lunes, 20 de febrero de 2012

Patritti consolida su sólido portfolio de esencia patagónica y espíritu cosmopolita

La bodega de San Patricio del Chañar presentó el primer blend de su consagrada línea de alta gama Primogénito. Se trata de un vino "world friendly" que en la Argentina se consigue a $130. En un encuentro con la prensa, además, se degustaron otras etiquetas que hoy se encuentran en el mercado.

Nacida hace poco más de ocho años, Bodega Patritti busca consolidarse como uno de los principales referentes de la Patagonia.

Ubicada en el Valle de San Patricio del Chañar, Neuquén, actualmente cuenta con unas 110 hectáreas propias en las cuales desarrollan variedades como Malbec, Pinot Noir, Merlot, Cabernet Sauvignon, Chardonnay y Sauvignon Blanc, entre otras.

La bodega se encuentra en pleno proceso de expansión, dado que pasó de comercializar unas 15.000 botellas a más de 60.000 el último año, según explicó su presidente, Rubén Patritti.

Y con el objetivo de ganar presencia en el mercado local y en el exterior, la bodega apunta a incrementar los volúmenes de producción y alcanzar, en el mediano plazo, un nivel de comercialización cercano a las 250.000 botellas.

Sin embargo, tal como se encargó de dejar en claro su máximo directivo, la clave es no descuidar la calidad.
"No está contemplado en nuestro plan de negocios ir hacia líneas más económicas", disparó Patritti.
Muestra de ello es que esta semana acaban de presentar ante la prensa especializada al último miembro de la familia Primogénito.

Se trata del primer y único blend de esta línea de alta gama y que Vinos & Bodegas pudo degustar en el encuentro organizado en el restaurante que comanda Hernán Gipponi, en el palermitano Fierro Hotel.

Este vino cosecha 2008 -elaborado por el enólogo Nicolás Navio y bajo el asesoramiento de Mariano Di Paola- es un blend 40% Cabernet Sauvignon, 40% Malbec y 20% Merlot.

El mismo registra un paso de 16 meses por barricas de roble francés de primer uso, que le confieren en nariz interesantes notas tostadas y algo "chocolatoso", sin resultar invasivo. Se destaca, además, su perfil frutado, dominado por notas de ciruelas secas. La columna vertebral del Cabernet Sauvignon está presente pero sin quedar en evidencia dosis elevadas de pirazina, lo que le confiere un perfil sumamente equilibrado.

En boca, los taninos se muestran tan maduros como dóciles, dando lugar así a un vino carnoso, pero decididamente amable. La madera se integra armoniosamente, derivando en un final de larga persistencia, elegante y con alto perfil "world friendly", claro que sin dejar de "expresar las virtudes de la tierra patagónica y el estilo propio de nuestra casa", según apuntó el propio Patritti.

Un dato de color sobre esta línea es que la botella incluye un simple pero práctico sistema denominado "Cork Tester", que consiste en una cápsula dividida que permite despegarla de la botella numerosas veces, sin que pierda su adherencia posterior. Este sistema básicamente es para aquellos que destinan este vino a la guarda y desean observar su evolución e impacto en el corcho, de modo de tener un mayor grado de previsibilidad y observar si las condiciones son las indicadas.

Para esta añada 2008 la bodega apostó a una partida ultra limitada de 8.000 botellas que, según explicó el propio Rubén Patritti, apuntan principalmente a satisfacer la demanda externa, si bien ya se puede conseguir en vinotecas del mercado doméstico a un precio sugerido de $130.

Cabe destacar que, previamente, el almuerzo se abrió con un Chardonnay 2009, una etiqueta que fue concebida más como una prueba que con un fin puramente comercial.

Y la realidad es que este blanco de la bodega patagónica fue muy comentado en la mesa. Se trata de un Chardo aromático, con mucha fruta en nariz, aunque sin estridencias. Al hacer maloláctica y tener un posterior paso por barricas de roble francés y americano (50% del vino), se potencia un perfil más tropical, con notas de banana y un suave caramelo que anticipan lo que luego vendrá en boca: un vino súper untuoso y que llena el paladar.
La experiencia con este vino fue tan positiva que Rubén Patritti adelantó que la bodega ya está trabajando en una nueva cosecha de Chardonnay, con una partida más elevada, y hasta en un Torrontés patagónico, elaborado en base a un pequeño viñedo experimental de una hectárea que poseen en San Patricio del Chañar.

Para el segundo paso, Patritti puso en escena al Primogénito Pinot Noir 2008.
Se trata de un ejemplar que en nariz está dominado por la clásica fruta roja con un trasfondo mineral muy leve. Además, en esta última añada despuntan sutiles toques ahumados y algo de vainilla, aportados por su paso de 12 meses por barrica.

En boca, un excelente nivel de acidez y los esperados taninos aterciopelados se integran y complementa con la madera, coronando así un Pinot patagónico con un final elegante y de persistencia media.


Llegado el tercer paso, fue el turno del Primogénito Merlot 2008.
Este vino también registra 12 meses en barrica. Rica fruta, apuntalada por las notas aportadas por madera. Sorprende por su muy buena estructura, sin perder un milímetro de delicadeza.

Este Merlot también pone en evidencia la consistencia del portfolio en general y de la línea Primogénito en particular, con taninos están trabajados al máximo y una alta dosis de elegancia.

En un mercado cada vez más competitivo y que tiende hacia la concentración -en el cual Neuquén no es la excepción a la regla- es refrescante y hasta tranquilizador comprobar el sólido trabajo llevado adelante por bodegas como Patritti, de la mano de un portfolio sólido, que apunta al consumidor global, sin perder su "ADN" patagónico.

Fuente: iprofesional.com

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