 El trastorno por atracón se caracteriza por la presencia de episodios
 recurrentes de atracones de comida. Un atracón se reconoce porque la 
persona ingiere una cantidad importante de alimento (generalmente, 
alimentos con un alto contenido calórico) mientras experimenta una 
importante sensación de pérdida de control.
El trastorno por atracón se caracteriza por la presencia de episodios
 recurrentes de atracones de comida. Un atracón se reconoce porque la 
persona ingiere una cantidad importante de alimento (generalmente, 
alimentos con un alto contenido calórico) mientras experimenta una 
importante sensación de pérdida de control.
Los atracones están desencadenados, 
generalmente, por estados emocionales negativos, como es la depresión, 
la soledad, el aburrimiento, etc. Además de los atracones, hay asociados
 determinados comportamientos relacionados con la alimentación, como es 
el comer muy deprisa, comer a escondidas, comer hasta sentirse muy 
lleno, comer grandes cantidades de alimento a lo largo del día sin 
planificarse las horas de las comidas, comer grandes cantidades en 
ausencia de hambre que llevan a la persona a sentir un enorme malestar, 
sentimiento de culpabilidad y como consecuencia se desencadena un estado
 de ánimo deprimido que incluso puede llegar a ser autodenigrante.
La preocupación principal de las personas que sufren este problema 
está relacionada, por un lado, con el descontrol ante la comida, y por 
otro, por los efectos que dichos atracones pueden tener a largo plazo en
 la figura y el peso, lo cual acaba afectando su confianza en las 
relaciones con los demás.
El trastorno por atracón es un desorden alimenticio en el cual un individuo:
- No tiene control de forma periódica sobre el consumo de comida.
- Come una gran cantidad de comida de una vez.
- Come de forma mucho más rápida durante los episodios de atracón que en la alimentación normal.
- Come hasta que se siente incómodo físicamente.
- Come en abundancia aunque no esté hambriento.
- Siempre come solo durante los atracones para evitar que se descubra su enfermedad.
- A menudo come solo durante la alimentación normal, debido a que tiene sentimientos de culpa sobre la comida.
- Se siente disgustado, deprimido o culpable después del atracón
Muchas personas son víctimas de atracones por antojos de comida. 
Distintos estudios señalan que es común que estos atracones ocurran en 
ciertos momentos, a menudo cerca de la hora de ir a la cama. Tu guardia 
puede estar baja, pudiste haber tenido un día particularmente difícil, y
 la forma en que decides darte un gusto podría no ser la más feliz. La 
fatiga y el estrés, con frecuencia, se combinan y asumen un papel 
protagónico.
Cuando los antojos de comida no son forzados, lo que comienza como un
 simple bocadillo antes de ir a la cama, se transforma rápidamente en un
 irrefrenable frenesí alimentario. En muchas ocasiones, ni siquiera nos 
damos cuenta de lo que está ocurriendo.
La mayoría de estos excesos poco tienen que ver con la satisfacción 
de una necesidad nutricional. De hecho, parecen estar más relacionados 
al aspecto emocional y la gula. Exactamente, no se conoce los motivos 
por los que nos permitimos estos desbarajustes, sin embargo el 
conocimiento sobre el tema cada vez es mayor. Estos son algunos 
pensamientos e ideas acerca de los atracones:
Si la comida no está disponible, no la puedes comer. Vacía la alacena
 de galletitas o aléjalo de tu vista. Mantén a mano las opciones 
alimenticias más saludables.
Reconoce los sentimientos y las emociones que te conducen a la 
comida. ¿Esto ocurre cuando estás aburrido, solo, o estresado? Si puedes
 identificar el disparador, podrás combatir la emoción que te hace 
desear ciertas comidas. Trata de manejar los disparadores de la mejor 
manera posible.
A veces, el hecho de ser conciente de que está ocurriendo un atracón 
parece no ayudar. No hay que desanimarse, llama a un amigo o amiga, 
comparte tus sentimientos con alguien.
Duerme lo suficiente. Cuando estás casado, es más fácil caer en la tentación de la comida.
Nunca te rindas. Cuando estés en la cama, y sientas la proximidad de 
ese deseo irrefrenable, has lo necesario para volver a ganar el control.
 Trata de practicar la restricción, pero no te vuelvas legalista y 
desequilibrado en tu búsqueda de perder peso. Piensa en la moderación 
más que en la abstinencia.
Entiende que el autocontrol y la disciplina, en sí mismos, ayudan. Si
 dependes completamente de tu control, podrías fallar. Necesitas formar 
un círculo de relaciones de apoyo e interés.
Ejercita. La actividad física incrementa la producción de endorfinas,
 lo que te dará una sensación de bienestar. Trata de realizar, al menos,
 30 minutos de actividad física por día.
Emplea la moderación. En lugar de saturarte con todo tipo de comidas 
esperando que tus antojos desaparezcan, consume de 100 a 200 calorías de
 tu comida “antojadiza”.
Sustituye con comidas bajas en grasas y complejos hidratos de 
carbono. Si sientes deseos de chocolate, prueba con un yogurt dietético 
de ese sabor. Trata con barras de cereal para saciar tus deseos dulces.
Nunca saltees las comidas. Come cada tres o cinco horas. Realiza seis
 pequeñas comidas o colaciones regulares con comidas nutritivas.
Comprende que los atracones muchas veces están relacionados al 
estrés. En ese sentido, intenta otras formas de tratar el estrés crónico
 (un paseo en el parque, mirar una película, leer un libro, baños de 
espuma, etcétera).
Todos éstos estimulan los neuroquímicos que activan regiones del 
cerebro que inducen al placer. Las técnicas de relajación pueden 
funcionar al reducir la producción total de estrés. De modo que debes 
sustituir las comidas placenteras por experiencias placenteras.
Ten cuidado de ciertas medicaciones. Éstas pueden estimular el 
apetito. Las drogas empleadas en el tratamiento de la depresión y del 
desorden bipolar pueden ser estimulantes del apetito. Otras drogas, 
asimismo, pueden tener los mismos efectos.
Si estás bajo un tratamiento farmacológico, discute este tema con tu 
médico de cabecera o farmacéutico de confianza. Debes poder encontrar 
una alternativa que no te lleve a abrir la puerta de la heladera con 
desesperación.
Distráete. Encuentra algo que hacer. Realiza una actividad que saque 
de tu cabeza las ansias de comer. Y continúa haciéndolo hasta que el 
deseo haya desaparecido.
Efectúa una revisión de tu heladera y de las alacenas, y lleva a cabo
 una “limpieza general”. Arroja todo aquello que no sea saludable, todo 
aquello que está esperando para sabotear tu dieta, y comienza a comprar 
con más conciencia.
Fuente: blogs.infobae.com/nutricion
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