Toda gran ciudad tiene sus misterios y curiosidades. Y la gastronomía no es ajena a estas rarezas. Entre los miles de restaurantes que funcionan en Buenos Aires, algunos ofrecen propuestas originales, a veces tan originales que rozan lo extravagante. Restaurantes en los que la experiencia de comer vale más que la comida en sí misma.
Para Planeta JOY estos son 5 de los más curiosos. Si querés vivir una experiencia diferente, tomá nota y andá.
1. Comer sobre una mujer desnuda: L?Averno. El nyotaimori es una tradicional modalidad japonesa de comer sushi que se ofrece en ciudades como Los Angeles, Londres y Nueva York y ahora también en Buenos Aires. Consiste en servir piezas de sushi sobre el cuerpo de una mujer desnuda, para que su calor haga que rolls, nigiris y sashimis estén en su punto justo de servicio. L?Averno (un clásico para despedidas de solteros) es el primer lugar de la ciudad en tener su propio nyotaimori. Para que las chicas no se sientan excluidas, también hay bandejas masculinas. (Av. Corrientes 1632, Centro / T. 4371-1278)
2. Comer en la oscuridad: Centro Argentino de Teatro Ciego. Habrás oído hablar de cenas a media luz, pero nunca de cenar completamente a oscuras, como si estuvieras dentro de un baúl en el fondo de una caverna. Eso es lo que ofrecen en el Centro Argentino de Teatro Ciego: una cena sin ver, guiado por el olfato, el tacto y el gusto. La propuesta es un finger food de quesos, triángulos de masa filo y brochette de cerdo, entre otros, maridado con diferentes vinos. Mientras comés se representa una obra de teatro. Un plan ideal para parejas. Jueves y viernes a las 21 horas. Conviene hacer reserva previa. (Zelaya 3006, Abasto / T. 6379-8596)
3. Comer en un restaurante sin cocinero: Mido. En este restaurante coreano del Bajo Flores nadie atiende las hornallas. Sobre cada mesa hay una parrilla con brasas y un extractor de humo con tuberías de aluminio que suben hasta el techo. Junto con diferentes platillos (de ostras frescas, al tradicional kimshi, un repollo fermentado y picantón), el mozo trae un plato con langostinos, panceta y carne cruda y una tijera de metal para que cada uno corte en trozos lo que le venga en gana, y los haga vuelta y vuelta ahí mismo. No es un ambiente fashion tipo Palermo, sino algo más parecido a una estación de ómnibus. Pero a quién le importa. (Avenida Carabobo 1575, Bajo Flores / T. 4632-7111)
4. Cocinan las madres, sirven los alumnos: UGAB. Con los años el dato se hizo conocido, pero todavía hay muchos que no saben que la mejor comida armenia casera de la ciudad la preparan las madres del colegio Marie Manoogian. Cada viernes y sábado por la noche los estudiantes y sus padres montan un comedor en un inmenso salón de la UGAB (Unión General Armenia de Beneficencia) para juntar fondos y solventar el viaje de egresados a la tierra de sus antepasados. Imperdibles el hummus, las berenjenas, el taboule y los shish kebab. Todo es a pulmón: las madres y abuelas cocinan, y los chicos se calzan los delantales negros y ofician de mozos. También hay delivery, que funciona desde las 18.30. Podés llevar tu propio vino y no cobran descorche. (Armenia 1322, Palermo Soho / T.4773-2820)
5. En un galpón ferroviario: El Gato Viejo. Al costado de las vías del tren que llega a Retiro, a la altura de Avenida del Libertador y Suipacha, ingresando por un camino de tierra y adoquines funciona el atelier-vivienda- y también bodegón del artista del reciclaje Carlos Regazzoni. En este refugio gastronómico con aspecto de mercado de pulgas, los olores que emanan la cocina económica y los calderos de hierro recuerdan a la comida del campo, básica y sabrosa. No esperes mantel: todo es rústico. Se come lo que a Regazzoni se le antoje: empanadas, paella de maricos, cintas caseras acompañadas de un ragú de rabo de buey, calamaretis a la sartén. Siempre con mucho vino. Abre sólo los jueves, viernes y sábado por la noche. Conviene llamar antes al 4315-3663. Contra lo que pueda creerse, es un lugar de culto frecuentado por "gente bien", con espíritu bohemio-chic.
Fuente: lanacion.com
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