Los primeros calores son señal de alarma para quienes durante el
invierno se excedieron en las comidas y pretenden bajar todos los kilos
ganados para entrar en el traje de baño en tiempo récord. Las consecuencias en la salud de los descensos de peso abruptos.
Con la llegada del calor, llega también la desesperación de muchos por eliminar esos kilos de más que ganamos durante el año y que quedaban ocultos bajo la ropa de invierno pero que, ahora, resultan ya imposibles de disimular.
Es en ese momento cuando comenzamos a pensar de qué manera bajar de peso en tiempo récord, de forma tal de poder mostrar más nuestro cuerpo sin temor a que el sobrepeso salte a la vista.
“Éste es el momento del año en el que una gran cantidad de personas
acuden a especialistas en nutrición para solicitar ayuda profesional.
Estas personas, en realidad, son las que comprendieron la importancia de
poner su salud en manos expertas, y no apelar a fórmulas mágicas
totalmente genéricas y no necesariamente coincidentes con las
necesidades de ese paciente”, destacó el doctor Carlos Sabagh (MP 15.230
– ME 9.326), médico especialista en nutrición, quien remarcó que
“lamentablemente hay otra gran mayoría que descarta estas opciones de
asesoramiento, aún gratuitas, y prefiere luchar en solitario contra el
sobrepeso, exponiendo su salud a complicaciones que ni imagina“.
Para el director médico de Grandiet “es importante marcar los peligros que puede acarrear el buscar fórmulas mágicas que nos den resultados milagrosos en pocos días”
ya que, según aseguró, “la desesperación es siempre mala consejera, y
el utilizar cualquier medio para alcanzar el fin puede conllevar un alto
riesgo para nuestra salud“.
Por regla general, el ser humano apunta siempre al facilismo, a lo más rápido, a todo aquello que promete resultados inmediatos.
Vivimos, de hecho, en el mundo de la inmediatez, y el tema del
adelgazamiento no es ajeno a esto. La clave parece ser mientras más
rápido adelgace, mejor.
Los peligros del descenso rápido de peso
“Desde lo estrictamente médico debemos decir que cuando se pierde
peso rápidamente, como uno pretende a esta altura del año, lo que
estamos eliminando es líquido corporal y músculo, pero no grasa, que es
el enemigo a combatir”, explicó Sabagh, quien agregó que “las pérdidas bruscas de peso generan desequilibrios
y, en la mayoría de las ocasiones producen luego un ‘rebote’
importante, quedando la persona con un peso aún superior al que tenía
antes de someterse a su dieta milagrosa”.
Para él, la clave está en insistir en el concepto de que un verdadero adelgazamiento es aquel que permite perder grasa,
y que éste proceso de ninguna manera es inmediato. “El negocio está en
ir bajando progresivamente la grasa del cuerpo, cosa que difícilmente
logremos en unas pocas semanas previas a las vacaciones”, insistió.
Cinco cuidados a tener en cuenta de cara a la “dieta veraniega”
1- Cuidado con las fórmulas mágicas. Éstas pueden
ser muy peligrosas y generar déficit en el organismo que deriven en
enfermedades serias. Es peligroso someterse a las dietas de revista sin
una adecuada valoración sobre sus consecuencias en el organismo de esa
persona.
2- Evitar el tratamiento no supervisado. De lo
anterior se desprende la importancia de ponerse en manos de un
profesional en la materia, para poder aplicar una dieta equilibrada y,
sobretodo, supervisada. Un profesional especializado en nutrición es
fundamental, ya que éste evaluará las necesidades de la persona,
analizará cuál es su composición corporal (cantidad de grasa, masa
muscular, etc) y, en tercer lugar, trazará un plan de alimentación
realizable y no una dieta de moda para lograr un descenso rápido y no
perdurable en el tiempo.
3- Cuidado con no comer. Las dietas “mágicas” pueden
producir importantes carencias en el cuerpo, que se pueden pagar luego
con enfermedades complejas. El organismo está diseñado para comer, no
para restringir el alimento; por eso si se quiere bajar de peso, la
ingesta no debe ser eliminada de ninguna manera sino ser correctamente
determinada en el marco de un plan alimenticio bien supervisado.
4- Trabajar sobre la saciedad. En base al punto
anterior, lo natural es que el cuerpo tenga hambre, y no puedo negársele
el alimento. Por eso, la alternativa saludable que encontramos es
aumentar el consumo de ciertos alimentos que nos aporten los nutrientes
que necesitamos y que, a su vez, generen saciedad. Este es el caso de
las fibras, por ejemplo, que ayudan a este fin. Con su ingesta se reduce
el apetito hasta en un 60%, ya que las fibras generan sensación de
saciedad.
5- Cuidado con la autoindicación de suplementos. A
esta altura del año aparecen un sinnúmero de productos “milagrosos”.
Cuidado con la autoindicación. Es fundamental también en este punto que
siempre sea un profesional especializado quien nos indique qué
suplemento tomar.
¿Qué consecuencias puede acarrear una dieta sin control profesional?
• Déficit de vitaminas y minerales. Esto puede derivar en anemias, osteoporosis y calambres, entre otras.
• Déficit de rendimiento. Las dietas estrictas con descenso de peso
repentino generan dificultades de atención. Además se da una baja en el
rendimiento intelectual y laboral (cansancio y poca fuerza).
• Malhumor. El entorno de la persona nota malhumor en quien está
haciendo la dieta. Cuando la comida se quita, se genera mal humor, ya
que se está quitando el “placer de la comida”.
• Trastornos alimentarios a largo plazo. La continua realización de
dietas de este tipo se considera un trastorno alimentario: la conducta
“dietante”.
• Fracaso. El descenso repentino y el posterior “rebote” pueden
dar a la persona una sensación de fracaso por no haber logrado -o
sostenido- el objetivo después de tanto esfuerzo. Volvemos aquí a
insistir sobre la necesidad de plantear de entrada una dieta racional.
Fuente: saludable.infobae.com
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