La lectura de la borra del café es un arte milenario de origen armenio que usa las manchas que deja el café para interpretar y conocer el alma de una persona.
La borra de café revela aquello que está oculto en el interior de la 
persona. La información está dentro de cada uno, quiere decir que todos 
tenemos una sabiduría, una voz interior que nos permite conocer si 
estamos en el camino correcto (o no) y si debemos realizar algún cambio.
 Lo que ocurre es que -a veces- no la escuchamos por las interferencias 
del afuera. 
La cafeomancia permite analizar en profundidad los 
conflictos que surgen en el camino de una persona y dar claridad para 
actuar en base a la fidelidad a uno mismo. El café habla de un tema 
situado en el presente o el futuro cercano. Siempre, en un comienzo, 
aparece el conflicto actual de la persona, sin que diga una sola palabra
 al respecto.
Al ser una técnica que explora en profundidad, 
invita al consultante a mirar hacia su interior, a ver sus propios 
errores, por eso, fundamentalmente, ayuda a ver por qué ocurre lo que 
ocurre y qué se debe hacer para evitarlo. Si aparecen escenas que tienen
 que ver con el pasado de la persona es para indicarle aquello que debe 
dejar atrás, que debe transmutar y desterrar de su interior. A veces lo 
que debe dejar atrás es una situación dolorosa, un vínculo nocivo o lo, 
más frecuente, una actitud que le hace mal.
Un poco de historia
Si
 bien hay varias opiniones acerca del origen de esta tradición (algunas 
de las cuales se le adjudican a los franceses) y no hay una certeza al 
respecto, la idea más arraigada dice que este arte proviene de Persia y 
Arabia y que se estableció en Armenia y zonas aledañas antes que en 
Europa. Viajeros, mercaderes y comerciantes europeos propagaron esta 
disciplina a otros países. La primera obra conocida que aborda el tema, 
corresponde a un adivino florentino llamada Tomás Tamponelli quién -en 
el siglo XVII- redactó un sencillo manual de cafeomancia. También existe
 información que prueba que en las cortes de los zares de Rusia y en los
 caravasares (lugar donde descansaban las caravanas) esta práctica tenía
 grandes adeptos.
En Armenia la lectura del café es un arte que 
forma parte de la cultura y la tradición, que se viene transmitiendo de 
generación en generación, es por ello que no existen documentos acerca 
de los métodos ni de los orígenes exactos de la práctica.
La preparación del café y de la persona
“Surch
 tarznel” (literalmente: “dar vuelta el café”) es en idioma armenio la 
manera de llamar esta tradición. Su preparación es todo un ritual ya que
 requiere de un cuidado especial. Se puede utilizar el tipo Moka o 
Colombia molido impalpable o una mezcla de ambos.
Los armenios 
llaman “Jezvé” al recipiente de cobre o bronce en el cual se realiza la 
preparación. Para hacerlo, se coloca sobre el fuego y hay que vigilarlo 
de cerca porque si rompe el hervor ya no sirve. Cada persona debe 
beberlo sin apuro, saboreando cada sorbo y concentrado en sus 
pensamientos. Cuando termina todo el líquido y llega a la borra 
depositada en el fondo del pocillo, se da vuelta hacia afuera y se deja 
apoyado sobre el plato esperando que la borra vaya cayendo y se formen 
las figuras que se interpretarán.
Imágenes recurrentes
Las
 imágenes hablan, cuentan una historia, un mensaje que vale la pena 
escuchar, no como un vaticinio sino como un aprendizaje. En este proceso
 es importante no sugestionarse, tomar lo que dice el café desde un 
punto de vista simbólico, simplemente como una información que la 
persona va a recibir, que le puede ser útil para modificar, profundizar o
 encontrar una orientación acerca de una situación que lo preocupa.
Más
 allá de las interpretaciones personalizadas, hay muchas imágenes que se
 repiten sucesivamente en varias sesiones y de diferentes maneras. 
Generalmente, no son un “leit motiv” pero se transforman en detalles muy
 aprovechables para desarrollar con el consultante. Esta información no 
pretende ser un código generalizado para interpretar la borra del café 
sino que es un código o un mapa que se conforma de diversos factores la 
mancha, la persona que bebió el café, la intuición y lo que fluya en ese
 momento.
Gran parte de la atracción de la cafeomancia reside en 
lo sorprendente que resulta pensar en que algo tan cotidiano como beber 
una taza de café pueda ser un canal para revelar ciertos aspectos de 
nuestra vida y nuestro futuro.
Por Laura Keoroglian.
Foto: Thinkstock Photos 
Fuente: entremujeres.clarin.com 

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