Ello no quiere decir que una sociedad tolerante como la suya sea una sociedad carente de normas, modales y educación, donde todo vale. Los holandeses son muy respetuosos con su historia, con sus costumbres, con su patrimonio y con todo lo que les rodea, amén de con todas las personas con las que se relacionan.
Aprecian de forma evidente la educación, el trabajo bien hecho, así como a las personas con ambición y buenas habilidades profesionales. En general, los holandeses tienen un buen nivel de vida, pero no son ostentosos ni les gustan este tipo de comportamientos. Hay una creencia popular en la que aquella persona que gasta mucho dinero es considerada un poco ostentosa, derrochadora, e incluso puede dar lugar a que surjan sospechas de tener asuntos o negocios poco transparentes.
Los holandeses son personas educadas, amables y grandes amantes de su país. Son humildes, discretos, trabajadores serios y tienen un cierto toque conservador en cuanto a sus costumbres, que puede contrastar con la libertad que se respira en sus calles.
Fuente: protocolo.org
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