En los últimos tiempos, en el mundo vitivinícola no abundan los anuncios de inversión.
En un contexto complejo por la pérdida de competitividad y los
problemas para hacer frente a los costos crecientes, gran parte de la
industria inició 2013 en una suerte de "piloto automático".
En este escenario bastante aletargado, la multinacional Nomacorc puso sus fichas en la Argentina y concretó una inversión inicial de 1 millón de dólares para levantar su primera planta en Latinoamérica, si bien el plan global contempla desembolsos por u$s3 millones.
Nomacorc es la compañía número uno en la fabricación de tapones alternativos del mundo.
Fundada en 1999 en Bélgica, la firma hasta ahora contaba con tres
plantas: una en ese país europeo, otra en China y una en Estados Unidos.
De este modo, el proyecto que acaba de concretar en la Argentina, más precisamente en la provincia de San Juan, implica la primera iniciativa en el terreno fabril en la región.
Desde la compañía hacen hincapié en tres aspectos centrales a la hora de explicar las ventajas de los tapones sintéticos para botellas de vino: son mucho más económicos que los corchos; aseguran que permiten un mayor control del intercambio de oxígeno,
dado que no hay tanta variabilidad como sucede con los fabricados a
partir del alcornoque y, por último, con un manejo cuidadoso, no transfieren defectos a los vinos, como sí sucede con los corchos naturales.
"La planta comenzó a producir el 21 de enero y ya alcanzamos el millón de tapones. Para nosotros es un verdadero orgullo, porque el objetivo es empezar a reemplazar importaciones
por producción nacional", se entusiasmó durante un almuerzo de prensa
Eduardo Casaubon, socio gerente de Insumos Andinos, firma que tiene la
distribución exclusiva de Nomacorc en la Argentina y uno de los
artífices del desembarco de la marca en el país.
"El proyecto de instalarnos en la Argentina lo habíamos comenzado a gestar en el 2008
y estuvo motivado principalmente por el crecimiento del negocio del
vino en la Argentina y por la difusión del uso de tapones sintéticos
tanto para vinos destinados al mercado interno como para el de
exportación", explicó el empresario.
"La producción de la planta instalada en San Juan sustituye importaciones, dado que hasta el momento nos abastecíamos de un 100% con tapones del exterior.
El alto costo de logística, capital inmovilizado, costos de almacenaje y
esencialmente riesgo en retener un stock de productos personalizados
aceleró esta decisión", amplió Casaubon.
Radiografía del proyecto
En la planta, que oficialmente quedará inaugurada la semana próxima durante un acto en el que participarán distintos funcionarios de esa provincia, fabricarán 4 modelos diferentes de tapones sintéticos que cubrirán el 90% de la demanda, mientras que el portfolio se completará con uno de alta gama que, por su tecnología, continuará siendo traído del exterior.
El objetivo del proyecto es abastecer en un 65% a la demanda local y el 35% restante exportarlo a países de la región.
El plan, según explicó el directivo "es proveer a bodegas de Chile, Bolivia -donde hay vinos de altura interesantes-, Uruguay y Brasil, mercado al que podemos acceder de la mano de tapones para espumantes, que estamos incorporando en nuestra cartera".
El negocio de los tapones sintéticos mueve millones en el mundo, y
también en la Argentina, uno de los principales productores
vitivinícolas a nivel mundial.
"En este momento estamos cubriendo el 10% de la demanda nacional, pero con importaciones. Con este proyecto, nuestro objetivo es alcanzar el 20% de share pero
en base a producción nacional, por eso es una iniciativa muy
ambiciosa", detalló el empresario, quien agregó que "actualmente
proveemos con nuestros productos a más de 150 bodegas argentinas, con el claro de objetivo de ir incrementando ese número".
Considerando que el mercado vitivinícola argentino cada año envasa unas 850 millones de botellas, el plan de Nomacorc es abastecer a las bodegas locales con cerca de 170 millones de tapones anuales.
Cabe destacar que, a nivel mundial, la compañía provee el 13% de los tapones utilizados a nivel mundial,
equivalente a unas 2.500 millones de unidades anuales de un mercado
total (incluyendo corchos naturales, aglomerados y sintéticos) cercano a
los 18.500 millones.
Costos y mayor control, los argumentos del fabricante
Las causas que explican por qué las bodegas se vuelcan progresivamente a este tipo de tapones están dadas por dos factores: costos y aspectos técnicos que hacen a la conservación de los vinos.
En primer lugar, en una industria que debe enfrentar cada vez mayores
problemas de rentabilidad y en la que cada centavo suma a la hora de
poner una botella en la góndola, los formatos sintéticos vienen ganando preferencias entre las bodegas locales.
Según explicó Casaubon, el millar de corchos elaborados a partir del alcornoque cotizan en el mercado a unos 500 euros.
Como contrapartida, los tapones sintéticos parten desde los u$s40 y
llegan a los u$s120 en el caso de los modelos de mejor calidad,
mostrando una clara conveniencia en lo que a costos se refiere.
A esto se agrega un cambio arancelario que, súbitamente, terminó
beneficiando a la compañía. Sucede que, a fines de enero, el Gobierno
nacional decidió elevar del 10% al 35% los aranceles de importación de
un centenar de productos, entre los que se encuentran derivados de la
madera, como corchos y tapones aglomerados. Estos últimos son los que
compiten con los sintéticos.
La medida ya está vigente y obedece a un permiso acordado con los
países del Mercosur en diciembre del 2011, en una cumbre de Jefes de
Estado en Montevideo donde Argentina y Brasil decidieron incrementar los
niveles de protección a sus industrias.
En este contexto, el directivo aseguró que "esto nos da más competitividad. De hecho, apenas se conoció la medida, empezamos a recibir pedidos de cotizaciones de varias bodegas".
Respecto a la percepción que existe en relación a este sistema de tapones, el empresario aseguró que "todavía subsisten algunos prejuicios en la industria respecto a las alternativas sintéticas que nos estamos encargando de desterrarlos".
En este contexto, el empresario destacó el hecho de que "ya estamos tapando con nuestros productos vinos de hasta $100, lo que demuestra que está habiendo un cambio de percepción respecto a este sistema de cierre".
"Durante mucho tiempo hubo un tabú con este tipo de tapones. Hay una
tradición de que los vinos de alta gama tienen que llevar sí o sí
corcho, pero nosotros estamos demostrándole a las bodegas,
con pruebas técnicas, que este sistema es una excelente opción para que
el vino llegue a las góndolas tal cual quieren los enólogos", completó
el directivo.
De este modo, hizo referencia al segundo argumento que están
esgrimiendo a la hora de captar la atención de bodegueros, enólogos y
consumidores: "Lo que nosotros en definitiva vendemos es manejo de oxígeno".
"Contrariamente a lo que se cree, el tapón sintético no es totalmente
hermético. Por el contrario, cada uno de los modelos tiene una tasa de permeabilidad.
Y si uno sabe jugar con esa tasa de oxígeno, entonces puede lograr que
el vino vaya evolucionando en la medida de lo planificado. Por eso lo que vendemos es tecnología", acotó el directivo.
Por Juan Diego Wasilevsky - Editor de Vinos & Bodegas - juandiego@iprofesional.com
Fuente: iprofesional.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario