La esteatosis o el comúnmente llamado “hígado graso” es la 
acumulación de grasas en la célula hepática. También existe otro tipo de
 hígado graso, que está dado por la ingesta de alcohol, al que se denomina esteatosis alcohólica, pero esta no es su única causa.
Se trata de una patología en aumento porque está asociada a la obesidad, la hipertensión y el colesterol alto.
 Es una complicación que puede presentarse cuando hay exceso de grasa en
 la zona abdominal: las células adiposas pierden la capacidad de 
almacenarla y se infiltra en órganos vecinos.
Las señales de alerta
Aunque hay personas que no presentan síntomas, existen factores clave que deben implicar una consulta médica:
* Si
 sos mujer, de mediana edad, con sobrepeso, con trastornos de azúcar en 
el metabolismo (diabetes) o de grasas (colesterol y triglicéridos), tus 
posibilidades de padecer hígado graso aumentan. 
*
 Los genes también influyen. No es una enfermedad hereditaria, pero sí 
hay cierta predisposición genética a desarrollarla. Además, con 
frecuencia en una familia se comparten hábitos de alimentación que pueden favorecer su aparición.
*
 Más de la mitad de los pacientes con hígado graso presentan fatiga 
persistente o malestar en el cuadrante superior derecho del abdomen, o 
ambas cosas.
* A la hora del examen 
físico, las personas muestran un agrandamiento indoloro del hígado. Por 
lo general son diagnosticados cuando acuden al médico por una elevación 
inexplicable y persistente de los valores de las pruebas hepáticas. Todo
 esto viene acompañado de varios índices que se ven alterados, como el 
de las enzimas hepáticas, que llegan a duplicarse y hasta triplicarse a 
la par de los niveles de azúcar, colesterol y triglicéridos.
Qué hacer para ganar la batalla
*
 Si querés cuidar el hígado, la batalla comienza por reducir los 
azúcares refinados, los carbohidratos, las grasas de origen animal y el 
alcohol. Comer más verduras, pescados, yogur y frutos secos.
* Si sos de esas que conocen todas las dietas, la mediterránea es probablemente una de las más sanas para evitar el hígado graso y, al mismo tiempo, disminuir el riesgo cardiovascular.
* La actividad física es otra aliada contra la esteatosis.
Claves para prevenir
* Evitá el consumo de alcohol.
*
 A menos que sea indispensable, no tomes medicamentos dañinos para tu 
hígado como los analgésicos, antiinflamatorios o estrógenos.
* Reducí tu peso en forma gradual. Nunca lo hagas de manera vertiginosa, porque puede empeorar más el cuadro.
* Vacunate contra la hepatitis A y B.
* Aumentá la ingesta de antioxidantes.
Por el doctor Fernando San Cristóbal, del Sanatorio Modelo de Caseros. 
Fuente: entremujeres.com 

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