miércoles, 17 de julio de 2013

Vivir entre edificios antiguos y sin zonas verdes aumenta el riesgo de muerte

Los vecinos de las zonas menos verdes de las ciudades, con edificios más viejos y donde viven principalmente trabajadores manuales tienen más riesgo de fallecer durante una ola de calor, según indica un trabajo publicado en la revista 'Journal of Epidemiology and Community Health'.

Para hacer el estudio, investigadores catalanes analizaron características socioeconómicas y urbanas del área metropolitana de Barcelona y la distribución geográfica de 52.806 defunciones producidas en las temporadas de calor entre 1999 y 2006 para especificar en qué áreas se observan los mayores riesgos de mortalidad durante las olas de calor que azotan las ciudades en verano.

"Estos mapas de vulnerabilidad pueden ser útiles para identificar zonas donde insistir en los planes de prevención", afirma Xavier Basagaña, investigador del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental de Barcelona y uno de los autores del estudio.

Entre las ocho variables sociodemográficas escogidas, cinco no mostraron una relación significativa con el número de muertes provocadas por el calor. Estos factores son el porcentaje de vecinos desempleados, de jóvenes con bajo nivel educativo, de mayores de 65 años, de chalets individuales y de casas sin aire acondicionado.

Sí se encontró relación entre las defunciones por calor y la proporción de vecinos empleados en trabajos manuales que habitan en la zona, la cantidad de edificios antiguos y la escasez de espacios verdes según la percepción de los vecinos.

Barrios con el doble de riesgo

Durante tres días consecutivos de calor extremo, se observó un aumento de la mortalidad media del 30%, mientras en las zonas que cumplían con las tres características -–pocas áreas verdes, edificios viejos y empleados en trabajos manuales-,– la mortalidad se duplicó.

"Esto es lo más sorprendente de nuestros resultados, que dentro de una misma ciudad existan áreas con el doble de vulnerabilidad al calor que otras", indica Basagaña.

El porcentaje de vecinos empleados en labores manuales se utilizó como indicador principal del nivel socioeconómico de la zona. Los otros indicadores estudiados, el nivel educativo y el desempleo, resultaron menos informativos por su relación con la juventud, que es menos vulnerable al calor, según consideran los científicos.

Los autores sugieren que las áreas con construcciones más antiguas pueden albergar mayor riesgo por un peor aislamiento térmico, y que la sorprendente falta de relación con la edad de la población podría ser reflejo de que 64 años es una edad de corte demasiado baja para notar el efecto.

"El entorno urbano puede tener una influencia en los efectos del calor, un hecho corroborado por otros estudios. Mejorar el aislamiento de los edificios es fundamental para depender menos del uso de aire acondicionado, y un buen uso de vegetación urbana contribuye a disminuir el efecto de las 'islas de calor' en las grandes ciudades", indica el investigador.

Sin embargo, Basagaña explica que durante la mayor parte del periodo de estudio aún no se habían implementado los planes de prevención de los efectos del calor sobre la salud introducidos en 2004. "Sería interesante ver si esas diferencias se han mantenido o se han reducido después de la introducción del plan", concluye el científico.
 
Fuente: elmundo.es

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