martes, 28 de mayo de 2013

Estrategias anti comida chatarra

Nueve de la mañana, recreo en el colegio. Como Tomás se levantó a las apuradas y no llegó a desayunar en casa, ahora se empuja con los compañeros para que el quiosquero escuche su pedido antes de que suene el timbre. Después de un buen rato, Tomás sale despeinado pero triunfante, pancho con mayonesa en mano. 

Esta escena se multiplica por miles de chicos diariamente. Y no sólo en el colegio: la oferta de lo que se denomina comida chatarra o basura está al alcance de la mano y se promociona a través de publicidades dirigidas a los niños. Hay chicos que ya son adictos. Lo malo es que este tipo de comida contiene altos niveles de grasas, sal, condimentos, harinas blancas y azúcares (estimulan el apetito y la sed) y pocas fibras, proteínas y vitaminas.

Así, los chicos se llenan pero no se nutren. Y ante la ingesta desmedida llegan a enfermarse: obesidad, dislipidemia (aumento de grasas en sangre, colesterol y/o triglicéridos), diabetes e hipertensión. Según la OMS, “la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo. Hay 42 millones de niños con sobrepeso. De ellos, 35 millones viven en países en desarrollo”.

¿Cómo llegamos a esta invasión de alimentos de baja calidad nutritiva? 

Por un afán de comercialización, hubo avances en la capacidad de elaborar y conservar mayor cantidad de productos a menores costos. Consecuencia: la pérdida a gran escala de los nutrientes naturales. 

El doctor Claudio Esteve, presidente honorario de la Asociación Naturista de Buenos Aires (ANBA), considera que “los chicos están a merced, como nunca antes, de productos alimenticios muy industrializados, altamente calóricos, ricos en azúcares refinados, cloruro de sodio y grasas saturadas, tan adictivos como las drogas. Es nuestra responsabilidad como padres exigir que no se ofrezcan más en escuelas, jardines de infantes y centros comerciales y de recreación. Y estimular la demanda de alimentos orgánicos para toda la población y a precios accesibles”. 

Jimena Loprete (31) tiene tres hijos y aunque intenta que coman sano en su casa no puede controlarlos en otros ámbitos. “En la escuela y en los cumpleaños se come comida chatarra, y ellos quieren repetir en el hogar lo mismo que afuera.” 

Laura Gutman, psicoterapeuta familiar, asegura en su libro La revolución de las madres que “asistir a un cumpleaños se interpreta como ir al lugar donde uno se llena de lo peor de la oferta gastronómica”.

¿Por qué elegimos comida chatarra para los más chicos? 

Según Esteve, se debe “a un acostumbramiento a conductas erróneas, a la rutina y sobre todo al desconocimiento respecto a estos temas. Como consecuencia de ello, la Argentina es el país con mayor obesidad infantil de América latina”. 

Natalia Niello (35) es la dueña de un almacén naturista. Propone comer con más conciencia y tiene sus seguidores. “Hay chicas que vienen por su propia cuenta al local para averiguar sobre productos con altas propiedades nutritivas que conocieron a través de internet”.

Para la psicóloga Susana Beltrame, coautora junto a la nutricionista Raquel Jona del libro Alimentos y afectos, “alimentarse mejor tiene que ser una estrategia que involucre a todos los actores de este proceso, desde la compra de los alimentos, la elaboración de platos y el conocimiento sobre la importancia de alimentarse sanamente”. 

Ahora, ¿cuáles son los requerimientos indispensables para una buena alimentación infantil? Debe ser balanceada y variada –lácteos, carnes, huevos, frutas, verduras–, con importantes aportes de fibras, proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales. La bebida ideal es el agua, y hay que reemplazar las gaseosas por limonada, jugos de frutas frescas o gaseosas con edulcorante natural.

Según Esteve, “es fundamental que coman frutas y verduras crudas (alimentos vivos), ricos en vitaminas activas y en minerales, así como también cereales integrales, oleaginosas, porotos en general, brotes, algas y hongos. Y reemplazar harinas y azúcares refinados por orgánicos o integrales”.

¿Qué estrategias implementar para que los chicos coman mejor? 

Hay que poner la imaginación al servicio de la cocina para incorporar nuevos alimentos sin que protesten. Se aconseja hacer los cambios de forma paulatina. Una fórmula es tener tentempiés saludables preparados, despertar su interés por las comidas y dejar que se diviertan preparándolas. Un dato: servir platos con alimentos de diferentes colores y sabores. Jimena sabe del tema. Después de tomar cursos de comida naturista cambió todo lo refinado por integral.

El problema se presentó con los chicos: “Al principio protestaban...‘¿Por qué todo es oscuro?’, decían de una masa para tarta marrón”. De a poco fueron aceptando los cambios. Jimena llegó hasta el soborno: “Comete la hamburguesita de lentejas y después te hago algo que te guste”, negociaba.

Para vencer las resistencias de los chicos en libro citado ofrecen un decálogo: 

•  Hablarles –sin importar la edad de los niños– sobre la importancia de incluir distintos alimentos para estar sanos, ser buenos deportistas y tener mayor facilidad para aprender.
•  Detallar los alimentos que presentan difi cultad, que a veces suelen ser las verduras.
•  Incluir un alimento nuevo por vez y en una pequeña cantidad.
•  No usar aderezos (salsa golf, mostaza, ketchup, mayonesa) añadidos al alimento nuevo, porque de esa manera el niño no siente el verdadero gusto de lo añadido.
•  Variar las formas de presentación del alimento a incorporar, empezando por las mejor aceptadas.
•  Llevar a los niños de compras y que ellos mismos elijan qué verduras se comprometen a comer ese día.
•  Que los más chicos ayuden en la cocina a preparar la comida.
•  No ensayar todos los días; dejar pasar dos o tres entre una prueba y otra.
•  Predisponerse con buen humor y gestos agradables, dado que si usted le da hígado pisado con cara de asco, sus posibilidades de éxito serán escasas.
•  Toda la familia deberá participar de este proceso, colaborando en cada etapa. 

Yamila Cabaleiro (27) es vegetariana, da cursos de comida natural y prepara viandas vegan. La principal queja de su hijo de cinco años es: “¿Por qué todo es sano?”. Cuenta que para amigarlo con sus comidas lo hace participar en la cocina. Otra estrategia anti chatarra es lograr que puedan comer alimentos sanos con autonomía. 

“La comida sencilla en forma de croquetas, bollos y formitas es ideal. Se puede comer fría o caliente y puede estar preparada con anterioridad. La forma en que el alimento es presentado tiene su importancia. De hecho, ése es uno de los motivos por los cuales la comida chatarra tiene tanto éxito entre los pequeños: porque pueden comerla con autonomía y como parte del juego”, explica Gutman. 

El camuflaje también es aceptado; se puede triturar verduras y legumbres e incluirlas en otras preparaciones. Natalia cuenta que en su local “tienen mucha salida las hamburguesas de garbanzos y, en especial, las de lentejas, porque son de un color similar al de una hamburguesa convencional”. 

¿Y qué elegir como viandas?

“Los panes integrales rellenos son ideales para que los chicos se lleven al cole o para viajes largos. Los panes chiquititos con mucha muzzarela, tomate y albahaca –o con otros rellenos– son súper prácticos y nutritivos”, aconseja Natalia. 

En la merienda se pueden ofrecer galletas integrales, cereales, galletas de arroz, frutas frescas, helados de agua, ensalada de frutas, gelatinas, yogur, quesos, frutos secos, licuados y jugos naturales. 

Para reemplazar las golosinas es ideal acostumbrarlos a comer frutas frescas o secas. Existen golosinas elaboradas con productos no refinados y sin conservantes; se hacen a base de algarroba (en vez de chocolate), maní, miel, pasas de uva... También se puede probar con las galletitas y los productos de repostería a base de cereales integrales.

Yamila asegura que “cuando los chicos comen mejor, bajan la ansiedad y ven el mundo de otra forma”. De los adultos depende el cambio, en especial de las madres: “Es sencillo reconocer –asegura Gutman– que las madres tenemos en nuestras manos la posibilidad de nutrir amorosamente, permaneciendo corporal y afectivamente disponibles para los niños”. Quizás ésa sea la mejor estrategia saludable.

Fuente: entremujeres.com

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