Si bien las técnicas de reproducción asistida demostraron ser eficaces en la solución de problemas de fertilidad, especialistas destacan que la ansiedad y la depresión atraviesan todo un proceso en el que las ilusiones son puestas en juego. Buscar ayuda es clave.
Aunque la reproducción asistida es cada vez más eficaz
en el diagnóstico y tratamiento de las alteraciones reproductivas, el
impacto emocional que supone la búsqueda de un hijo por medio de estas
técnicas continua siendo alto. Los especialistas recomiendan apoyo terapéutico para identificar las emociones que surgen durante este proceso.
“Es aconsejable que las parejas que inician un tratamientodeben entrevistarse con un psicólogo especializado
en reproducción, sobre todo aquellos casos en los que hará donación de
óvulos o espermatozoides. Es importante que se preparen para estar lo
mejor posible para la llegada del bebé, que comprendan que ese acto de
amor que los trajo al consultorio, que los llevó a atravesar el camino
hacia la fertilización, es lo que debe guiarlos”, expresó Santiago
Brugo Olmedo, director del centro de reproducción asistida Seremas.
Un registro de las experiencias de quienes recurrieron a la
reproducción asistida no debe dejar de lado sentimientos como la
ansiedad y la depresión, dos estados que atraviesan todo proceso en el
que las ilusiones son puestas en juego. Por eso, se recomienda “prepararse emocionalmente para la búsqueda,
reducir la ansiedad, enfocarse en el tiempo presente y no olvidar que
en la mayoría de los casos se requiere de varios intentos hasta lograr
la concepción”, señaló Brugo Olmedo.
Uno de los momentos más difíciles para una pareja suele ser el de la
Beta-Espera, esas semanas que transcurren luego de la inseminación o
transferencia de embriones hasta la obtención de la Beta-GCH,
prueba que confirmará el embarazo. Este período -que dura
aproximadamente 12 días- suele estar cargado de ilusiones, expectativas
y conductas que buscan vivir anticipadamente el embarazo. Es habitual que la mujer sienta náuseas, cansancio, sueño, que esté irritable
o que vaya varias veces al día al baño para detectar eventuales
pérdidas, síntomas que en la mayoría de los casos tienen más que ver con
la ansiedad que con el desarrollo concreto del embarazo.
Para Brugo Olmedo, “la situación de espera implica la aceptación de los propios límites,
comprender que concretar el propio deseo no depende solamente de la
voluntad, que aún en un tema tan íntimo como es la decisión de tener un
hijo, se necesita de los otros”. Pero ¿qué hacer para que esa espera no
transforme a esas personas en sujetos pasivos, sometidos al vaivén
emocional que indudablemente implica atravesar la infertilidad?
* Organizar actividades placenteras para los periodos de espera de diagnóstico y/o embarazo.
* No estar pendiente de cada uno de los síntomas
* Reducir la ansiedad y enfocarse en el tiempo y espacio presente
* Buscar apoyo terapéutico
* Rodearse de un entorno familiar y social positivo
En los últimos tiempos, la divulgación masiva de temas de la medicina y el acceso cada vez más mayoritario a la información
propició una nueva generación de pacientes. En los diálogos cotidianos,
ya no sorprenden términos técnicos como endometriosis, biopsia
testicular, control de la hormona AMH para medir la reserva ovárica o criopreservación de embriones, entre otros.
Antes de hacer la consulta con el médico, la gente ya compartió su
duda en un chat, leyó una nota sobre el tema o describió su síntoma en
un foro y eso no siempre suma. Para controlar la ansiedad el paciente
tiene que confiar yevitar acumular datos que pueden confundirlo.
En síntesis, darle lugar a la emoción, no hacer de cuenta que no pasa
nada, ponerle palabras a los sentimientos y encontrar un espacio para
hablar de ello. Esta es la clave para lograr que la búsqueda de un hijo por fertilización asistida sea una “dulce” espera, una verdadera oportunidad para crecer.
Fuente: saludable.infobae.com
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