Al contrario de lo que se ha
pensado durante mucho tiempo, dormir mucho parece ser una buena forma de
proteger a la gente que tiene predisposición genética a la obesidad,
afirman científicos en Estados Unidos.
En un estudio llevado a cabo con gemelos, los
investigadores de la Universidad de Washington encontraron que aquellos
que dormían más de nueve horas cada noche eran más delgados y mostraban
menos riesgo de subir de peso que los que dormían menos de siete horas.
Según los científicos, el sueño prolongado parece suprimir los factores genéticos que conducen al aumento de peso.
Y dormir poco tiene el efecto opuesto, afirma el estudio publicado en Sleep, la revista de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño.
Estudios pasados habían mostrado la importancia
del sueño en los procesos biológicos y el riesgo de enfermedades como
diabetes tipo 2 y obesidad.
Pero las investigaciones se habían centrado en el impacto que tiene en una persona dormir poco o dormir con interrupciones.
La nueva investigación, sin embargo, revela que
hay factores mucho más complejos entre el sueño y los mecanismos
biológicos que conducen a la obesidad.
Interacción genética
Hasta ahora ya han sido identificados varios
genes, unos 20, que juegan un papel en el riesgo que tiene una persona
de ser obesa.
Los principales factores de riesgo, por supuesto, son una dieta mala y la falta de ejercicio.
Pero los genes desempeñan un papel en la forma
como el organismo utiliza la energía que se consume, la forma como se
almacena la grasa en el cuerpo y las sensaciones de sentirse lleno o
seguir con hambre después de haber ingerido una comida.
También tienen una función en la rapidez con que usa la glucosa.
Sin embargo, tal como explican los científicos
de Washington, este es el primer estudio que analiza cómo el sueño
interactúa con estos genes.
Los investigadores estudiaron a 1.088 pares de gemelos tanto idénticos como no idénticos.
El estudio de gemelos en genética es importante y rutinario.
Los gemelos idénticos comparten exactamente los
mismos genes y están sujetos a los mismos efectos genéticos, por lo
tanto, las diferencias que demuestran se deben, por lo general, a
factores ambientales.
Por otra parte, los gemelos no idénticos no
comparten todos los mismos genes y con ellos se pueden investigar las
diferencias genéticas.
Los gemelos que participaron en el estudio eran
mujeres, con una edad promedio de 36,6 años, caucásicas y con un IMC
promedio de 25,3.
Esta puntuación está considerada como
"sobrepeso". La obesidad clínica está definida por un índice de masa
corporal (IMC) de 30 o más.
Los investigadores encontraron que en los
sujetos que dormían menos de siete horas, la predisposición genética a
un incremento en IMC era dos veces más grande que en los que dormían más
de nueve horas cada noche.
Según los científicos, en los gemelos que
dormían poco, el impacto de la herencia genética en su IMC era de 70%,
mientras que en gemelos que dormían más de nueve horas este impacto era
de 32%.
"Los resultados sugieren que el sueño corto
ofrece un ambiente más conducente a la expresión de los genes vinculados
a la obesidad", afirma el doctor Nathaniel Watson, quien dirigió la
investigación.
"O podría ser que el sueño prolongado tiene un
efecto protector al suprimir la expresión de los genes vinculados a la
obesidad", agrega.
Es decir, para una persona con predisposición a
la obesidad, entre más duerme, menos importante se vuelve la genética en
la determinación de su peso corporal, explica el científico.
Vida ajetreada
Según el doctor Watson, los ajetreados estilos de vida modernos sin duda han contribuido a la epidemia de obesidad en el mundo.
"La sociedad moderna con su tecnología
omnipresente a menudo puede causar un desajuste entre la necesidad de
sueño y la realización del sueño", dicen los autores.
"Esto frecuentemente tiene consecuencias
adversas para las funciones cognitivas y para la salud metabólica,
cardiovascular e inmunológica".
"De hecho, durante el pasado siglo, la duración
habitual del sueño se ha reducido 1,5 horas cada noche y desde 2001 el
porcentaje de adultos en Estados Unidos que duermen al menos ocho horas
cada noche durante la semana se ha reducido de 38% a 27%".
Y los científicos agregan que "se está
acumulando la evidencia que muestra que las horas de sueño crónicamente
reducidas están asociadas a la obesidad".
El estudio, subraya el doctor Watson, es preliminar y habrá que llevar a cabo investigaciones más amplias para confirmarlo.
Pero los resultados sugieren que "las medidas
para perder peso podrían ser más efectivas si las influencias genéticas
que inducen el peso corporal fueran mitigadas con la prolongación del
sueño", expresa el científico.
Fuente: bbc.co.uk
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