martes, 1 de octubre de 2013

Se necesita más vino para poder adquirir insumos y alimentos

Una rentabilidad al límite es tema en cualquier charla de café entre los hacedores de la industria vitivinícola. Y aunque las comparaciones siempre son odiosas, bien vale ponerle números si de explicar la pérdida del poder adquisitivo del vino se trata. Pérdida que, según el caso llega a ser del 50% en comparación con 2012.

Empecemos por los alimentos. Si un productor vitivinícola pretendiera hoy comprar una cabeza de ganado bovino en el Mercado de Liniers (asobre un precio cercano a los $10,07 el novillo), necesitaría 3,64 litros de vino tinto, mientras que en 2012 eran 2,54 litros.

En cuanto al pan, la brecha es todavía más notable: si el año pasado para comprar un kilo en cualquier almacén de barrio tenía que vender casi 2 litros y medio de vino, hoy está obligado a comercializar el doble, de acuerdo a un estudio elaborado por la economista Florencia Gabrielli para el Observatorio de Economías Regionales.

De acuerdo al mismo análisis, frente a la leche la relación se atenúa al tomar como referencia un litro a precio mayorista y sin IVA. Con esa salvedad, igualmente hay diferencias: cuando en 2012 la equivalencia era 1 litro de leche = 800 ml de tinto, a esta altura de 2013 hay una paridad 1 a 1.

De agroquímicos al dólar blue


¿Cuánto vino necesita un productor para comprar o pagar insumos durante la campaña 2013-2014? La respuesta deja al descubierto un abismo de distancia, que sólo en costo promedio de agroquímicos es 30 veces el precio del vino pagado al productor, lejos de los 26 necesarios en el ciclo anterior. Sólo un botón como muestra.

La lista es extensa, y obviamente no se puede soslayar el costo de mano de obra para los productores. De acuerdo al informe, el jornal de un trabajador, si la moneda de cambio fuera sólo el vino, se incrementó un 30% interanual. "Son 59,37 litros de vino tinto o 66,39 de blanco para pagar un día de trabajo a un obrero común, sin antigüedad, mientras que en el mismo mes de 2012 requirió 44,99 o 60,16 litros, respectivamente", concluye Gabrielli.

Incluso el tipo de cambio es un parámetro útil. De hecho, mientras un año atrás un dólar blue valía para el bolsillo del productor tanto como más de 2 litros y medio de un caldo tinto, actualmente la relación roza los 3,70 por cada billete norteamericano en el mercado informal.

El costo de energía, otro tema

El factor energético es, como siempre, una variable de peso en la estructura de costos de la industria. Es por eso que, tal como lo hicieran la mayoría de las bodegas mendocinas hace tiempo, y apremiados por el fuerte impacto de las heladas de cara a la próxima campaña, productores y pequeños establecimientos de San Juan pidieron al ente regulador eléctrico de la provincia que se implementen contratos de potencia instalada por 3 meses.

Concretamente, el pedido se basa en "mecanismos de recontratación que son ineficientes y hacen que, en definitiva, se use la energía por 60 días y se pague la potencia instalada por un año", según señala la entidad en un escrito.

Su presidente, Juan José Ramos, deja expuesta una vez más la falta de rentabilidad como argumento, cuando afirma que "el vino, por su costo de producción, tiene un precio que resulta menor al que hubiese obtenido al vender la uva en forma directa".

El planteo tiene eco, con algunos matices, en Mendoza. Por su parte, el Centro de Bodegueros y Viñateros del Este mendocino espera ahora respuesta de la Secretaría de Energía acerca de revisar el Programa Energía Plus.

Según el gerente de la entidad, Mauro Sosa, "si bien logramos ajustar los contratos con las distribuidoras eléctricas, modificar lo sería un gran alivio porque reduciría los importes que actualmente se pagan por el consumo, con facturas que en ciertos casos llegan a ser el doble de lo que se consume realmente".

¿Se vienen más solicitudes? En tanto Edemsa rediscute vínculos con algunos de sus grandes clientes, desde el Ente Provincial Regulador Eléctrico (Epre) aseguran que "formalmente no hay nada".

La modalidad de contratación estacional de la potencia instalada alta trimestral (febrero-abril, es decir durante la mayor demanda por la cosecha) tiene ventajas y desventajas. Entre las primeras, el hecho de poder pagar el resto del año una tarifa equivalente al 25%; un punto en contra, el hecho de que un mínimo exceso del plazo acordado (ej. 3 meses y un día) implica sumar, aunque no sea demanda real, 2 meses en la factura.

"Por eso algunas bodegas, para no incrementar el costo, más que recortar plazos quieren acuerdos cuatrimestrales", explica el gerente de Edeste SA, Raúl Stasi.

Fuente: http://losandes.com.ar/notas/2013/9/29/necesita-vino-para-poder-adquirir-insumos-alimentos-740817.asp

Fuente: Area del Vino

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