hace poco se conoció que un trago hace furor en la Quinta Avenida de Nueva York: "vino con coca", en Mendoza lo están experimentando. También hace dos años, el consumidor le impuso a una de las marcas de champán más tradicionales del mundo una nueva forma de consumidor ese producto: champán con hielo.

Desde el sector de marketing descubrieron que en Saint Tropez, la alta sociedad que consumía champán, en las noches cálidas de la Costa Azul, le ponía hielo. Entonces para ello diseñaron un producto específico, Moet & Chandon Ice Imperial, el cual causó furor ya que permite colocarle hielo al espumante sin perder los atributos del producto francés.

En 30 años, la Argentina, según datos del INV, perdió más de 50 litros de consumo per cápita. El vino dejó de ser parte de la mesa familiar y en este tiempo, pasó a formar parte de una especie de consumo de lujo, donde el vino forma parte de un rito, es el placer de los fines de semana.

La damajuana, vedette de aquellas épocas de borgoñas, reservas, tintos y blancos está en peligro de extinción. De hecho, mientras que en 2005 se despachaban al mercado interno 134 millones de litros, en 2012 esa figura se redujo a 51 millones de litros, 61% menos.

La suerte del multilaminado es similar, si bien en los últimos meses su caída se ha detenido, es más, hasta ha experimentado un aumento traccionado por su precio relativo, el vino en "cartón" también ha comenzado a sentir los coletazos de lo que algunos reconocidos enológos llaman la "sacralización del vino".

El consumo de vino tal como se plantea, en su correspondiente copa, acompañado de todas las herramientas que magnifican su apreciación y degustación, es un espacio ganado que hay que seguir desarrollando. Un consumidor informado y educado ayuda a ponderar el gran esfuerzo que hacen los técnicos para extraer lo mejor de la tierra y ponerlo en una botella.

No obstante, no debierámos descuidar los entry level, esos que hacen que un nuevo consumidor conozca la categoría. Vinos dulces, gasificados, sin mención de variedad o vinos como materia prima de la coctelería, cualquiera sea su clase o calidad, deberían ser promovidos para seguir sosteniendo el tan mentado "mercado interno", que en última instancia es el primer mercado de comercialización del vino argentino. Por eso, de alguna forma, hay que volver a la fuentes: ¡vino con soda, por favor!

Fuente: http://www.losandes.com.ar/notas/2013/6/11/%C2%A1vino-soda-favor!-719839.asp

Fuente: Area del Vino

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