martes, 29 de octubre de 2013

¡Incorporá las golosinas naturales en tus comidas diarias!

Son dulces, nutritivas y sanas. ¡Hacete fan de las frutas desecadas!

Peras / Manzanas

Las peras vienen en rodajas y son de las pocas frutas deshidratadas que conservan cierta humedad interior, lo que las vuelve tiernas al morderlas. El secado realza su sabor cítrico, igual que el de las manzanas, que quedan bien crocantes, como chips, con gusto alimonado: ácidas y suavemente dulces.

Damascos / Duraznos

Los famosos orejones –así se llama a estas dos variedades– son los que más hierro aportan. Mientras los damascos suelen venir partidos en mitades, con una textura más gomosa y un gusto dulce concentrado, los duraznos se presentan con y sin carozo, más tiernos, fibrosos y con bastante humedad.

Ciruelas / Uvas pasas

Las ciruelas, con su sabor delicado, mantienen cierta jugosidad y son las de mayor contenido en fibras. Hay distintos tipos, como las bombón o las presidente, grandes y con mucha pulpa. Las uvas pasas son las más variadas: hay negras, rubias, moscatel, chinche, etc., que al secarse pierden los ácidos típicos y potencian sólo su dulzura.

Higos / Dátiles

Infaltables en las Navidades, los higos secos tienen una piel gruesa y dura que guarda una pulpa cremosa parecida a la mermelada, sabrosa y muy dulce. Los dátiles, bajo la piel tersa y casi plástica, esconden una pulpa delgada, con ese sabor dulce, especiado, ¡maravilloso! que los caracteriza. Los higos tienen mucha fibra, y los dátiles, azúcar, así que cuidado con la cantidad.

Papaya / Mango

La papaya se destaca por su aporte de potasio; se presenta troceada en cuña y no es para nada dulce: dura pero cremosa, con gusto delicado y aromática, ideal para compotas. En cambio, el mango, rico en vitamina C, tiene una carne tierna, de color cristalino, que parece glaseada artificialmente gracias a su azúcar natural.

Arándanos / Frutillas

Una de las últimas apariciones y más que bienvenida. Los arándanos pasas son unas miniaturas ultrasecas, de color intenso, que tiñen todo lo que tocan. Saben a la piel de la fruta fresca, con todo su valor antioxidante. Las frutillas, que se secan enteras, son las más parecidas a una golosina. Súper dúlces, y con su color original intacto, son suaves como las gomitas.

Ananá / Banana

El ananá puede venir en rodajas o cortado en cubos pequeños, algunos coloreados vegetalmente para simular caramelitos. Quedan sequitos por fuera, muy aromáticos, y cuando se los muerde parece que tuvieran líquido. La banana es el chip por definición: aunque también se presenta en tiras, su formato más visto es en ruedas ultrafinas, tan crocantes como papas fritas.

Naranja / Pomelo

Sus cascaritas secas son un clásico, pero también vienen cortadas en rodajas, con pulpa y todo. Mientras la naranja es apenas más dulce y cítrica, el pomelo no es todo lo astringente que te esperabas: su pulpa es más bien cremosa, apenas alimonada y azucarada.

¿Cómo se hacen?

La fruta se expone a una fuente de calor natural (el Sol) o artificial (aire caliente), para que pierda la mayor parte posible de su contenido de agua y así detenga su proceso de descomposición natural. Al perder humedad, concentra sus azúcares y propiedades, como el sabor. A algunas se las blanquea antes de secarlas, para que mantengan determinados nutrientes. Cualquier fruta puede pasar por este proceso; además de las más usuales, se desecan el coco, el zapallo, las cerezas, las guindas y una que conserva su hermoso color flúo, el kiwi.

Son la vianda preferida de los deportistas, porque en poco volumen aportan potasio, hierro, mucha fibra e hidratos de carbono, es decir, energía.

4 formas de comerlas que todavía no probaste

• Mezclá las frutillas troceadas con crema chantillí o pastelera y rellená un bizcochuelo.
• Agregá el arándano en muffins o a tus barras de cereal caseras.
• Aunque te parezca una locura, probá los chips de bananas espolvoreados con sal.
• Armá un mix de tus frutas secas preferidas, cubrilas con agua caliente, dejá reposar y tomá el té resultante: ¡un manjar!

1 receta: budín de ciruelas desecadas

Dejá 500 g de ciruelas negras sin carozo en remojo toda una noche. Escurrilas y mixealas con 1 cdita. de bicarbonato de sodio. Batí 200 g de manteca pomada con 200 g de azúcar hasta blanquear. Incorporá las ciruelas, agregá 4 huevos uno a uno y 1 cdita. de esencia de vainilla. Por último, y con movimientos envolventes, sumá 200 g de nueces picadas groseramente y 200 g de harina cernida junto con 2 cditas. de polvo de hornear. Llevá a horno precalentado moderado, en un molde de budín inglés, 1/2 hora o hasta que al insertar un palillo salga seco.

Fuente: revistamaru.com

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