Las bases de la gastronomía paraguaya se centran especialmente en dos alimentos de raíz indígena: la mandioca o yuca (tubérculo de generosas raíces), y el maíz (cereal americano por excelencia), de los cuales se conocen distintas variedades, y se extraen diferentes usos en la alimentación.
El procesamiento de la mandioca da origen a la fariña, el typyraty y el almidón, tres productos distintos, utilizados en diferentes platos. La presencia de la mandioca en la mesa paraguaya abarca desde la cotidiana presentación de las raíces hervidas en sal para acompañar los platos, hasta el exquisito chipá, típico pan elaborado con almidón de mandioca, leche, queso y huevos, que constituye el centro de algunas festividades como la Semana Santa.
Asimismo, el maíz se somete a distintos tratamientos, desde el choclo tierno utilizado en el delicioso chipá guasú hasta la harina de maíz utilizada en platos tan diversos como la sopa paraguaya –la única sopa sólida que se conoce- o el borí borí, espeso caldo en el cual se echan bolitas de maíz con queso.
Otros elementos básicos de la cocina paraguaya más antigua son la batata, el poroto, la calabaza, el maní y el coco, así como las carnes de aves y animales silvestres. A estos se agregó en los tiempos modernos, de un modo tal que se volvió imprescindible, la carne vacuna, reina absoluta de los asados domingueros; en menor medida, las carnes de cerdo, pollo y pescado; y en menor medida aún, la de ciertos animales como la oveja.
Las comidas típicas paraguayas recorren un amplio muestrario dentro del cual conviven algunos platos antiguos como el mbeyú, la deliciosa tortilla de almidón de mandioca, aderezada con queso, y el puchero, de claro origen español.
De la extensa lista podemos extraer los nombres del jopara, el reviro, el locro, el arró quesú (arroz con queso al modo paraguayo), el lambreado, el pastel mandi’o, el payaguá mascada, el chicharö (chicharrón), el so’o yosopy (soyo), el caldo avá y el plenamente paraguayizado bife koyguá, suculento y jugoso bife acompañado de cebollas y huevos fritos. El quesú paraguái, queso elaborado al modo artesanal de los campesinos paraguayos, le da un toque especial a muchas de estas recetas.
Entre los postres típicos se pueden mencionar el kaguyjy (mazamorra), el kivevé, polenta dulce elaborada con el andaí y harina de maíz; el koserevá, dulce preparado con cítricos como el apepú; el ka’i ladrillo, dulce de maní presentado en pequeños bloques que recuerdan al ladrillo; el dulce de mamón; y el arró kamby, versión local del arroz con leche europeo.
Finalmente, no se puede olvidar el mate, infusión y ritual infaltable que inaugura cada jornada de los paraguayos, con sus poderes estimulantes que llegan desde el recipiente de porongo o palo santo, en el cual se echa la yerba mate (Ylex paraguayensis) y luego se vierte agua bien caliente, a través de una bombilla. El sabor y las bondades del mate pueden enriquecerse con diversas hierbas medicinales.
Las variantes del mate son el mate cocido, que se toma en una taza y puede mezclarse con leche, y el tereré, que se toma frío, y constituye una estupenda bebida refrescante para los largos y cálidos veranos paraguayos.
Las comidas típicas paraguayas, que hasta hace poco se desgustaban casi exclusivamente en los hogares –los restaurantes ofrecían solo algunos platos como la sopa paraguaya y el chipá guasú-, en los últimos años inspiraron la apertura de locales especializados, donde se puede disfrutar de un almuerzo o una cena paraguaya desde el primer plato hasta los postres, en ambientes decorados a tono, con la mejor artesanía del país.
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