Según un nuevo estudio presentado en la 95ª Reunión Anual de la
Endocrine Society, en San Francisco, una dieta rica en sal aumenta el
riesgo de fractura ósea en las mujeres después de la menopausia,
independientemente de cuál sea su densidad ósea.
El estudio japonés observó que las mujeres mayores que consumían las mayores cantidades de sodio tenían un riesgo cuatro veces superior de fractura no vertebral (fractura en cualquier sitio que no sea la columna vertebral). Esta conclusión se mantuvo incluso después de que los investigadores realizasen algunos ajustes teniendo en cuenta muchas otras características que podrían afectar al riesgo de fractura, señaló el autor principal del estudio, Kiyoko Nawata, PhD, profesor de salud y nutrición en la Universidad de Shimane, en Matsue, Japón.
Las investigaciones anteriores muestran una conexión entre un exceso de consumo de sodio y el aumento de la descomposición ósea y la disminución de la densidad mineral ósea. Nawata y sus colegas realizaron el estudio para saber si el exceso de sodio también se relaciona con el riesgo de fractura.
Los investigadores estudiaron a 213 mujeres postmenopáusicas, con una edad media de 63 años, que habían sido objeto de un estudio de osteoporosis. El estudio incluía un análisis de la densidad ósea, un cuestionario sobre su alimentación y un análisis de sangre para evaluar los marcadores de metabolismo óseo y descartar enfermedades que pudiesen aumentar el riesgo de fractura. Además, un médico determinó la presencia o ausencia de una fractura no vertebral ya existente. Las mujeres también se sometieron a pruebas de función motora para evaluar su equilibrio y determinar su riesgo de caídas; y a una prueba de fuerza de prensión manual. Una fuerza de prensión manual baja es un factor de riesgo para las fracturas relacionadas con la osteoporosis.
Según informaron los autores, el consumo promedio diario de sodio de todas las mujeres era de 5,211 miligramos (mg). El grupo con el consumo más elevado de sodio consumió un promedio de 7,561 mg por día, el equivalente en sodio a más de siete hamburguesas dobles de McDonald, según Nawata. Ese grupo resultó ser 4,1 veces más propenso a tener una fractura no vertebral ya existente, en comparación con los grupos que tenían un consumo de sodio inferior. El aumento en el riesgo resultó ser independiente de otros factores de riesgo evaluados, incluyendo la edad de la mujer, su densidad mineral ósea, su índice de masa corporal, su consumo de calcio y de vitamina D y su nivel en sangre de vitamina D, así como su equilibrio y fuerza muscular. Los grupos con un menor consumo de sodio no mostraron un mayor riesgo de fractura, según Nawata.
El estudio japonés observó que las mujeres mayores que consumían las mayores cantidades de sodio tenían un riesgo cuatro veces superior de fractura no vertebral (fractura en cualquier sitio que no sea la columna vertebral). Esta conclusión se mantuvo incluso después de que los investigadores realizasen algunos ajustes teniendo en cuenta muchas otras características que podrían afectar al riesgo de fractura, señaló el autor principal del estudio, Kiyoko Nawata, PhD, profesor de salud y nutrición en la Universidad de Shimane, en Matsue, Japón.
Las investigaciones anteriores muestran una conexión entre un exceso de consumo de sodio y el aumento de la descomposición ósea y la disminución de la densidad mineral ósea. Nawata y sus colegas realizaron el estudio para saber si el exceso de sodio también se relaciona con el riesgo de fractura.
Los investigadores estudiaron a 213 mujeres postmenopáusicas, con una edad media de 63 años, que habían sido objeto de un estudio de osteoporosis. El estudio incluía un análisis de la densidad ósea, un cuestionario sobre su alimentación y un análisis de sangre para evaluar los marcadores de metabolismo óseo y descartar enfermedades que pudiesen aumentar el riesgo de fractura. Además, un médico determinó la presencia o ausencia de una fractura no vertebral ya existente. Las mujeres también se sometieron a pruebas de función motora para evaluar su equilibrio y determinar su riesgo de caídas; y a una prueba de fuerza de prensión manual. Una fuerza de prensión manual baja es un factor de riesgo para las fracturas relacionadas con la osteoporosis.
Según informaron los autores, el consumo promedio diario de sodio de todas las mujeres era de 5,211 miligramos (mg). El grupo con el consumo más elevado de sodio consumió un promedio de 7,561 mg por día, el equivalente en sodio a más de siete hamburguesas dobles de McDonald, según Nawata. Ese grupo resultó ser 4,1 veces más propenso a tener una fractura no vertebral ya existente, en comparación con los grupos que tenían un consumo de sodio inferior. El aumento en el riesgo resultó ser independiente de otros factores de riesgo evaluados, incluyendo la edad de la mujer, su densidad mineral ósea, su índice de masa corporal, su consumo de calcio y de vitamina D y su nivel en sangre de vitamina D, así como su equilibrio y fuerza muscular. Los grupos con un menor consumo de sodio no mostraron un mayor riesgo de fractura, según Nawata.
Fuente: Medical News Today
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