
Tres son los motivos de que este producto sea de los más caros: el primero, la leche de 4 diferentes razas de ovejas criadas sólo para la producción del queso,(la Lacune, Lorzac, Segola y Causses); el segundo, el proceso de análisis que científicos llevan a cabo para lograr los puntos deseados de añejamiento y la utilización de las bacterias responsables del sabor; y tercero, las condiciones ambientales de Causse de Cambalou, que la ciencia no ha podido igualar.
En la fabricación del queso Roquefort intervienen una serie de reacciones químico-biológicas. La montaña de Causse tiene grutas en contacto permanente con el exterior, con corrientes de aire que presentan humedad y esporas de la fauna característica de ese lugar.
El ingrediente principal, después de las cuatro leches de ovejas, es una bacteria conocida como Penicillium roquefortii, la cual es esparcida cuidadosamente sobre el cuajo, quedándo preparado para ser llevado a las grutas donde madurará lentamente.
 El                              fenómeno Roquefort arranca en la era jurásica,                              hace unos 200 millones de años, con el hundimiento                              de la montaña Combalou. Esta convulsión                              de la naturaleza crea un entorno geológico                              único para lo que más tarde seria el                              queso Roquefort. Se forma entonces el actual macizo                              rocoso con las cuevas naturales que influyen en la                              curación del queso Roquefort y que lo han convertido                              en un símbolo gastronómico en todo el                              mundo.
                       
                          El Macizo de Combalou es geológicamente excepcional.                              Se trata de un acantilado comparable a una esponja,                              con cuevas y ramificaciones internas por donde circula                              el aire a una temperatura constante y con una capa                              de agua en el subsuelo procedente de las lluvias que                              caen sobre las mesetas.
                       
                          La ventilación subterránea es una de                              las claves del microclima que existe en el interior                              de las cuevas, regulando de un modo natural a lo largo                              de todo el año las cargas de frío y                              humedad acumuladas en la masa rocosa.
                       
                          El microclima natural de la montaña Combalou,                              que se extiende a lo largo de 2 km. De largo por unos                              300 de ancho y otros 300 de profundidad, es uno de                              los aliados naturales de la curación del Roquefort.
Primeros vestigios: 3,500 años antes de Cristo
                              Los primeros vestigios de elaboración quesera                              en la región, caracterizada por una excepcional                              cabaña ovina, se remontan al año 3,500                              antes de Cristo. De esa época datan los restos                              de queseras encontradas. De la era romana, 76 años                              después de Cristo, se conservan los escritos                              de Plinio el Viejo de su "Historia Natural",                              que confirman la existencia del un "queso de                              fuerte sabor, muy apreciado en Roma".
                       
                          Las referencias históricas alcanzan mayor numero                              a partir del siglo VIII, cuando el Emperador Carlomagno                              se convierte en su primer prescriptor y seguramente                              en su primer consumidor famoso: a finales de cada                              año recibía en su palacio de Aix-la-Chapelle                              varios cargamentos del queso que le fascinaba. 
También los reyes venerarían al Roquefort: Carlos VI, Francisco I, Enrique II, Luis XIV y Luis XV tuvieron gran influencia en el desarrollo de este producto y proclamaron escritos para proteger su producción. De algún modo fueron pioneros, cada uno en su época, de una denominación de origen y favorecieron que el Roquefort se considerara posteriormente como " El queso de los reyes " y " El rey de los quesos ".
EL 31 de agosto de 1666 el parlamento de Toulouse decreta que " solo los habitantes de Roquefort tienen la exclusividad del curado del producto. Solo existe un Roquefort y es el que se cura en Roquefort desde tiempos inmemoriales en las cuevas de este pueblo". Las bases de una D. O. Protegida legalmente se habían puesto.
La ley francesa que oficialmente creaba lo que actualmente conocemos como Denominación de Origen data del 26 de julio de 1925.
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