El vino brasileño está en un gran momento. Desconocido para muchos,
hoy presentan características potenciales que hacen de él una de las
grandes sorpresas, tanto para los conocedores como para aquellos que
buscan caldos con buena relación calidad-precio.
La viticultura en Brasil es una actividad antigua, como indican los
registros sobre el cultivo de la uva que llevaban a cabo los jesuitas,
en el estado de Río Grande do Sul, en el siglo XVII, pero no fue hasta
la primera mitad del siglo XIX que se observa un impulso importante a
la viticultura, acción fundamental para la historia del vino brasileño.
Aunque portugueses y alemanes trajeron, como parte de su cultura del
vino, diferentes técnicas y variedades de uvas, fueron los inmigrantes
italianos quienes alcanzaron el crédito mayor por el avance dado a la
producción vitivinícola del país. Al principio, los vinos elaborados
eran para un consumo privado, pero ya a comienzos del siglo XX se genera
la venta del vino excedente dentro de las colonias italianas.
Durante años, solo un bajo por ciento del vino brasileño se
elaboraba de variedades de uvas nobles (vitis vinífera), ya que la mayor
cifra de la producción se basaba en variedades americanas. Con el
establecimiento, a partir de 1970, de compañías vitivinícolas
internacionales en las zonas más importantes del país se registra un
giro gradual hacia variedades viníferas, lo que reportó un camino más
seguro hacia un gusto internacional del vino. Nuevas bodegas poblaron
sobre todo el sur brasileño, región más pródiga para la elaboración de
vinos de calidad.
A pesar de que Brasil es un país de dimensiones continentales, la
gran producción de vino se concentra en un solo estado, Rio Grande do
Sul, pero en los últimos años se ha visto un marcado crecimiento en
otras áreas geográficas como Santa Catarina, São Paulo (con dos
vendimias al año), Minas Gerais, Pernambuco-Bahía y Paraná.
Llamado la Europa brasileña, Rio Grande do Sul, se localiza en el
extremo sur del país, y tiene como vecinos a Uruguay, al sur, y
Argentina al oeste. Es Serra Gaúcha la zona más importante dentro de
esta región. Sus 18 municipios forman la más grande región vitivinícola
del país.
Es Serra Gaucha justamente la primera zona que recibe el título de
Denominación de Origen. Su terroir se caracteriza por tener un clima
templado subtropical de veranos suaves y secos. Sus suelos son
arcillo-calcáreos, ácidos, con buen drenaje y ricos en potasio. Estas
características hacen a esta denominación de origen un lugar perfecto
para la elaboración de vinos, sobre todo aquellos destinados a
utilizarse como base para espumosos, tanto con método tradicional como
charmat.
Una diferencia de la ley del vino brasileña con el resto de los
países vitivinícolas es que en su categoría vinho de mesa solo considera
las vides americanas. Las vides viníferas las enmarcan dentro del
estatus vinhos finos, siendo la cabernet sauvignon la que cubre la
mayor área de viñedo, aunque registran cifras secundarias las variedades
merlot, moscato branco y chardonnay.
Es el vino espumoso el que más fuerza ha ganado en los últimos años
en el país. Más de 475 bodegas se dedican a su producción. Este tipo de
vino es el que mayor elogio ha recibido por expertos internacionales,
quienes han destacado sus características principales: alta acidez y
excelentes aromas frutales.
En los últimos años, junto con el desarrollo vitivinícola, han
aparecido nuevos órganos y entidades oficiales que han contribuido
decisivamente con el desarrollo del vino brasileño, así como en su
reconocimiento nacional e internacional.
La ABE (Asociación Brasileña de Enología) se fundó en 1976 con el
objetivo de impulsar la cultura vitivinícola brasileña y una relación
armónica entre enólogos y consumidores. Además de promover el
perfeccionamiento de sus técnicos en el área de enología y viticultura,
también es la entidad promotora del evento nacional más importante en el
calendario vitivinícola anual: la Evaluación Nacional de Vinos.
Críticos, periodistas, enólogos, enófilos y sommelieres participan
en este evento evaluando la calidad de la cosecha año tras año. En la
reciente vigésima edición se seleccionaron los 16 vinos más
representativos del país de la cosecha 2012 con una selección muy
rigurosa.
Con la participación de 70 empresas vinícolas, provenientes de siete
estados, se inscribieron 387 muestras dentro de las cinco categorías
declaradas: blanco fino seco no aromático, blanco fino seco aromático,
tinto fino seco, tinto fino seco joven y vino base para espumosos.
Los vinos fueron evaluados en 16 sesiones de trabajo en las que
participaron 120 enólogos nacionales con amplia experiencia en catas,
que evaluaron las muestras a ciegas. Como colofón, un jurado final de
16 especialistas (entre ellos siete personalidades internacionales de
Cuba, Portugal, China, Holanda, Uruguay, Argentina e Italia), emitió sus
criterios muy favorables en presencia de 850 inscriptos en el evento
del día final.
Los resultados de este año demostraron la excelencia de los vinos
base para espumosos, con la variedad chardonnay de la bodega Domno do
Brasil y las combinaciones chardonnay/pinot noir de Vinícola Miolo y
Vinícola Geisse. En la categoría vino blanco fino seco no aromático
fueron calificados altamente los varietales chardonnay de Luiz Argenta
Vinhos Finos, Vinícola Góes & Venturini, Cooperativa Vinícola Nova
Aliança y Basso Vinhos e Espumantes. El vino blanco fino seco aromático
correspondió al moscato bianco de Vinícola Perini. La variedad gamay de
Vinícola Salton fue triunfadora en la categoría de vino tinto fino
joven. Diferentes uvas se destacaron en vinos tintos finos secos:
teroldego de la bodega Don Guerino, merlot de Vinícola Almaúnica,
cabernet sauvignon de Guatambu Estancia do Vinho y de la Cooperativa
Vinícola Aurora, marselán de Casa Valduga y dos vinos de la variedad
tannat de las bodegas Antonio Dias Vinhos Finos y Vinícola Almadén
respectivamente.
Fuente: excelenciasgourmet.com
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