lunes, 2 de septiembre de 2013

De Aruba, su sazón

Aruba es una Babel de la gastronomía: como la bíblica torre donde las lenguas se mezclaban, la isla es el punto de encuentro de los paladares con la buena mesa de todo el planeta. La isla está atenta a la llegada de las más recientes técnicas de la comida internacional y jamás les cierra la puerta a nuevas tendencias y a otros sabores que, sin reservas, se incluyen en menús que en este puerto pasan de ser simples cartas a convertirse en un mosaico de culturas.
 
Un almuerzo en un restaurante como el Sunset Grille Seafood and Chops –galardonado con el premio AAA 4 Diamonds– puede empezar con una entrada de Ostras Florencia, preparadas al horno con espinacas y cangrejo con salsa holandesa y caviar, continuar con una ensalada Martín Chop House, hecha con lechuga picada, palmitos, rodajas de huevo, tomates, queso bleu, tocino y chili dulce con vodka Chopin y aderezo cremoso servido tras una breve agitación.

En platos fuertes abundan las posibilidades y la carta del Sunset Grille ofrece desde los apetitosos camarones rellenos de cangrejo al horno y el jugoso filete de solomillo con hueso hasta un sabroso asado de bacalao con queso. Y de postre, para estimular la diversidad, la costra de coco o soufflé de chocolate servido con crema de vainilla ice.

Este festín de sabores sabiamente dispuestos en una receta y estos placeres que ingresan por la boca y terminan en la añoranza, parten de la esencia cultural de una isla que sabe conseguir el máximo provecho de los alimentos.

EL CHEF DE ARUBA

Alvin Leest es la celebridad de los fogones arubanos. Tiene cuarenta y cinco años y considera que la gastronomía se responsabiliza de una generosa porción del éxito del turismo en la isla. “Los hoteles tienen en común cómodas habitaciones, piscina y atención, actividades y de pronto un spa y un gimnasio. Pero la comida hace la diferencia”, asegura.

El chef de Aruba lanza otra sentencia culinaria que sintetiza el presente de la isla: “Los platos de la calle se llevan a las cocinas de las familias, donde se adoban y pulen con el pasar de los años, de generación en generación, y regresan a las calles cuando adquieren ese único sabor de hogar”. Lo suyo es un decir porque en realidad, antes que en las casas se introducen en los menús de hoteles y restaurantes.

“Nos gusta el intercambio de conocimientos”, dice Leest, también dedicado a compartir conocimientos con los alumnos de la Academia de Gastronomía EPI. “Desde el inicio de la carrera nuestros estudiantes tienen contacto directo con los mejores cocineros del mundo y van entendiendo que esta profesión oscila entre el ambiente de una fiesta y la disciplina militar”. Con el fin de estimular la profesión en Aruba, cada año se celebran dos certámenes gastronómicos: el Festival de Comida, Vino y Arte, del Hotel Westin, y el Concurso de Vino Extravaganza, del Hotel Radisson. El primero acontece en junio e invita a un chef de talla mundial a compartir con los asistentes. El huésped de honor de 2009 fue Harry Sasson, quien enseñó lo mejor de su arte a los estudiantes del EPI y a más de mil visitantes. Este año se realizará entre el 3 y el 5 de junio.

El concurso del Radisson se llevará a cabo por primera vez del 2 al 4 de septiembre. Le rinde tributo al vino y desde ya se anuncia como una feliz fiesta con degustaciones de tintos, blancos y rosados de bodegas de Sudamérica reseñadas en las prestigiosas publicaciones The Wine Spectator y The Wine Advocate. La agenda también tendrá catas de vinos y de quesos.

LA DAMA PICANTE

El ingrediente típico de Aruba es un ají pequeño con forma de pimentón. Lo llaman Madame Janeth, sobrenombre bien puesto porque puede salpimentar un arroz o una carne a la brasa y siempre sale bien librado.

El chef July Clark labora en The Old Fisherman. Él le atribuye a ”Doña Janeth“ la reputación de la comida criolla de Aruba. “La ‘Madame tiene la capacidad de consentir el paladar con un saborcillo un poco dulce pero en definitiva picante. Es indescifrable. Ahí está su grandeza”.

July Clark recomienda probar el pan Bati; saborear el Funchi, una saludable polenta, y comer el Bealchi, o arepita de pescado. Y no olvidar el Yam Paw, o mero.

Ahora bien, si el plan consiste en hacer deporte a la manera de los magnates cuya máxima preocupación radica en qué plato comerán después de jugar al golf, la solución la encuentra en el restaurante de la villa Tierra del Sol. Tiene una sede con varios ambientes frente a los dieciocho hoyos del campo. Su menú cuenta con una lista de platos elaborados por un genial holandés que maneja el arte de combinar condimentos con gracia singular. Se llama Jim Rooseman y posee una peculiar forma de cocinar que consiste en hacerlo de acuerdo con su estado de ánimo porque “los alimentos tan sólo son un puente entre el cocinero y el consumidor. Ellos sentirán la alegría o la tristeza del chef”. La feliz isla de Aruba se volvió un gigante gastronómico. Ahora exhibe el rostro orgulloso de destinos como Lima, con una variante: en unas cuantas calles permite conocer los sabores del mundo.

* Una especialidad del Hotel Radisson es la organización de bodas. Celebra de a una por día, lo cual garantiza que sean totalmente personalizadas y según las aspiraciones más exigentes. El Radisson tiene una exclusiva particularidad en matrimonios: puede ofrecer menús exóticos como aquellos de origen indostaní o de Marruecos o de Australia. Informes: weeddings@ radissonaruba.com
* La biblia gastronómica de la isla se llama Aruba Tastes & Tales, un libro con textos bien investigados y bien escritos y muy sabrosos de leer. También trae imágenes espectaculares de algunos platos criollos y otros de comida internacional, y una selección de importantes restaurantes de la isla, algo de su historia y un resumen completo de su especialidad.
* Lo mejor de Oriente se puede disfrutar en el restaurante Blossoms. De espectacular diseño arquitectónico, goza de un ambiente distendido y placentero. Blossoms tiene tres menús: sushi, la comida tradicional china y Tepan Yaki.

Fuente: revistadiners.com.co

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