Ingredientes
900 g de muslos y contra muslos de pollo
15 g de aceite de oliva
350 g de champiñones limpios en cuartos
1 cucharada de lardones de tocineta
12 chalotas pequeñas peladas cortadas a la mitad
2 dientes de ajo picados
30 g de coñac
25 g de mantequilla
750 g de vino tinto
17 g de harina
450 g de patatas
Procedimiento:
Empezamos cortando las patas en muslos y contramuslos, aunque
lo más sencillo es pedirle al carnicero de confianza que nos los corte
ya así. Pelamos las patatas, las limpiamos, las cascamos y las
reservamos.
Hecho esto, calentamos en una cazuela u olla el aceite, agregamos los muslos y contramuslos bien salpimentados
y los doramos hasta que estén bien coloreados por todos los lados
(aproximadamente durante unos 8 minutos). Sacamos y reservamos.
Retiramos la grasa de la cazuela y colocamos allí los lardones de bacon. Rehogamos bien durante unos 2 minutos hasta que hayan soltado su propia grasa.
Añadimos las chalotas, el diente de ajo y cocinamos unos 5 minutos.
Una vez hayan tomado color las chalotas, agregamos los champiñones y los sudamos durante otros 5 minutos más.
Transcurridos, añadimos la mantequilla, la harina, sazonamos y damos 2 minutos más de cocción. Añadimos el coñac y reducimos a la mitad. Vertemos el vino y lo llevamos a ebullición.
Agregamos, entonces, el pollo reservado, la patata, llevamos el conjunto a ebullición de nuevo, unos segundos, lo retiramos del fuego y lo tapamos con papel de aluminio.
Ya sólo nos queda meterlo al horno a 160ºc durante 1 hora y 15 minutos y tendremos un pollo de saltarse las lágrimas.
A TENER EN CUENTA
A la hora de comprar, Martín, todos los pollos nos son iguales, ¿no?
Desde
luego, hay diferencias abismales. Para dar con uno bueno, lo mejor es
que hablemos con el carnicero de nuestro barrio, el será el que mejor
nos aconsejará a la hora de comprar, pero también nos podemos fijar en
algunas cosas determinantes.
Algunos de los trucos son por ejemplo
fijarse en el color de la grasa, cuanto más amarillenta sea mejor, que
la piel esté húmeda pero no resbaladiza y que no sea pringosa al tacto.
¿Podríamos usar otras setas que no fuesen los champiñones?
Por supuesto, es un guiso que se presta a multitud de combinaciones.
Por
ejemplo, si tenemos algunos hongos congelados en casa, podemos
sustituir los champiñones por los hongos, y daremos un toque mucho más
lustroso a nuestra receta
Fuente: cadenaser.com
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