El bacalao es un pesado blanco y, por tanto, posee un bajo contenido 
graso. Almacena sus reservas de grasa preferentemente en el hígado, 
empleado para la fabricación de aceite de pescado. Su carne es rica en 
proteínas de alto valor biológico y además posee una amplia variedad de 
vitaminas y minerales. Entre las vitaminas destacan las del grupo B, 
principalmente la B1, B2, B6 y B9. Todas ellas poseen importantes 
funciones y permiten el aprovechamiento de los nutrientes energéticos, 
es decir, de hidratos de carbono, grasas y proteínas. Además intervienen
 en procesos de gran trascendencia en el organismo como la formación de 
glóbulos rojos, la síntesis de material genético, el funcionamiento del 
sistema nervioso, etc. Sin embargo, en el bacalao el contenido de estas 
vitaminas es poco relevante si se compara con otros alimentos ricos en 
estos nutrientes (cereales integrales, legumbres, verduras de hoja 
verde, carnes en general). El bacalao también posee cantidades discretas
 de vitaminas D, E y A. Estas vitaminas (como todas las liposolubles) 
son almacenadas en el hígado de todos los animales, lo que convierte a 
este órgano en su principal fuente, especialmente el del pescado.
En relación con los minerales, destaca la presencia de potasio y 
fósforo. El potasio es un mineral necesario para el buen funcionamiento 
del sistema nervioso y la actividad muscular e interviene en el 
equilibrio de agua dentro y fuera de la célula, mientras que el fósforo 
está presente en huesos y dientes, interviene en el sistema nervioso y 
en la actividad muscular y participa en procesos de obtención de 
energía.
En comparación con el resto de pescados frescos, el bacalao posee un 
contenido en sodio elevado (89 miligramos por 100 gramos). Sin embargo, 
si se compara con otros alimentos ricos en este mineral como los quesos 
(500-1.000 miligramos por 100 gramos) o las propias conservas de pescado
 (500-800 miligramos por 100 gramos), se observa que la cantidad de 
sodio presente en el bacalao no es relevante.
El bacalao salado aporta cantidades extraordinarias de sodio -hasta 
8.100 miligramos por 100 gramos-, dado que se utiliza la sal como 
conservante, pero se pueden reducir a la mitad si se pone a remojo. Por 
tanto, las personas con hipertensión o con problemas de retención de 
líquidos pueden consumir bacalao fresco, y bacalao salado, siempre y 
cuando se desale exhaustivamente.
Fuente: pescadosymariscos.consumer.es 

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