jueves, 18 de julio de 2013

Bares Speakeasy, el placer de la clandestinidad

Es una tendencia mundial que también se da en la noche porteña. Funcionan a puertas cerradas, ofrecen coctelería premium y un ambiente restringido. Dónde encontrarlos.

Son bares a puertas cerradas, exclusivos y dónde sólo unos pocos tienen acceso. Todas las ciudades del mundo tienen su bar secreto, y ahora Buenos Aires también tiene los suyos. Pero si bien es una tendencia que pisa fuerte, no es ninguna novedad.

Se los llama bares "Speakeasy" y el término tiene origen en las primeras décadas del siglo XX, en la cosmopolita ciudad de Nueva York. En esos momentos, en toda la ciudad regía la ley seca, una polémica medida que impedía la fabricación y el consumo de alcohol. Para demostrar que toda ley nace para ser quebrada comienzan a aparecer estos bares a “puertas cerradas”.

Según explicó Cynthia Fernández, marketing manager del bar Frank’s que funciona con esta modalidad, el concepto refiere a la forma en que un cliente pedía una bebida alcohólica sin levantar sospechas: los camareros sugerían a los clientes del lugar que hablaran tranquilos para no llamar la atención.

De esa manera, boca en boca, se iba corriendo el rumor de la ubicación de aquellos lugares que permitían mantener vigente el ocio y los placeres nocturnos.

Utilizando la fidelidad de su clientela como principal bastión, los bares formaban verdaderas comunidades secretas donde los propios clientes eran responsables de invitar a nuevos amigos a formar parte del misterio. Para ello se utilizaban contraseñas o invitaciones que sólo podían ser distribuidas por los clientes ya que los bares confiaban en ellos.

“En la última década en Buenos Aires surgió un revival de esta modalidad, un poco para contrastar con una tendencia de mucha exhibición, y de los bares o restaurantes "vidriera" de la década anterior. Coincidente también con la moda "vintage" comenzaron a surgir restaurantes y bares a puertas cerradas. En este sentido fuimos uno de los precursores”, explicó Maite Elorga, manager del bar 878, que comenzó a funcionar en 2004.

“La idea para el ingreso nunca fue restrictiva o discriminatoria, sino un juego donde hay que tener la data o dirección”, señaló.

Pero no todos tienen la misma modalidad de acceso. Están los que exigen para ingresar una contraseña o, como en el caso de Frank’s, se trata de una clave que cambia semanalmente y que tiene que ver con personajes que en algún momento de la historia se destacaron, en su gran mayoría relacionados con el arte.

“Mes a mes descubrís una nueva temática. Los lunes damos la Pista I vía Facebook y la Pista II vía Twitter”, reveló Fernández.

Un factor diferencial con respecto a un bar tradicional es la coctelería. Si hay algo que define estos reductos es su barra premium con propuestas de autor y clásicos tragos de la época de alta calidad.

“Nuestros insumos son todos naturales y utilizamos frutas de estación creando la combinación perfecta en cada cocktail”, destacó Fernández, y agregó: “La idea es disfrutar de un espacio exclusivo y de la buena coctelería”.

Otro aspecto llamativo de estos lugares son las fachadas, algunas muy originales. En Frank’s, se ingresa por medio de una cabina telefónica y en 878, la puerta de madera parece de una vivienda más cuando en realidad esconde un lugar a pura actividad nocturna.

Uno de los últimos en abrir fue Florería Atlántico. A la calle, se ve un pintoresco local que vende flores, vinos y algunos discos de vinilo en cajas de madera. Pero una gran puerta de acero conduce a una escalera que lleva directamente al bar, escondido en una especie de sótano.

Paredes y techos originales, sin mampostería –sólo caños y roturas a la vista–; aun así, se convirtió en uno de los lugares del momento. Con Renato "Tato" Giovannoni al mando de la barra, logró ubicarse como un lugar de culto para los amantes del buen beber.

Fuente: infobae.com

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