viernes, 21 de febrero de 2014

La Patagonia potencia su vitivinicultura

"La región se caracteriza por sus frecuentes vientos, buena amplitud térmica a bajas temperaturas  entre el día y la noche, muy pocas lluvias anuales e inexistencia de granizo -reseña Roberto Schroeder, presidente de Bodega Familia Schroeder- El terroir propio de la Patagonia, la conjunción de las características del clima y el suelo, permite tener una óptima sanidad del viñedo con una excelente adaptación de las diferentes variedades. En líneas generales estas características se traducen en un excelente color de los vinos, debido fundamentalmente al grosor que logran los hollejos, y un muy buen nivel de acidez natural".

Rubén Patritti, de la bodega homónima, destaca las bondades del viento que mantiene naturalmente sanos los viñedos.

"Las vides protegen sus frutos desarrollando una piel más gruesa, y como los aromas y colores se trasmite en los vinos tintos de la piel al líquido durante los procesos de fermentación, le dan como característica diferencial a los vinos patagónicos una mayor intensidad de color y aromas", coincide.

"Históricamente, la cepa emblemática de la región fue la merlot -reseña Schroeder- Con el transcurso del tiempo, la nueva tecnología agronómica y el aprendizaje sobre el clima, las variedades de malbec y pinot noir fueron ocupando su lugar. Estas cepas se caracterizan por ser bien diferentes en relación con otras regiones vitivinícolas. Las bodegas hicieron mucho foco también en los espumantes, utilizando mayormente chardonnay y torrontés".

Sofía Groppo Parisi, encargada comercial de Bodega Secreto Patagónico destaca el carácter "único" del pinot noir del fin del mundo.

"Es indudable que la variedad encontró un terruño que expresa singulares características organolépticas, así como también una sanidad que en otras zonas no sería posible", apunta.

"Merlot y pinot noir son los varietales que han encontrado en esta región un desarrollo extraordinario, y procesados con tecnología de última generación con que cuentan las nuevas bodegas, se logran caldos muy interesantes y diferentes a los de otras regiones de Argentina", resume Schroeder.

Si cada región vitivinícola reivindica atributos y características distintivas para sus vinos, la particular relación entre latitud y altura se traduce en un buen nivel de acidez.

"Se obtienen mostos con una mayor concentración natural de ácido tartárico, los cuales se traducen en vinos con una mayor sensación de frescura", explican desde Secreto.

La particular mística generada a partir de aquel libro de viaje que reinventó a mediados de los años 70, un género que parecía arcaico (En Patagonia), atrajo con fuerte magnetismo a turistas de todo el mundo en una tendencia que genera ricos dividendos a la región. ¿Cómo funciona "el marketing del fin del mundo" en el rubro?

"El marketing de las bodegas patagónicas tratan en general de resaltar las bondades de la ecología de la región que a la vez se trasmite a sus vinos por la casi nula contaminación del aire  y ausencia de hongos sobre los viñedos", opina Patritti.

"Los vinos de la Patagonia tienen una mística especial y una calidad reconocida a nivel internacional. Nosotros quisimos destacar el terroir. El nombre de la bodega, Secreto Patagónico, crea un vínculo lógico con su lugar de origen. Por otro lado el nombre de la línea de vinos, "Mantra", también está ligada con la Patagonia ya que tiene una relación con la meditación a la que inspira esta región inhóspita -ilustra Groppo Parisi- Destaca los conceptos que surgen del imaginario colectivo sobre la región: naturaleza en su estado puro, diversidad de flora y fauna, inmensidad de paisajes, escasos niveles de contaminación y baja incidencia de la actividad del hombre".

Patagonia como marca registrada  influyó que "en un muy corto tiempo, hayamos tenido una excelente inserción en los mercados internacionales.

Las bodegas de la región ya están exportando a más de 30 países entre los cuales encontramos, además de los países tradicionales, los nuevos consumidores de los países asiáticos", ratifica como conclusión Schroeder.

El enoturismo, una actividad en crecimiento


Restaurantes gourmet, visitas guiadas, actividades recreativas. El turismo enológico encontró en Patagonia un corredor natural camino de las bellezas naturales de la región.

"A nivel país, ha mostrado un crecimiento sostenido en los últimos diez años. Las doce bodegas patagónicas abiertas al turismo tuvieron un crecimiento extraordinario de visitantes que alcanzó casi el 90% en el período 2004-2012" -subrayan desde Familia Schroeder, que exhibe como atracción paleontológica el esqueleto de un reptil prehistórico descubierto en plena construcción de la bodega y que puso nombre a su línea emblema, "Saurus"- El interés cada vez mayor de los consumidores por conocer un poco más sobre la elaboración de vinos ha hecho su aporte también". Aunque "todavía tiene mucho potencial. Tenemos que trabajar en conjunto para aprovechar y dar a conocer nuestros paisajes, nuestra gente y cultura".

Fuente: http://www.diariobae.com/notas/2514-la-patagonia-potencia-su-vitivinicultura.html

Recomendados

Mantra. Pinot noir de color rojo granate intenso. Su aroma se presenta frutado, con reminiscencias de frutos rojos. En boca, amable y de agradable acidez. Con buen volumen, de taninos redondos y un prolongado final. Fiel exponente de la variedad del terruño. $89

Phebus. Chardonnay de la línea joven de Fabre Montmayou es de color amarillo intenso con destellos verdes brillantes. Fresco y frutal, con aromas a duraznos blancos y a cítricos. En boca es complejo y elegante, con final persistente. Maridaje ideal con pescados y mariscos. $40

Primogénito. Este pinot noir se expresa con un rojo rubí, brillante, con tonos suaves y atractivos. Elegante nariz, con toques florales. Las notas tostadas y la vainilla aportadas por su crianza en roble, están muy bien integradas. Balanceado, larga persistencia en boca. $108

Deseado. Elaborado en base a una única fermentación, directamente del jugo de la uva, este espumante logra seducir por su aroma frutal y floral. Se distingue por su frescura, su delicada dulzura y por tener una excelente acidez que le otorga vitalidad. $80

Newen. Los seis meses de crianza en roble le otorgan mediana estructura a este malbec patagónico de la Bodega del Fin del Mundo, recomendable para acompañar empanadas de carne al estilo sureño o carbonada. Admite una guarda entre dos y tres años, que destaca aromas y color. $75 
 
Fuente: Area del Vino

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