miércoles, 10 de julio de 2013

Una bodega revela la "fórmula" de su Malbec de la mano de cuatro nuevas etiquetas

Si algo caracteriza a la joven bodega Vicentín Family Wines (VFW) es su visión innovadora y el giro de tuerca que le vienen imprimiendo a sus etiquetas. 

Un ejemplo claro es su blanc de Malbec, un vino elaborado como un blanco pero a partir de la cepa estrella de la Argentina. ¿El resultado? Un vino diferente y que sorprende. 

En la misma línea, días atrás, la bodega presentó en sociedad su última creación: "El quinto elemento"

Se trata de un box set de botellas que incluye su blend de Malbecs -es decir, una etiqueta que incorpora vinificaciones de distintos terroirs- y los cuatro componentes que se tomaron para darle vida a ese blend.

En otras palabras, la bodega avanzó en la deconstrucción de su Malbec, ofreciendo a los consumidores los diferentes terroirs por separado.

Así es como en este box set se puede encontrar un Malbec de Vistalba, uno de Chacras de Coria, uno de Agrelo, uno de Tupungato y uno de La Consulta.

Así las cosas, el quinto elemento pasa a ser el resultado de este blending.

Desde VFW destacan que el objetivo de este proyecto es "poder catar los distintos componentes en su estado puro, embotellados por separado luego de su paso por las barricas de roble. Nuestro deseo es contar, no sólo con palabras nuestro trabajo, sino degustar y comprender las diferencias entre los distintos Malbec y la razón de su existencia dentro del blend. Ver la personalidad, el estilo, su cadencia y su esencia por separado. Todos juntos forman un nuevo vino, una nueva experiencia".

La vuelta de tuerca que le encontraron a este proyecto fue el nombre con que designaron a cada uno de estos "elementos" o "ingredientes". Si bien en cada una de estas cuatro etiquetas está perfectamente visible el terroir del que proceden, la bodega también jugó a bautizar a cada ejemplar según su perfil.

"Sedoso", "Backbone", "Robusto" y "Gen" fueron los nombres elegidos para que quede claro "de qué va" cada uno de estos vinos, así como su función en el blending final.

En un almuerzo organizado para la prensa especializada, Andrés Ridois, responsable comercial de VFW, explicó que "todo el mundo sabe lo que es un blend, pero nadie lo prueba por separado y pocos pueden entender la visión del enólogo desde que concibe el vino hasta que lo termina concretando".

"Por eso nos planteamos la idea de mostrar el arte del blending, haciendo hincapié en el nombre que recibe cada vino para entender lo que busca el winemaker como componente", acotó, en referencia a la labor de Carola Tizio, jefa de enólogos de la bodega.

Lo interesante es que el box set no tiene cinco botellas, sino que agrega una más: además de los cuatro "elementos" y el blend 2011, también incorpora un blend cosecha 2010, para que el consumidor pueda ver la evolución que ha tenido esta etiqueta durante ambas vendimias.

El precio de este kit es de $700. Sin embargo, quienes prefieran ir experimentando de a una botella, podrán adquirir todas las etiquetas por separado: el blend, por ejemplo, se comercializa a un precio sugerido de $95, en tanto que los componentes vendidos individualmente van de los $120 a los $150.

Si bien no hay un orden preestablecido para encarar este box set, la degustación se inició con el elemento más "delicado": Sedoso 2011, un vino elaborado a partir de viñedos de Chacras de Coria y que participa con un 7% en el blend final.
Se caracteriza por su aporte de fruta roja, toques florales y un abanico de tostados sutiles, propios de su paso por barrica. Al paladar no tiene ese ataque medio dulzón, propio de los Malbec golosos. Su cuerpo medio y sus taninos bien perfilados lo tornan fácil de beber pero, a no engañarse con el nombre: no es un vino enclenque. Tiene carácter y algo de nervio.

En el caso de Backbone 2011, fue elaborado a partir de viñedos de Tupungato y es responsable de aportar un 16% al blend final.
En nariz es un vino estridente, con buen despliegue de frutas rojas frescas, con leves toques especiados. La madera está más presente en este ejemplar, con una cuota de aromas que recuerdan al caramelo y a la vainilla. En boca es jugoso, de ataque caudaloso. El medio de boca seduce por su carga frutada y notas propias de la crianza.

Según Ridois, "este vino es el responsable de unir los componentes".

En el caso de Robusto 2011, se trata de un Malbec de Las Compuertas, Luján de Cuyo, y que participa con un 33% en el blend.
Si bien su nombre condiciona un poco, se trata de un ejemplar definitivamente elegante en nariz, con abundante fruta roja y trazos florales, en tanto que su paso por roble se manifiesta en una cuota "vainillosa" agradable. En boca es de ataque amplio, con un buen equilibrio entre estructura, músculo y jugosidad, gracias a la sucrosidad típica de la variedad. Su final, entre medio y largo, deja un buen recuerdo, con un regusto cargado de más fruta.

Gen 2011 es, en gran parte, el más "auténtico" y resultará familiar para todo aquel amante de los Malbec de manual.
Hay una buena aromática, que responde al clásico dueto fruta roja-atmósfera floral que tan bien le sienta al público en general. En boca hay taninos redondos, equilibrados, fluidez y una acidez en su punto justo, que redondean un Malbec fácil de beber y que tiene la virtud de contentar a todo tipo de paladares.

El resultado final es el Vicentin Blend de Malbecs 2011, que se caracteriza por su buen caudal, taninos dulzones y con textura y una cuota de acidez en su punto justo.

Pero lo interesante, más que la llegada, es transitar el camino del blending, ya sea completo o por partes.

Por Juan Diego Wasilevsky - Editor Vinos & Bodegas iProfesional - vinosybodegas@iprofesional.com

Fuente: iprofesional.com

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