lunes, 22 de agosto de 2011

La historia del grandioso Central Park

Cuando la civilización comenzó a consolidarse y las grandes ciudades modernas empezaron a construirse, nacieron con ellas el caos y el bullicio característico de las grandes metrópolis. La vida empezó a tomar un ritmo más veloz y el estrés se convirtió en la constante de los días de los hombres. Allí comenzó la necesidad de sus habitantes por encontrar en algún lugar la paz y tranquilidad que les había sido arrebatadas. Sin embargo, no encontraban lugar alguno dentro de sus ciudades. Así fue que los cementerios -grandes extensiones de campo- se colmaron de personas que caminaban y disfrutaban de un fin de semana junto a sus familias o simplemente un espacio donde podían tener una tranquila conversación con la naturaleza como fondo. Si bien se encontró un lugar de reposo, este era principalmente lugar de reposo de los muertos, por lo que urgía la necesidad de un espacio público destinado al esparcimiento de la población. En la Nueva York del siglo XIX, esta necesidad era evidente. Estaba por nacer el Central Park.

Los primeros en proclamarse fueron el poeta William Cullen Bryant y el arquitecto Andrew Jackson Downing. En el año 1853, el Estado de Nueva York apoyó el proyecto, cediendo 2.8 kilómetros cuadrados y un presupuesto de 50 millones de dólares para la construcción del parque. Desde su inauguración hasta la fecha, el Central Park acoge a todos aquellos quienes cansados de la rutina, encuentran en sus colinas, lagos y caminos el descanso perfecto, al menos durante algunas horas. El Central Park es el parque urbano más grande de Nueva York y recibe 25 millones de visitantes anualmente, es decir, 5 veces más que el “Gran Cañón“. Actualmente abarca una extensión de 3.41 kilómetros cuadrados y está situado entre la Quinta Avenida y Central Park West, en Manhattan. Además posee más de 26,000 árboles, 58 millas (93.38 km) de caminos y casi 9,000 bancos sobre sus 843 acres.

Las personas que visitan el parque, tanto locales como de otras partes del mundo tienen la posibilidad de practicar deporte, asistir a grandes espectaculos, apreciar las aves migratorias, admirar sus monumentos o simplemente disfrutar de la naturaleza. Cada verano, el Teatro Delacorte presenta obras teatrales, la Filarmónica de Nueva York ofrece conciertos y la Fundación City Park ofrece el SummerStage, entre otras actividades culturales y de entretenimiento.

Fuente: newyorkusa.es

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