miércoles, 30 de marzo de 2011

El Rally de las Bodegas se lució en la montaña y las rutas del vino


La novena edición del Rally de las Bodegas no pudo tener una jornada mejor. Mucho sol, vides listas para la cosecha, montañas inmejorables y autos literalmente de colección se conjugaron para una etapa espectacular.

Más de 100 automóviles antiguos y de alta gama, verdaderas bellezas mecánicas, pudieron verse ayer en el parque General San Martín, Cacheuta, bodega Nieto & Senetiner, perilago de Potrerillos, Punta de Vacas y la bodega Cheval des Andes, puntos pertenecientes al recorrido de la primera etapa.

Previamente, el jueves por la noche, se realizaron las pruebas de subida y bajada al Cerro de la Gloria. La tradicional competencia cerrará hoy con la segunda y última etapa.

El Rally de las Bodegas es una carrera de regularidad, no de velocidad, en la que se ha previsto un sistema para que autos de diferentes épocas puedan competir en una única categoría.

Básicamente se establece un recorrido y se determinan las velocidades a la que tendrá que pasar cada automóvil de acuerdo con sus características.

Al margen de la competición, cuyo ganador se conocerá hoy después de las 22, pilotos y copilotos coincidieron en que el premio mayor ya lo ganaron con los paisajes y lugares recorridos a bordo de sus particularísimos rodados.

Dos mujeres audaces

Las amigas y compañeras de competencia Mercedes y Liliana (no quisieron dar sus apellidos) dieron cuenta de lo que disfrutan la provincia con el rally casi como una excusa.

“Entre las dos dejamos en Buenos Aires siete hijos que deben estar divirtiéndose mucho sin las mamás cerca. Antes de venir a Mendoza nos dijeron que si les llevamos la copa se van a desmayar”, contó, simpática, Liliana.

Mercedes se confesó inexperta en materia automovilística. Dijo que es la primera vez que participa en un evento con estas características y que su “bólido”, un MG TC modelo 1947, le dio algunos dolores de cabeza en Cacheuta. “ Se paró en una subida y nos tuvieron que socorrer. Para colmo, nosotras vamos despacito y todos nos pasan volando”, explicó.

Luego detalló que el coche se lo prestó su hermano y que si bien ambas están en la competencia, han gozado más de cada postal que les regaló Mendoza en los recorridos realizados.

Por último, explicaron que la idea de participar fue para realizar algo distinto y que la pasión por los autos antiguos es algo que comparten con toda su familia.

Jesús Diez, empresario transportista chileno, es otro de los que participan en el rally mendocino. Ha estado en siete de las nueve ediciones y contó que su amor por los coches antiguos lo heredó de sus padres.

Diez es dueño de una de las colecciones de autos clásicos más importantes de Latinoamérica. “La colección Jedimar tiene casi 100 unidades que van desde un Adler Trumpf Cabriolet 1939 hasta una Ferrari Testarrosa 1988 y se exhibe en Santiago hasta el 30 de abril”, dijo.

“Para participar junto con Marisol (Medel, esposa y copiloto) optamos por un Jaguar XK 140. Siempre disfrutamos mucho este rally en Mendoza con nuestros amigos”, cerró el coleccionista en diálogo con Diario UNO.

Fuente: Diario UNO.

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