Rúculas, berros y endibias, cobran protagonismo e inundan el verano con alternativas frescas y saludables, sin resignar sabor.
Mezclum de verdes. Término que desde hace algunos años irrumpió en las cartas de los restaurantes y se fue extendiendo hacia el ámbito doméstico. Para los que gustan de innovar, puertas adentro o cuando van a un restaurante, las alternativas de las hojas color esperanza reflotaron las ganas de comer sano, sin aburrir.
Las tradicionales ensaladas mixtas, zanahoria y huevo duro, papas y perejil, dieron rienda suelta a su libertad de ser y adoraron la monocromía fresca y primaveral para mutar en divertidas amalgamas saludables. La rúcula, el berro y las endibias, son adorablemente amargas, pero altamente efectivas para una comida informal, fresca y distendida.
Hasta hace apenas unos años, la rúcula era casi desconocida en la culinaria de Latinoamérica. Originaria del sur de Europa y del oeste de Asia, en la actualidad constituye un importante cultivo en la zona Mediterránea, Egipto y Sudán. Ya en la antigua Grecia era muy valorada y recomendada para las personas que padecían problemas digestivos. El nombre científico de esta hierba es eruca sativa, pero alrededor del mundo se la conoce como rúcula, rúgula, roqueta o jazamango. Su sabor es entre amargo y picante, y suele consumirse cruda. Preferentemente, consuma las más jóvenes (la baby es riquísima), ya que sus hojas son más tiernas y de sabor más suave.
Hipocalórica, la rúcula es una excelente opción para una dieta sana, además de una excelente fuente de fibras y agua. Y nadie puede resistirse a la combinación de rúcula fresca sobre una pizza de muzzarella humeante.
Otro de los nuevos talentos en los bowls naturales, es el berro, vegetal de gran riqueza vitamínica y mineral. Esta planta puede disfrutarse cruda en ensaladas, ya que su sabor es muy agradable y refrescante.
Y las endibias constituyen una buena alternativa a la lechuga, su textura y sabor son similares, pero mucho más sutiles. Entre sus propiedades, se destacan el alto contenido en agua, pocas calorías y una buena cantidad de fibras, hidratos de carbono y proteínas. Además, son ricas en provitamina A, C y E, potasio, calcio, hierro, fósforo y yodo. Sabiamente combinadas con sublimes aceites de las mejores olivas, o en tándem con quesos suculentos como contrapunto, las verduras verdes son tan simples que no necesitan mucho más que su protagonismo para deslumbrar a los comensales que intentan cambios radicales en la alimentación.
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