martes, 29 de septiembre de 2009

La edad de las vides y la calidad de los vinos

Es dicho popular aquello de que los vinos mientras más pasa el tiempo, mejor resulta su calidad, lo cual no es válido para todos los vinos. Pero ¿cómo influirá el tiempo y la edad en las parras, en las vides, en su calidad y concentración que después traspasaran a los vinos? La edad es algo que raramente está en sintonía con la belleza, no así en los vinos, y mucho menos en las vides, escribió recientemente en el Financial Times el wine writer inglés Andrew Jefford.

Su nota al respecto resalta los beneficios que tiene el paso del tiempo en las parras, dando frutos de mejor calidad y concentración. Y en base a eso escribe sus comentarios tras pasar algunos días en Mendoza degustando vinos de bodegas con añosos viñedos.

Quisimos abordar el tema de la edad-calidad de las parras recogiendo la opinión de enólogos y especialistas, quienes en general confirmaron que la edad de las vides tiene gran influencia en la calidad y concentración de la fruta, aunque existen algunas condiciones.

Ante la consulta: ¿Influiría positivamente en la calidad del vino el hecho de hacerse con uvas de parras longevas? , la enóloga Irene Paiva, que ahora tiene su propio vino “i latina” y una pequeña bodega señaló: “Sí influye, desde la quinta o sexta producción de uvas, las plantas y su calidad se van estabilizando, los primeros años son mas disparejos, a veces muy buenos, otras veces más bien pobres.


“Las parras con varias décadas encontraron equilibrio, son menos productivas y generan racimos con bayas de menor diámetro. En Chile son de pie franco y sin incidencia del portainjerto. Tiene la autenticidad del cepaje original” afirmó el enólogo Klaus Schroder, socio-propietario de la viña Alta Cima.

La enóloga Adriana Cerda nos dijo que “las parras son como las personas. Son la misma cosa pero únicas”, y la calidad del vino producido con uvas de parras longevas dependerá de la variedad, el suelo, el clima.


Ya el enólogo argentino Roberto de la Mota, de la bodega Mendel Wines, afirmó que “en realidad si creo que la edad del viñedo tiene una influencia cualitativa importante. Sin embargo cabe aclarar que no es una condición que por si sola asegure un mínimo cualitativo determinado”. “Resulta que existen muchos otros factores que son muy importantes como el equilibrio general de la planta, la relación de cantidad de hojas y rendimiento en uvas o mejor la superficie foliar expuesta al sol y la cantidad de producción, el estado de ese follaje, el estado sanitario y fisiológico de la planta, etc., etc”, explicó. “Sin embargo contando con viñedos de condiciones similares y donde la diferencia resulta de la edad del mismo, sí creo que el viñedo más viejo tiene elementos o factores que influyen muy positivamente en la calidad”, agregó Para el editor de la revista Vitis Magazine, Eduardo Brethauer, “la edad es importante pues, al igual que los hombres, las parras son más sabias: sus raíces son más profundas y tienen una mayor capacidad para absorber agua, minerales y otros elementos; son más equilibradas en su relación fruta/vegetación y necesitan una menor intervención de la mano del hombre; son menos productivas, por lo tanto sus frutos son más concentrados; y están más arraigadas en su terruño, acostumbradas a sus cambios y humores”.


Ya el periodista de vinos y gastronomía argentino Fernando Vidal Buzzi, también considera que la edad de las parras sí influye positivamente en la calidad de los frutos y vinos, “aunque depende del cepaje y de lo que se entienda por longevidad. en todo caso las muy jovencitas (3/5 años) no tienen la misma calidad que las de 12/20 años”.


Ya ante la pregunta si ¿Necesariamente parras con más de cinco décadas de vida dan frutos de calidad?, Irene Paiva dijo: “No necesariamente, depende de la variedad, lugar y como lleguen a esa edad. Si llegan sanas y con producciones balanceadas, en buena zona-variedad, sí, son una exquisitez”.


“Las parras con mas de 50 años, sanas y bien cuidadas dan mejores vinos. No quedan rastros de esa pubertad verde, impetuosa y vegetal que en su vigor descontrolado traspasa gustos muy ‘chúcaros´”, señaló Klaus Schroder.

Adriana Cerca nos dijo que “cuando la parra ha vivido 60 años y ha resistido y se ha seleccionado para seguir viviendo, como el carignan de secano en suelos mineralizados y clima fresco, da vinos maravillosos”.


“El caso es que a medida que transcurren los años las vides siguen profundizando su sistema redicular, explorando mayor volumen de suelo. Al llegar el sistema redicular a mayor profundidad son menos sensibles al stress hídrico o a períodos de sequía importantes. Las plantas viejas tienen mayor cantidad de reservas en sus raíces y troncos. Por otra parte las plantas con mayor edad equilibran mejor su producción, sus yemas, si bien conservan su fertilidad, esta es menos importante y menos variable en los años”, sostuvo Roberto de la Mota.

Ya Eduardo Brethauer considera que no necesariamente parras longevas dan buenos vinos. “Depende de muchos otros factores, como sanitarios, cepajes, suelos, manejos (la poda es fundamental), etc. Hay excelentes viñedos de 30 años y muy malos de 80. Además las parras no son eternas... sus frutos van decreciendo con los años y las parras llegan a un punto en que no pueden entregar más y el negocio simplemente no es rentable”.


Opinión muy similar tiene Fernando Vidal Buzzi: “No necesariamente, pueden dar muy buenos y muy malos vinos, depende del cuidado, del cepaje y de la región”.

Otra consulta que hicimos fue ¿Qué pasa con parras nuevas en base a cuyos frutos hay pequeñas viñas y bodegas que están haciendo muy buenos vinos?


Irene Paiva señaló que “mMuchas veces los primeros años de producción son ya una muestra del gran potencial de una variedad-zona. A veces, me quedo con la impresión que del tercero al quinto año de producción son los mas bajos en calidad, es como una adolescencia de las plantas, en que los equilibrios no se dan muy fácil. Las primeras producciones son de carga muy limitada y con mucha iluminación, tienen un mejor equilibrio y a veces uno se sorprende de la calidad que son capaces de dar”.


“Viñedos jóvenes pueden tener algunas virtudes en el sombreamiento que aporte vegetalidades atractivas en el Sauvignon Blanc (ruda, ají, etc.). Las parras longevas en total igualdad de condiciones superaran a las que tengan años menos (Cepajes Tintos de Carácter)”, dijo Klaus Schröder.


Ya Adriana Cerda sostuvo que “En mi experiencia con parras jóvenes de 4, 5, 6 años se pueden obtener buenos vinos, pero grandes vinos sólo cuando la parra ha vivido varios años en un suelo y clima especial”.


“Las parras nuevas pueden dar muy buenos vinos si están plantadas en los lugares que corresponde (por ejemplo, cabernet en suelos aluviales o de transición aluvial / coluvial, pobres, con piedras en su perfil y un cierto porcentaje de arcilla para retener el agua; plantados en una zona cálida (no tórrida) y con una buena oscilación térmica). Sin embargo, las parras jóvenes son más vigorosas y hay que regarlas más para que desarrollen su sistema radicular y finalmente encuentren su equilibrio. Por lo tanto, los manejos tienen que ser mucho más frecuentes y puntillosos (por ejemplo, hay que chapodar bastante y botar mucha fruta para lograr una buena madurez y concentración frutal)”, afirmó Eduardo Brethauer. En su particular estilo, Fernando Vidal Buzzi nos dijo que “los milagros siempre existen, y pueden empezar temprano... o muy tarde. Pero habría que saber a cuantos años se refiere cuando se dice nuevas parras”. En todo caso nos queda claro que la edad de las parras sí influye en la calidad de sus frutos, aunque para que esto ocurra existen ciertas condiciones de tratamiento y manejo, suelo y clima.

Fuente: todovinos.cl

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