lunes, 28 de diciembre de 2009

Servicio de la sidra ......


La sidra natural tradicional es un producto delicado y por tanto un buen servicio constituye la garantía final de calidad del producto.

Existen cuatro importantes factores que un buen servicio debe cuidar:

La conservación: La sidra natural no tiene fecha de caducidad, pero el producto, después del embotellado, sufre una continua evolución que depende del tipo de sidra. En general, la sidra mejora sus condiciones en las primeras semanas siguientes al embotellado, llegando a un momento óptimo, a partir del cual comienza a perder paulatinamente sus cualidades.


La conservación en lugar fresco evita inesperadas alteraciones de la sidra, y alarga el periodo de vida de la misma. (Mucho mejor cuanto más cercana sea la temperatura de conservación a la de servicio).

La temperatura: Una vez que se va a proceder al servicio ha de observarse la botella, si hubiera sedimentos en el fondo de la misma es conveniente agitarla enérgicamente y dejarla reposar, asimismo se observará la temperatura de la misma. Puede ser conveniente enfriarla, para ello son buenos los métodos de enfriamiento lentos, para que la sidra no sufra un salto térmico muy brusco (Inmersión en agua con hielo, o cámaras especiales a temperatura controlada). Lo más importante es que la temperatura final se sitúe entre los 12 y los 14ºC, dependiendo de la época del año y de los gustos del consumidor.

El escanciado: El escanciador debe tomar la botella con un mano, sujetarla sobre la parte intermedia de la misma y elevar el brazo. Con la otra mano, se toma el vaso con los dedos pulgar e índice, sujetando con el meñique y el anular el tapón que previamente se ha quitado de la botella. Este brazo debe de estar estirado hacia la parte baja del cuerpo. La postura no debe ser excesivamente rígida, sino natural. La botella y el vaso se deben situar preferentemente centrados con respecto al cuerpo. El vaso no se pone vertical, sino oblicuo, para que la sidra "rompa" contra el borde, y se pueda apreciar bien el comportamiento en vaso. Una vez echado el "culín o culete" (de unos 125-130 cl.) se levanta lentamente la mano que toma el vaso y se ofrece para el consumo. De una botella se deben obtener 5 ó 6 culetes.

Su consumo: El consumidor sujeta el vaso de sidra con los dedos índice y el pulgar, sosteniendo el vaso con el dedo corazón, lo acerca a los labios y bebe de forma continuada, sin hacer paradas, dejando al final un pequeño resto de sidra que se desecha.

Degustacion:

El color puede presentarse dentro de un abanico de tonalidades muy amplio y en todo caso aceptado. Además puede darnos información acerca del método de elaboración, composición de la sidra o la edad de la misma.

El Gas no puede ser excesivo. Hay que recordar que no se trata de una sidra espumosa. En la mayoría de los casos, este tipo de sidras presentan una ligera cantidad de gas endógeno que discretamente realza la frescura de la sidra.

Estas sidras no han de presentar turbidez. Han de ser perfectamente límpidas, translúcidas y brillantes.

A continuación, en la fase olfativa y a copa parada, se puede percibir una diferencia fundamental con respecto al producto tradicional, la intensidad aromática. Se admiten como muy positiva una intensidad media o alta. La baja intensidad aromática es un defecto en estas sidras.

Agitando la copa, se captan todos los aromas existentes. El perfil aromático está configurado por aromas varietales y fermentativos. Matices frutales y florales principalmente. Si la sidra se somete a fermentación en barrica o a crianza, encontraremos un surtido más complejo de aromas. La acidez “volátil” es siempre un defecto en la sidra natural “de nueva expresión”. En vía retronasal, se valora un aroma franco y persistente.

Pasamos a la boca y recordamos que estas sidras se consumen “a trago corto” y sin escanciar. La graduación alcohólica se sitúa entorno a los 6º y por lo tanto, siempre nos encontraremos con un producto “ligero”. Para suplir la “plenitud en boca” conseguida con el escanciado, la acidez y el amargor suelen ser más elevados. En este caso, el sabor dulce no es defectuoso y puede jugar un papel importante en el equilibrio final de la sidra. Las mejores sidras naturales de “nueva expresión” presentan finalmente un retro gusto prolongado y fino.”


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