Después de haber presentado el tema en el post anterior sobre ejercicio físico y osteoporosis en este caso nos centraremos en enumerar y explicar algunos de los beneficios del ejercicio físico como medida de prevención y tratamiento de la osteoporosis.
El ejercicio físico en la osteoporosis es un pilar 
básico que no hay que olvidar en favor de otros tratamientos (médico, 
farmacológico…) sino que es un elemento más que hay que incluir en un 
tratamiento global para conseguir reducir los daños producidos por esta 
enfermedad.  
Beneficios del ejercicio físico en la osteoporosis
A nivel muscular: Estimula el desarrollo muscular, lo cual 
repercute en la remodelación del hueso, que se hace más resistente, 
preparado para resistir esfuerzos y tensiones. Además, una musculatura 
potente actúa protegiendo al hueso ante golpes o caídas.
A nivel articular: El ejercicio físico estimula la 
movilidad articular, lo cual hace que la persona esté más preparada a 
responder ante situaciones como desequilibrios, evitando la caída.
Equilibrio y coordinación: El ejercicio físico hace
 que la persona esté más preparada a responder a estímulos inesperados. 
En el ejercicio físico se trabaja fuerza, resistencia, equilibrio y 
coordinación, lo cual ayuda a que el cuerpo esté activo y preparado, 
siendo menos propenso a sufrir caídas y teniendo mayor aguante en caso 
de que se produzcan.
A nivel mental: Está más que comprobado que la 
actividad y el ejercicio ayudan a que la persona se encuentre más ágil a
 nivel mental. Esto sobre todo es importante en edades avanzadas, ya que
 habilidades como equilibrio y coordinación dependen mucho de 
capacidades mentales, pero es necesario que se entrene desde la juventud
 para conseguir los mejores resultados.
A nivel social: Un riesgo de la osteoporosis es 
sufrir una caída en el domicilio que provoque una fractura y que no haya
 nadie cerca para atender a esa persona. Una persona activa, saludable, 
que se relacione con otras personas, aumenta su red de conocidos, lo 
cual, además de servir de apoyo y estímulo, puede ser vital en caso de 
emergencia. La persona es un todo, y las relaciones sociales también 
ayudan a minimizar las consecuencias negativas de un accidente.
Ejercicio como medida preventiva de la osteoporosis
Por todo lo dicho, hay que tener muy claro que la osteoporosis no se
 previene a los 50 años, cuando el médico nos dice que en las pruebas 
aparecen indicios de la enfermedad, sino que hay que prevenir la osteoporosis desde la juventud.
La alimentación que tengas de niño, joven y adulto joven es la que 
va a hacer que tu organismo esté en forma cuando te hagas mayor. Tomar 
calcio cuando ya empieza la osteoporosis está demostrado que no reduce 
significativamente el riesgo de fractura. Hay que empezar a prevenir 
desde la escuela.
Una persona habituada al ejercicio, actividad al aire libre y otros 
hábitos saludables va a llegar más preparada a la edad en que la 
osteoporosis pueda empezar a dar problemas. No solo porque el ejercicio 
ayude a mantener la densidad ósea, sino porque una persona acostumbrada 
al ejercicio tiene menos tendencia al sedentarismo, y posee mejor 
equilibrio, coordinación y otros recursos para al menos reducir el impacto de enfermedades como la osteoporosis.
Ejercicio como tratamiento de la osteoporosis
Esto no quiere decir que no se pueda hacer nada una vez que ya se es
 mayor, se ha tenido una vida sedentaria y te dice el médico que tienes 
osteoporosis.
Si bien la prevención es mucho más eficaz cuando se hace desde 
jóvenes, una vez que ya empieza la enfermedad todavía se puede hacer 
mucho por reducir los efectos negativos que produce.
Hay que tener claro: medicamentos, dieta (aporte de leche, calcio, 
vitamina D…) por sí solos no mejoran significativamente el problema. La 
densidad ósea subirá, pero no lo bastante como para reducir el riesgo de
 fractura.
El ejercicio físico tendrá que ser apdaptado a las necesidades de cada persona, trabajando sobre todo fuerza muscular así como equilibrio, coordinación y movilidad articular.
Conclusión
La osteoporosis es una enfermedad que ataca de forma silenciosa, 
afectando a un gran número de hombres y mujeres, y con consecuencias muy
 limitantes si se producen fracturas, por lo que es vital un cuidado de 
la persona (ejercicio físico, hábitos saludables, alimentación, entorno 
social…) para hacer que las consecuencias negativas desaparezcan o, al 
menos, sean mínimas. 
Fuente: vitonica.com 

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