viernes, 22 de febrero de 2013

Tres hábitos para vivir más

“Las enfermedades crónicas son las principales causas de muerte en la mayoría de los países de Latinoamérica”, señala Gina Tambini, Gerente en el Área de la Salud Familiar y Comunitaria de la Organización Panamericana de la Salud, en el marco del 10° Seminario Latinoamericano de Periodismo en Ciencia y Salud organizado por MSD y el Instituto de las Américas, realizado en mayo en Nueva York, Estados Unidos. “De las 940 millones de personas que viven en las Américas, aproximadamente 250 millones de personas viven con una enfermedad no transmisible (ENT)”, como diabetes, cáncer y enfermedades cardiovasculares o respiratorias crónicas. Esto también se da en Argentina: en 2008, representó el 34% del total de muertes en nuestro país.

Las ENT se deben, en gran medida, a cuatro factores de riesgo que se afianzaron y generalizaron como parte de la transición económica, los procesos de urbanización y los nuevos modos de vida: el cigarrillo, la alimentación poco saludable, la inactividad física y el alcohol en exceso. Así, un alto porcentaje de ENT puede prevenirse mediante la reducción de estos cuatro factores. Algunos indicadores a tener en cuenta:

La obesidad y el sobrepeso. América es una de las regiones con mayor prevalencia de sobrepeso. “Este problema se encuentra en aumento en la región y, lo que es peor, crece en niños pequeños y jóvenes. Es una epidemia y es necesario desde la educación reforzar la promoción de prácticas saludables, como comer frutas y verduras o hacer ejercicio. Los datos demuestran que las mujeres están más obesas que los hombres y, cuando miramos actividad física entre niños y niñas, son ellas las que están menos activas”. En Argentina, específicamente, el 18% de los estudiantes varones hacen actividad física al menos 60 minutos por día, mientras que sólo el 8% de las chicas dedican parte de su tiempo a esta actividad.

El sedentarismo. “Es una de las medidas más importantes para prevenir obesidad y sobrepeso. Hacemos un llamado a los padres y a las escuelas para promover espacios para el ejercicio”, lanza Gina. Las personas con poca actividad física corren un riesgo entre un 20% y un 30% mayor que las otras de morir por cualquier causa. “Buscamos trabajar con el ambiente, con el lugar que rodea a las familias. Porque si estos chicos y sus padres viven en un lugar en el que no hay un parque para jugar, ciclovías para montar en bicicleta, o seguridad para salir a la calle es muy difícil”, comenta.

El tabaquismo. Alrededor de 6 millones de personas mueren a causa del tabaco cada año, tanto por el consumo directo como por el pasivo. Hacia 2030 –indican desde la Organización Mundial de la Salud (OMS)-, esa cifra aumentará hasta los 7,5 millones, lo que representará el 10% del total de muertes.

El uso nocivo del alcohol. Aproximadamente 2,3 millones de personas mueren en relación a esta causa cada año, lo que representa alrededor del 4% de todas las muertes que tienen lugar en el mundo, señala un informe de la OMS.

La dieta no saludable. “Hay que dejar de lado la idea de que el niño gordito es más saludable”, provoca Gina y, nuevamente, destaca la importancia fundamental de la educación y la concientización sobre estos problemas, además de la promoción de hábitos saludables desde muy temprana edad. Entre éstos, bajar el consumo de sal es un factor determinante, que aumenta el riesgo de padecer hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

Ante estos números, Gina destaca las “buenas noticias” en relación a las prevención de las enfermedades crónicas: “Podemos evitar más de 3.4 millones de estas muertes en los próximos 10 años en Latinoamérica y el Caribe con tres medidas sencillas:

La reducción del uso de tabaco,

La reducción de la ingesta de sal y

El mantenimiento del tratamiento en los pacientes con enfermedades cardiovasculares”.

Las causas y factores de riesgo, agrega, son múltiples por lo que “requiere una respuesta del conjunto de la sociedad, no solamente del área de salud” y destaca los impuestos sobre el tabaco (Uruguay), la reducción de sodio en el pan (Argentina) o restaurantes (Nueva York), la ampliación de los servicios básicos de salud para la diabetes e hipertensión (Brasil) y las ciclovías en distintas ciudades, entre otros. 

“Los factores de riesgo no tienen que ver solo con las actitudes individuales, sino también en relación a las condiciones socioeconómicas de estas poblaciones, que tienen que ver con la pobreza, la educación, el acceso a opciones de alimentos saludables, la urbanización, y también con la influencia prenatal y perinatal, es decir, qué comen las mujeres y cómo es el estado de ese niño al nacer”, explica Tambini y hace hincapié en que estas enfermedades afectan de manera desproporcionada con claridad las mujeres, los pobres y los menos educados. Por eso, “es clave el hecho de poder empoderar a las mujeres y a las niñas. La educación y el conocimiento son claves para que ellas y sus familias no lleguen a esa situación”.

Fuente: entremujeres.com

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