Esto, porque la nueva disposición respondería a las fuertes presiones que han ejercido los productores brasileños del sur del país, quienes han visto con preocupación el ingreso de embotellados extranjeros, cada vez a menor precio, a raíz de la apreciación que exhibe el real, según se indica en la industria.
El tema no es menor si se tiene en cuenta que Brasil es el principal lugar de origen de las importaciones de vino del gigante sudamericano.
La obligatoriedad de colocar el sello, del cual todavía no se define si se deberá poner en el país exportador o en Brasil, traería consigo demoras en los despachos, incertidumbre respecto de la cantidad de cajas a exportar y una des aceleración en el crecimiento de los envíos de vinos hacia ese país, acusan desde las viñas. Además, alegan que incluso la industria podría llegar a depender de la cantidad de sellos de origen que otorguen los brasileños para los vinos chilenos y argentinos, lo que podría limitar los envíos.
Fuente: El Mercurio
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