Entre el 11 y el 15 de este mes se celebra la semana mundial de un alimento probadamente noble.
Hubo
un tiempo en que se aconsejaba consumir poco huevo o en forma limitada.
Las recomendaciones para quienes tenían colesterol alto, se extendieron
erróneamente a toda la mesa familiar. La ciencia de la salud reubicó
los conceptos y actualmente se sabe que no hay que eliminarlo de los
menús semanales: es un alimento noble, apto para todas las edades y se
puede comer como cualquier otro (con limitaciones acordes a las
recomendaciones médicas que se hagan para cada caso en particular).
En
la mayoría de las heladeras nunca faltan huevos y quienes los pueden
consumir coinciden en que son ricos, dan color a las ensaladas, definen
espumosamente las omelettes, otorga volumen a los soufflés, acompañan a
la repostería y son una solución express cuando es necesario resolver
rápidamente la cena.
La licenciada en nutrición Romina Sayar, del Centro
de Información Nutricional de la Cámara Argentina de Productores
Avícolas, señala que los huevos blancos y los de color contienen las
mismas cualidades nutritivas y de sabor, aportan nutrientes de la más
alta calidad y gran variedad de vitaminas y minerales.
Se
clasifican en: extra grande, grande, mediano y chico. Esta
clasificación la toman en cuenta especialmente los pasteleros y
reposteros, quienes consideran al huevo en tanto líquido y no por
unidad.
Conviene
no lavarlos antes de conservarlos en la heladera porque la cáscara es
porosa y está recubierta por una película que si se moja se elimina,
perdiendo su función protectora. Si hay suciedad adherida, removerla con
un cepillo seco.
No desechar los que tienen una manchita roja: se la puede retirar con una cucharita.
Se
conservan fuera de la heladera cuando la temperatura no supera los 15º.
En caso contrario, hay que mantenerlos dentro de ese electrodoméstico.
1. No es fresco
Cuando la clara se desparrama y la yema parece líquida.
2. Es fresco
Si la yema se mantiene turgente y la clara firme y adherida a su alrededor.
3. Torta Paraiso (un clásico)
Batir
6 yemas con 6 claras, incorporar de a poco 200 g de azúcar y esencia de
vainilla. Agregar 150 g de fécula de papas, 200 g de harina y 150 g de
manteca derretida. Hornear en tortera enmantecada y enharinada por
aproximadamente una hora.
Fuente: lanacion.com
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