martes, 19 de octubre de 2010

Secretos del champagne más famoso del mundo


Champagne sólo en La Champagna, los demás pueden ser excelentes espumantes. Ese es el claro concepto que remarca el primer enólogo de Moët & Chandon, la más famosa y prestigiosa del mundo en la producción de esta bebida.

A unos cinco minutos de la estación de trenes de Epernay (a 40 minutos de París, Francia), está ni más ni menos que la productora de los mejores champagnes del mundo, la emblemática e histórica Moet & Chandon, la cual produce botellas top como los que llevan su nombre y los aún más exclusivos Dom Perignon.

Con un edificio de al menos una manzana, Moët concentra sus oficinas, salas de wine shop, visitas y degustaciones. También sus cavas y galerías subterráneas: túneles que la recorren por 28 kilómetros, aunque suene exagerado.

Al caminar tan sólo unos metros por uno de los corredores, en sus muros lucen los retratos familiares de la familia Moët, desde su mentor Claude Moët -quien en 1743 funda oficialmente la bodega- a sus hijos y futuras generaciones que llevaron a la empresa familiar a traspasar fronteras y continentes.

Nos deslizamos por las escaleras y nos internamos en la penumbra y baja temperatura de las galerías, en las que se percibe un clima único, en un profundo silencio y el reflejo de las diminutas luces que alumbran los pupitres en los que descansan las botellas de champagne de las colección privada de la familia, con botellas que llevan ahí décadas.

Luego del recorrido por los túneles, de conocer un poco la historia, la elaboración y el desarrollo de esta empresa -que además de su casa madre francesa posee cuatro bodegas en el mundo: Australia, California, Brasil y claro está, la de Mendoza-, es el momento del encuentro con el número uno de la bodega: Benoît Gouez. El Chef de Cave, es decir enólogo principal de Moët & Chandon, tiene a cargo 11 profesionales del vino.

Este francés especializado en champagne y que ha recorrido el mundo -el año pasado estuvo en la filial de Mendoza degustando los espumantes made in Argentina- nos acompaña a la cava histórica, en la cual realizamos la cata de cinco botellas (Línea Imperial), de las cuales dos aún no salían al mercado: se trata del Moët & Chandon Imperial vintage 2002 y el 1992.

El maestro prueba cada botella y consulta acerca de la percepción. Da el visto bueno para que su asistente sirva y hace alguna que otra descripción sobre sus características, aunque sostiene que no le gusta hablar de los aromas y sabores, ya que cree que se muy subjetivo y prefiere que lo haga cada catador.

Uno por uno

El orden de la degustación comienza con los Imperial brut. Para dar una idea del estricto control de calidad del producto, Gouez recuerda que esta gama debe conservar los mismos aromas, sabores y consistencia cada año. Para esto se conservan añadas de dos o tres vendimias anteriores, para mantener las mismas características a la hora del blend . Pueden variar levemente los porcentajes de las variedades, pero estas se mantienen entre Pinot Noir, Chardonnay y Pinot Meunier.

Los vintage (botellas que llevan la fecha de cosecha) salen solo cuando las uvas son excepcionales, por lo cual no se encuentran de todas las añadas, sino de las mejores; esto está muy ligado al clima, a los años de mejores condiciones para las uvas.

Sin embargo, el conocimiento y paladar del Chef de Cave es vital. Por ejemplo, el 2003 ya había salido a la venta, pero no el 2002, ya que aún no lo convencía, según nos cuenta. De esa forma se comercializó primero el 2003 hasta que en estos días ya está disponible el top 2002. A la par se ofrece el 1992, una joya, que tiene otro carácter, otros aromas dados por la crianza y se conseguirá por unos 90 euros.

Marcando tendencias

Hay una detalle que vale tener muy en cuenta: cuando son ofrecidos al consumidor es porque están en su mejor momento para ser bebidos. “No se trata de vinos que se compran y se dejan envejecer en casa para que mejoren”, aclara el especialista.

A pesar de ser una casa histórica, Moet tiene muy en cuenta el gusto del consumidor.Hace tres años decidieron incorporar a su portfolio una versión rosé de su champagne. Este blend alcanzó tal aceptación que hoy por hoy está entre los más vendidos de la empresa. Sin embargo Gouez cree que no estamos frente a una moda, ya que el burbujeante rosado mostró un pico en determinado momento y ahora tiene sus seguidores.

Así sea rosado, brut, nature... esta bebida es desde hace siglos un clásico. Y con el nombre que se permite en cada país: champagne, cava, espumante, sparkling wine, en todo el mundo hay una versión de las burbujas.

Fuente: losandes.com.ar

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