Es la variedad clave del vino italiano más internacional: el chianti, pero que hoy aparece tan variable, y a veces desprestigiado, como la multitud de clones de Sangiovese que se asientan en el intrincado relieve que configura la geografía toscana.
No es extraño, pues, que ante la mediocridad general muchos elaboradores serios hayan abandonado la denominación para lanzar al mercado productos mucho más interesantes bajo la etiqueta vino da tavola. En general, esta variedad tinta, que prefiere los suelos calcáreos y bien drenados, da vinos que no se destacan por su fuerza colorante, de un tono rojo púrpura que evoluciona hacia el anaranjado; con aromas muy variables (rosas, té seco o sensación a petróleo), pero casi siempre impregnados por un matiz terroso. Se caracterizan también por su elevada acidez, poco extracto, graduación media y no ofrecer una resistencia demasiado buena a la oxidación.
Las colinas toscanas alumbraron el nacimiento de la Sangiovese, una cepa que fue conocida por los etnascos en su forma silvestre. La misma etimología del vocablo (sanguis jovis, que quiere decir "sangre de Júpiter") refuerza su antigüedad. En el siglo XVI aparecen referencias al Sangiovese di Lamole y Sangiovese Grosso, con los que se hacía un vino muy apreciado en Inglaterra. Sin embargo, dos siglos después, según relata Edward Barry, "todavía se importan grandes cantidades en garrafas, pero pocas veces se beben por su rudeza.
Tienen frescura, un bello color profundo y se utilizan probablemente para fabricar claretes artificiales, vinos de Borgoña o dar más ligereza y espíritu al oporto pesado e insípido". En los mejores chiantis actuales, la Sangiovese domina la mezcla, junto a una pequeña cantidad de Canaiolo (en torno al 5 por ciento) y Cabernet Sauvignon (que no supera el 10 por ciento). Los de Sangiovese y Cabernet son aún mejores, por el cuerpo, bouquet y longevidad que la última aporta al vino. Sin embargo, todavía se elaboran tintos de calidad bastante media con adición de uva blanca, en especial Ungí Blanca o Trepano.
Fuera de Europa, las experiencias más interesantes de aclimatación se han dado en California, donde está presente desde 1910 en Alexander Valley. Sola o unida a la Cabernet Sauvignon, se encuentra hoy también en Napa Valley, Altas Peak, Sierra Foothills y Mendocino. Al importante potencial de la cepa en California, se ha unido una cierta moda que apuesta por las variedades de este país europeo, iniciada en muchos casos por viticultores de origen italiano. En general, los elaboradores parecen estar de acuerdo sobre la conveniencia de someter a la Sangiovese a una pequeña crianza en barrica vieja para cautivar su carácter vivaz y brillante.
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