lunes, 4 de enero de 2010

Generalidades del vino en Argentina .....


La República Argentina, ubicada en el extremo sur de América, posee una extensa superficie territorial de 2.766.889 km. y un relieve muy variado.

Tiene como límite occidental la Cordillera de los Andes, que en Argentina alcanza las mayores altitudes en el continente. El Cerro Aconcagua, ubicado en la provincia de Mendoza es el pico más alto de América.


La amplia zona dedicada a la vitivinicultura, constituye una extensa franja con pendiente variable, ubicada al oeste del país, al pie del macizo andino, desde los 22° de latitud sur, hasta aproximadamente los 40° de latitud sur, abarcando toda la zona templada.

Esta gran amplitud en latitud norte-sur, combinada con la topografía de los numerosos valles andinos incluidos en la misma, condicionan grandes variaciones ecológicas que posibilitan la clasificación de regiones vitícolas bien demarcadas.

Esta diversidad de condiciones climáticas, permite el cultivo en cada región de las que resultan más adecuadas, por sus exigencias y características, desde el punto de vista climático y enológico.

En la mayor parte de la franja señalada, las altitudes son variables entre los 500 y los 1.500 m sobre el nivel del mar.

La Cordillera de los Andes influencia de manera decisiva el clima de buena parte del territorio argentino y principalmente de su zona vitivinícola. El cordón montañoso, determina que las masas de aire húmedo provenientes del océano Pacífico descarguen su humedad sobre territorio chileno y si penetran en nuestro país, el aire es seco y caliente, como es el caso del viento Zonda.

Los frentes húmedos que se desplazan desde el océano Atlántico arriban esporádicamente hasta el pedemonte andino.En general, las precipitaciones se producen principalmente en el litoral, alcanzando hasta las laderas orientales de las sierras de las provincias centrales y del noroeste.

Por ello, el clima de la zona vitivinícola es, en general, de carácter continental, semidesértico con estación invernal seca, templado o templado frío, con precipitaciones en el período estival, que varían entre 100 y 300 mm anuales, pudiendo alcanzar en algunos lugares los 400 mm de Iluvia al año.

Sin embargo las precipitaciones invernales en la Cordillera son importantes como reserva de agua.La humedad relativa es baja, lo que sumado a la escasa precipitación, constituye una condición excepcional para la calidad y el estado sanitario de las uvas, evitando el desarrollo de enfermedades criptogámicas.

Los productos vitivinícolas argentinos son naturales y libres de residuos de pesticidas.Las temperaturas apropiadas y una gran heliofanía durante todo el año permiten que las distintas variedades de vid cultivadas puedan completar perfectamente su ciclo vegetativo, alcanzando sus frutos madurez industrial y niveles de calidad óptimos. Dado que la vid es una especie criófila, las temperaturas invernales bajo cero resultan muy convenientes para su reposo vegetativo. La ocurrencia de heladas tardías o tempranas es un factor climático limitante en determinadas regiones.

Otro factor adverso a la vitivinicultura lo constituyen las tormentas de granizo, que en algunas localidades producen la pérdida de parte de las cosechas.Los suelos, en general, son de gran aptitud para el cultivo de la vid. Dada la extensión de la zona vitivinícola argentina, presentan diversas características, desde arenosos a arcillosos, con predominio de los suelos sueltos y profundos. Edafológicamente jóvenes, de origen aluvional (aluvial -coluvial), formados por el arrastre de material por el agua de los ríos, por la acción del viento y por los derrubios coluviales de las formaciones montañosas. Son suelos de reacción alcalina, ricos en calcio y potasio y pobres en materia orgánica, nitrógeno total y fósforo.

Los valores de pH son por lo general próximos a 8. Las escasas precipitaciones obligan a que los viñedos se desarrollen irrigados por una compleja red de canales que distribuyen el agua proveniente de los deshielos cordilleranos que forman ríos de régimen irregular, cuyas crecidas estivales son captadas y almacenadas por medio de embalses y otras obras hidráulicas. Al aprovechamiento del agua superficial debe añadirse la captación de agua subterránea. La irrigación artificial permite que la provisión de agua al viñedo pueda efectuarse en los volúmenes y épocas más apropiadas, conforme al estado vegetativo de las vides y a la calidad que se busca obtener. El riego se realiza por diversos sistemas: por surcos, a manto, por goteo.

El riego ha posibilitado además la forestación de los canales que bordean calles, caminos y rutas que con sus túneles de verdes frondas dan al paisaje una fisonomía peculiar y tal vez única, permitiendo atemperar los rigores estivales y confiriéndole características de verdaderos oasis dentro de una región extremadamente árida. La Zona Vitícola Argentina puede ser dividida en tres regiones bien diferenciadas por sus características ecológicas netamente definidas y la diversidad de sus suelos: la Noroeste, la Centro Oeste y la Sur.

Representa el 91,34% de la superficie con viñedos del país. Se extiende desde los 29,5° a los 36° de latitud sur.El cultivo de la vid en esta región se realiza a altitudes que superan los 500 metros sobre el nivel del mar. En ella se pueden distinguir dos subregiones: Mendoza y San Juan, con características bien diferenciadas.

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