lunes, 1 de agosto de 2011

El Messidor y sus visitantes ......


El refugio discreto del poder

Por la mansión El Messidor pasaron Onganía, Alfonsín, Menem y Chacho Alvarez, además estuvo presa la ex presidenta Isabel Perón luego del golpe militar.

Es un pequeño castillo de estilo francés que terminó de construirse en 1945 en Villa La Angostura, a metros del lago Nahuel Huapi. En 1964, pasó a manos de la provincia de Neuquén con la condición de su antigua dueña de que se convirtiera en la residencia oficial del gobernador. Desde entonces, las habitaciones de El Messidor guardan los secretos que le dejaron desde presidentes argentinos hasta reyes europeos.

Uno de los primeros en descubrir la belleza del lugar fue Juan Carlos Onganía. El ex dictador ordenó mejorar el camino que une a La Angostura con Bariloche para que circulara el camión que transportaba sus cosas —y a su cocinero— desde Buenos Aires.

Presa

Otros militares eligieron también El Messidor pero para recluir a la ex presidenta Isabel Martínez de Perón, después del golpe del 24 de marzo de 1976. En el único cuarto con baño privado, pero sin calefacción ni vista privilegiada al lago, Isabelita pasó los primeros siete meses que siguieron a su caída.

Los testigos de la época cuentan que, por las noches, una mucama llamada Elsa solía escabullirse hasta su cuarto para llevarle a escondidas una estufa eléctrica, que la ayudó a combatir el frío del invierno. La leyenda de los lugareños dice también que la ex presidenta habría mantenido allí un romance con un gendarme apostado para vigilarla.

En julio de 1989, Raúl Alfonsín escogió por un par de meses la tranquilidad de El Messidor para reponerse del duro golpe de haber tenido que abandonar el Gobierno antes de tiempo.

Picadura de avispa

Meses más tarde, llegó Carlos Menem y realmente salió renovado. Durante un paseo en gomón por el Nahuel Huapi la picadura de un insecto llamado "chaqueta amarilla" le dejó la cara hinchada. La famosa "avispa" fue utilizada después para intentar disimular los efectos de una cirugía estética.

El huésped más fiel que tuvo la Residencia durante la década menemista fue, por lejos, el ex ministro de Interior Carlos Corach. También aparecían seguido el ex ministro Rodolfo Barra y el ex gobernador Carlos Ruckauf.

Por el lado de la Alianza, el ex vicepresidente Carlos "Chacho" Alvarez pudo sacarse las ganas antes de dejar el Gobierno. La ex ministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide, apreció la variedad de árboles exóticos de El Messidor durante la Semana Santa del 2000. Fernando de la Rúa ya estuvo de visita cuando era senador.

Visitas ilustres

En el libro de visitantes, que desapareció misteriosamente hace pocos años, también dejaron sus firmas el rey Juan Carlos de España y el príncipe Hirohito de Japón. Cuando todo estaba listo para recibir a Bill Clinton, el presidente de EE.UU. cambió a último momento y terminó en el Hotel Llao-Llao de Bariloche.

Para poder alojarse en El Messidor sólo hace falta una invitación del gobernador de Neuquén. Algunos funcionarios no lo lograron. Cuentan que en su momento Jorge Sobisch nunca respondió a los insistentes pedidos de la ex secretaria de Recursos Naturales, María Julia Alsogaray, una enemiga de la zona a partir de los incendios que castigaron al lugar en su gestión. Tampoco fueron atendidos los sondeos que hizo el menemismo para tratar de refugiar allí al ex golpista paraguayo Lino Oviedo.

La residencia El Messidor no tiene cancha de tenis, pileta ni grandes lujos. Sólo hermosos jardines, un menú refinado, dos cuadros —de Castagnino y de Berni— y una moderna antena de TV satelital. Los que alguna vez estuvieron allí destacaron la tranquilidad del lugar y, fundamentalmente, la discreción de su personal.

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