viernes, 7 de junio de 2013

Consumo de gaseosas, dónde está el límite

Contra lo que suele creerse, la adición a las gaseosas también puede resultar muy nociva. El promedio de consumo diario no debería exceder un vaso o dos en almuerzo y cena, sin traspasar el límite de un litro diario. A partir de ahí, se entra en un terreno adictivo que puede favorecer el desarrollo de diversas enfermedades. Entre ellas, diabetes tipo 2, obesidad, hipertensión arterial, problemas de triglicéridos e hígado graso.

Pero dada su habitualidad entre gente de toda edad, las gaseosas merecen una explicación detallada. No importa si se trata de versiones light o enteras, ya que no sólo el alto contenido de azúcar es perjudicial. Aquí, algunas de las consecuencias del consumo excesivo.

•    Obesidad: las bebidas gaseosas tienen grandes cantidades de azúcar refinada (sucrosa y almíbar de maíz de alta fructosa). La fructosa afecta los niveles en sangre de hormonas como la insulina, leptina (hormona que inhibe el apetito) y grelina (hormona que estimula el hambre). El consumo prolongado de productos con mucha energía proveniente de la fructosa juega un rol fundamental en la suba de peso y la obesidad.

Su consumo agrega calorías innecesarias a la dieta cotidiana. Esto, sumado a la falta de ejercicio y a la genética de cada individuo, puede contribuir a la obesidad. Tener sobrepeso aumenta el riesgo de diabetes, problemas cardíacos, infarto, cáncer y otras enfermedades.

•    Caries dentales y erosión del esmalte: el azúcar refinada, junto a los ácidos presentes en las gaseosas, como el ácido fosfórico y el ácido cítrico, entre otros, contribuye sustancialmente en la aparición de caries dentales y erosión del esmalte dental. La caries dental se genera  por desmineralización del diente causada por los productos ácidos provenientes de la fermentación de restos alimenticios, especialmente carbohidratos, inducida por las bacterias presentes en la cavidad bucal. La erosión dental se produce por  la exposición reiterada a los ácidos de las gaseosas no dietéticas y dietéticas que aumenta la solubilidad de los tejidos duros del diente.

•    Osteoporosis: las personas que consumen bebidas gaseosas, especialmente niños y adolescentes con una dieta de baja ingesta de calcio, tendrán más tendencia a padecer de osteoporosis. Se ha comprobado  que la ingesta menor de calcio debido al consumo de bebidas carbonatadas se asocia a mayor cantidad de fracturas óseas entre los niños y adolescentes. El ácido fosfórico presente en ellas favorece la osteoporosis debido a que disminuye los niveles de calcio y aumenta los niveles de fosfato de la sangre y la excreción urinaria de calcio.

Si los niveles de fosfato en sangre son altos y los de calcio son bajos, el calcio presente en la masa ósea pasa a la sangre para compensar esa disminución. Esto hace que los huesos, con el paso del tiempo, se descalcifiquen y debiliten. El consumo excesivo de azúcar refinada y cafeína, ambos presentes en las bebidas gaseosas, también promueven la pérdida de calcio por parte de la masa ósea cuando el consumo de calcio está por debajo de lo normal.

•    Enfermedades cardíacas: las dietas con altas cantidades de azúcar pueden contribuir a desarrollar enfermedades cardíacas en personas que tienen el síndrome X o síndrome metabólico. Ellas presentan insulino-resistencia, hipertensión arterial, altos niveles de triglicéridos, obesidad abdominal y altos niveles de azúcar en sangre. Muchos estudios han descubierto que las personas que consumen una o más gaseosas por día,  dietética o no, tienen un 50 por ciento más de riesgo de desarrollar el síndrome metabólico que con el tiempo traerá enfermedades cardíacas, infarto y diabetes.

•    Alteraciones renales: diversos estudios han comprobado que las bebidas gaseosas tienen el potencial de aumentar el riesgo de desarrollar cálculos renales.

•    Alergias: varios de los aditivos para dar el color característico a las gaseosas causan diferentes alteraciones, como alergias e hiperactividad. La mayoría de los colorantes causan reacciones alérgicas debido a que son liberadores de histaminas. Un ejemplo es el colorante amarillo 5, tartrazina o E102, que causa asma, goteo de nariz y urticaria si se mezcla con analgésicos como la aspirina

•    Problemas digestivos: otro problema que presentan los refrescos es la gran cantidad de gas que contienen, su acumulación puede producir verdaderos “tacos” de aire en el intestino, los que a su vez provocan digestión distendida, tránsito lento, meteorismo e incluso reflujo.

Por todas estas causas, se recomienda optar por bebidas más naturales, sin tanto colorantes, azúcar, cafeína y otros agregados. Un dato más: las gaseosas más oscuras suelen tener mayor cantidad y peor calidad de aditivos y colorantes, por lo cual resultan más peligrosas. Aunque también es cierto que esto depende de la fórmula de cada marca y que no es prudente generalizar.

El doctor Leonardo Rubén Gulman es director de Belesana (www.belesana.com) e integrante de la Asociación Argentina de Periodismo Médico.

Fuente: clarin.com

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