La papa fue cultivada por las civilizaciones pre incaicas en la zona alrededor del lago Titicaca, en Perú y Bolivia.
Para los invasores Incas, que observaron su poder alimenticio aunque no la utilizaban como alimento entre sus nobles, favorecía sus ideas de expansión del Imperio, e investigaron su cultivo y desarrollaron un tipo de planta
por cada tipo de condición climática. Así lograron más de 3000 variedades que se plantaban entre los 0 y 2500 mts. de altura lo que posibilitó su producción en todo el territorio del Imperio Inca y proveer de alimentos a los pueblos conquistados.
Llegados los españoles, llevaron la papa al viejo continente en el año 1537. En principio la usaron como planta ornamental ya que fue muy resistida para su uso como alimento, principalmente por el hecho de que la parte alimenticia crecía bajo tierra y ello era considerado demoníaco. Pero para el 1700 se incorporó definitivamente a la mesa de los europeos.
Un dato llamativo es que Francia fue el último país en adoptarla. La historia cuenta que el agrónomo Antoine Parmentier fue apresado por los alemanes y logro alimentarse con este tubérculo durante los 3 tres años que estuvo privado de su libertad.
Ya libre convenció al Rey para que propiciara en la gente la producción de papa para su consumo, es así que una de las artimañas que utilizó fue tener un sembrado que custodiaba fuertemente durante el día con soldados de la guardia del Rey, que desaparecían sospechosamente durante la noche, entonces el pueblo, comenzó a robar las plantas porque consideraba que si el Rey las cuidaba tanto, sería una planta muy importante.
Piratas, mercaderes, marinos, etc, fueron distribuyendo el cultivo al resto de los continentes que, luego eran llevados al interior por expatriados que querían conservar sus costumbres alimenticias. Debido al rendimiento en la alimentación y el menor tiempo de cultivo de la papa, los siervos del feudo comenzaron a tener tiempo libre para ocuparse de otros menesteres, es así que pudieron trabajar en fábricas y talleres, por lo que se puede decir sin temor a exagerar, que fue la papa la que propició la generación de la Revolución Industrial del siglo XVIII en Europa, ya que había generado mano de obra ociosa tanto por disponibilidad de tiempo como por el crecimiento de la población debido a las mejores posibilidades de alimentación.
Así la papa siguió distribuyéndose por el resto de Europa, pero en 1845, en Irlanda, que contaba con la misma densidad de población que la que actualmente tiene China (un adulto consumía entre 6 y 8 Kg. diarios de papa) ya que con menor cantidad de superficie y en menor tiempo, con
la papa lograban una mayor cantidad de alimento para su sustento el tizón tardío -un hongo que afecta la planta y al tubérculo- destruyó totalmente las cosechas de tres años consecutivos, lo que provocó la muerte de 1.000.000 de personas y la emigración de 1.250.000 personas más.
Para los invasores Incas, que observaron su poder alimenticio aunque no la utilizaban como alimento entre sus nobles, favorecía sus ideas de expansión del Imperio, e investigaron su cultivo y desarrollaron un tipo de planta
por cada tipo de condición climática. Así lograron más de 3000 variedades que se plantaban entre los 0 y 2500 mts. de altura lo que posibilitó su producción en todo el territorio del Imperio Inca y proveer de alimentos a los pueblos conquistados.
Llegados los españoles, llevaron la papa al viejo continente en el año 1537. En principio la usaron como planta ornamental ya que fue muy resistida para su uso como alimento, principalmente por el hecho de que la parte alimenticia crecía bajo tierra y ello era considerado demoníaco. Pero para el 1700 se incorporó definitivamente a la mesa de los europeos.
Un dato llamativo es que Francia fue el último país en adoptarla. La historia cuenta que el agrónomo Antoine Parmentier fue apresado por los alemanes y logro alimentarse con este tubérculo durante los 3 tres años que estuvo privado de su libertad.
Ya libre convenció al Rey para que propiciara en la gente la producción de papa para su consumo, es así que una de las artimañas que utilizó fue tener un sembrado que custodiaba fuertemente durante el día con soldados de la guardia del Rey, que desaparecían sospechosamente durante la noche, entonces el pueblo, comenzó a robar las plantas porque consideraba que si el Rey las cuidaba tanto, sería una planta muy importante.
Piratas, mercaderes, marinos, etc, fueron distribuyendo el cultivo al resto de los continentes que, luego eran llevados al interior por expatriados que querían conservar sus costumbres alimenticias. Debido al rendimiento en la alimentación y el menor tiempo de cultivo de la papa, los siervos del feudo comenzaron a tener tiempo libre para ocuparse de otros menesteres, es así que pudieron trabajar en fábricas y talleres, por lo que se puede decir sin temor a exagerar, que fue la papa la que propició la generación de la Revolución Industrial del siglo XVIII en Europa, ya que había generado mano de obra ociosa tanto por disponibilidad de tiempo como por el crecimiento de la población debido a las mejores posibilidades de alimentación.
Así la papa siguió distribuyéndose por el resto de Europa, pero en 1845, en Irlanda, que contaba con la misma densidad de población que la que actualmente tiene China (un adulto consumía entre 6 y 8 Kg. diarios de papa) ya que con menor cantidad de superficie y en menor tiempo, con
la papa lograban una mayor cantidad de alimento para su sustento el tizón tardío -un hongo que afecta la planta y al tubérculo- destruyó totalmente las cosechas de tres años consecutivos, lo que provocó la muerte de 1.000.000 de personas y la emigración de 1.250.000 personas más.
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