El fernet acredita una rancia prosapia: sus orígenes se remontan a mediados del siglo XIX. Está menos claro el lugar de su procedencia. Se le atribuye carta de ciudadanía francesa, checa e italiana; y una de las empresas más antiguas en el rubro adjudica su invención al farmacéutico italiano Bernardino Branca.
Parece ser la hipótesis más acertada. Este brebaje, que combina más de 40 hierbas diferentes sobre una base de alcohol de uvas, fue ganando popularidad, sobre todo a partir de su combinación con bebida cola, una opción para quienes quieren ponerle un toque de dulzor a su clásico sabor amargo.
Al fernet se le atribuyen virtudes terapéuticas y se fue convirtiendo en un clásico digestivo; nada mejor que este aperitivo para quedar cero kilómetro antes de entregarse a los placeres gastronómicos.
Ahora, el fernet es centro de una campaña que busca incluir esta palabra en el Diccionario de la Real Academia Española. La iniciativa fue lanzada por la marca cordobesa "1882", de Porta Hermanos, y en este momento están tramitando el apoyo de la Academia Argentina de Letras.
El sueño es abrir el diccionario y encontrarse con la siguiente definición: "fernet o ferné: m. Arg. Bebida alcohólica amarga de propiedades digestivas, que se obtiene de la maceración de hierbas y raíces aromáticas." Después de todo, el lector puede chequear que este dato sí está en la Real Academia: "güisqui. (Del ingl. whisky, y este del gaélico uisce beatha, agua de vida). 1. m. Licor alcohólico que se obtiene del grano de algunas plantas, destilando un compuesto amiláceo en estado de fermentación." ¿Por qué el güisqui si, y el ferné no?
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