En los últimos años, fueron varios los estudios dedicados a determinar
si cómo se alimenta una mujer antes del embarazo podría tener
influencia en el género del bebé.
Una investigación en conjunto de las universidades británicas de Exeter y Oxford encontró la primera evidencia de que existía una relación: cuanto más come la mujer, más propensa está a tener hijos varones.
El efecto es lineal
Las mujeres que tienen mucho apetito, comen alimentos ricos en
potasio como bananas y no saltean el desayuno son más propensas a tener
un niño, aseguró el informe. Mientras que las mujeres que dijeron haber
comido al menos una taza de cereal en el desayuno todos los días fueron
un 87% más propensas a tener niños que aquellas que no comían más que
una porción por semana (una posible señal de que se saltaban el
desayuno).
Entre las mujeres que más calorías consumían antes del embarazo el 56% tuvo varones
Entre las mujeres que más calorías consumían antes del embarazo
(dentro de un rango normal y saludable), el 56% tuvo varones, frente al
45% con la menor ingesta de calorías. Las mujeres que tuvieron varones
también comían unos 300 mg de potasio más al día (en promedio), y
alrededor de 400 calorías diarias más, en comparación con las mujeres
que tuvieron niñas. Estudios previos también demostraron que los
embriones masculinos se desarrollan mejor en culturas ricas en variedad
de nutrientes (incluyendo potasio, calcio y vitaminas C, E y B12), como
si para tener niños fueran necesarios más nutrientes que para las niñas.
En esta investigación participaron cerca de 700 madres primerizas, a
las que se les preguntó sobre sus hábitos alimenticios durante el año
antes a quedar embarazadas. ”El efecto fue lineal: cuanto más comían las
mujeres más propensas fueron a tener un varón, por lo que el efecto
podría ser aún mayor si las mujeres comían más”, dijo la Dra. Fiona
Mathews de Exeter, directora del estudio publicado en la revista Proceedings de la Royal Society B: Biological Sciences.
En busca de la niña
Otro estudio,
esta vez de la Universidad de Maastricht de Holanda, también abonó la
idea de que la dieta previa al embarazo de la mamá es un determinante
fuerte del sexo del niño, es más, recomienda planificar la dieta en
función de qué combinación de cromosomas prefiera concebir, además de
prestar atención al momento de mantener relaciones sexuales.
Las madres que deseen una niña deben evitar las bananas y seguir una dieta basada en legumbres y quesos duros.
En detalle Las madres que deseen una niña deben evitar las bananas y
seguir una dieta basada en legumbres y quesos duros. Según lo
científicos, la clave está en abstenerse de comer sodio y alimentos
ricos en potasio, como las anchoas, aceitunas, panceta, salamines,
salmón ahumado, camarones, arroz salado, queso azul, papas, carnes
frías, pan y pastelería. En su lugar, debe concentrarse en los alimentos
ricos en calcio y magnesio.
Estas son las conclusiones del un estudio que durante cinco años
involucró a 172 mujeres de entre 23 y 42 años, en Europa occidental. Las
mujeres ya habían sido madres de niños y querían niñas. Se les quitó la
sal de la dieta y se les insistió a comer más productos lácteos por
día, en una dieta que también incluía pan, verduras, frutas, carne,
arroz y pastas. Y aunque muchas de las mujeres abandonaron el estudio
porque no pudieron seguir los estrictos requisitos de la dieta o las
reglas sobre cuándo tener relaciones sexuales, 21 mujeres llegaron al
hasta el final: entre ellas, 16 dieron a luz hijas mujeres, en una tasa
de éxito asombroso de casi el 80%.
“Los resultados muestran que ambos métodos, la dieta y el momento de
tener relaciones sexuales, aumentan la probabilidad de concebir una
niña, pero el impacto de la dieta es mayor. Esto muestra una tasa de
éxito sustancial cuando ambos métodos se aplican correctamente”, dijo
entonces un portavoz del equipo científico.
Tendencias globales
Aunque las dudas sean todavía mayores que las certezas alrededor del
sexo de los bebés, estos resultados podrían dar algunas pistas del rumbo
que está tomando la humanidad. El primer estudio, que vincula un mayor
consumo de energía antes de la concepción con el nacimiento de hijos
varones, brinda además la primera explicación de por qué el número de
hombres está disminuyendo en Occidente: sugiere que es el resultado de
mujeres que consumen alimentos con poca grasa y se saltean el desayuno,
entre otras causas.
Aunque el ADN en el esperma es el que determina el sexo, parece que
en la batalla sin fin entre los sexos las madres pueden favorecer el
desarrollo de un sexo en lugar de otro para su descendencia: una
facultad que la naturaleza utilizaba para ajustar la proporción de sexos
en la Edad de Piedra, para adaptarse a las épocas de escasez y
abundancia.
De acuerdo a los investigadores, esto podría explicar por qué en los
últimos 40 años se produjo una reducción pequeña pero constante de
alrededor de uno cada mil nacimientos anuales, en proporción de niños
que nacen en los países industrializados como el Reino Unido, los EE.UU.
y Canadá. Esta disminución refleja la caída en el consumo de energía
promedio en el mundo desarrollado; la epidemia de obesidad, en realidad,
está impulsada por la menor quema de calorías en la vida cotidiana a
causa del sedentarismo, y de las dietas altas en grasa.
Aunque sean necesarios más estudios para comprobar el papel de la
dieta en el sexo de los bebés por nacer, sin embargo, es un gran
recordatorio del papel influyente que las decisiones alimentarias. Si se
puede influir en el sexo de un hijo, ya no caben dudas de la influencia
de la alimentación en la salud, la longevidad y el bienestar de la
especie humana… Y del planeta.
Fuente: cukmi.com
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