miércoles, 23 de febrero de 2011

El mapa del alcohol

El mapa de arriba muestra la distribución del consumo de alcohol puro en el mundo. No es que las personas tomen alcohol puro, sino que es la suma del alcohol presente en las bebidas alcohólicas consumidas a lo largo de un año.

La marea roja que cubre Asia y Europa son 13 litros o más de alcohol puro por persona por año.


Los países de la ex-Unión Soviética son los más afectados, con consumos que alcanzan los 18,2 litros por persona. En el mismo mapa, Argentina aparece en el rango de consumo de 10 a 12,49 litros per capita entre personas mayores de 15 años. El promedio mundial fue de 6,1 litros. Los datos abarcan los años 2003-2005 y fueron publicados el 11 de febrero por la Organización Mundial de la Salud. Sus principales conceptos:
  • El consumo nocivo de bebidas alcohólicas causa 2,5 millones de muertes cada año (más que el SIDA o la tuberculosis
  • Unos 320 000 jóvenes de entre 15 y 29 años de edad mueren por causas relacionadas con el consumo de alcohol, lo que representa un 9% de las defunciones en ese grupo etario.
  • El consumo de alcohol ocupa el tercer lugar entre los factores de riesgo de la carga mundial de morbilidad; es el primer factor de riesgo en el Pacífico Occidental y las Américas, y el segundo en Europa.

El informe de prensa de la OMS resalta en un párrafo:

Una proporción considerable de la fracción de la carga de morbilidad atribuible a la ingestión nociva de bebidas alcohólicas está ligada a los traumatismos involuntarios e intencionales, en particular los causados por los accidentes de tránsito (…)

En la Argentina, el 50% de las muertes que se producen en accidentes de tránsito involucran a una persona alcoholizada (2007). Las estadísticas detalladas de otros países son muy elocuentes al relacionar las muertes y heridas de accidentes de autos con el alcohol. Por ejemplo, en el año 2005 en EE.UU murieron 16.885 personas en accidentes que involucraban automóviles y alcohol, lo que representa el 39% de todas las muertes automovilísticas. Por la noche, el 60% de los accidentes tiene relación directa con bebidas alcohólicas.

El economista Steve Levitt en su libro Superfreakonomics se formuló una pregunta extravagante

¿Por qué la gente se pone al volante después de haber bebido?

Puede ser porque a los conductores bebidos casi nunca los atrapan. Solo se da una detención cada 43.000 kilómetros recorridos conduciendo borracho. Esto significa que podría conducir cruzando EE.UU ida y vuelta tres veces, bebiendo cerveza todo el tiempo, antes de que le hagan parar. Como sucede con casi todas las malas conductas, probablemente la de conducir borracho se podría erradicar si se instituyera un incentivo lo bastante fuerte: controles de carretera al azar, por ejemplo, en los que se ejecutara al instante a los conductores borrachos. Pero lo más probable es que nuestra sociedad no tenga estómago para eso.

Más adelante en Superfrekonomics, un personaje imaginario que ha estado en una fiesta bebiendo, tiene que tomar una decisión clave, volver a su casa conduciendo su auto, o volver caminando. Decide volver a pie, su casa se encuentra apenas a un kilómetro y medio.

Pero ¿debería hacerlo? Todos sabemos que conducir borracho es sumamente peligroso, pero ¿qué me dicen de caminar borracho? ¿Es tan fácil la decisión? Veamos algunas cifras. Cada año, más de mil peatones borrachos mueren en accidentes de tránsito. Se bajan de las aceras en las calles de las ciudades; se tumban a descansar en las carreteras rurales; se lanzan como locos a cruzar autovías muy transitadas. Comparado con el número total de personas que mueren cada año en accidentes de tránsito relacionados con el alcohol -unas 13.000- el número de peatones borrachos muertos es relativamente pequeño. Pero cuando decides si vas a caminar o a conducir, lo que cuenta no es el número total. La pregunta relevante es esta: en relación con los kilómetros recorridos, ¿es más peligroso conducir borracho o caminar borracho?

El norteamericano promedio camina unos 800 metros por día fuera de sus casa o de su lugar de trabajo. Hay unos 237 millones de norteamericanos mayores de dieciséis años; contándolo a todos, la gente en edad de conducir camina cada año unos 69.0000 millones de kilómetros. Si suponemos que uno de cada 140 de esos kilómetros se anda borracho -la misma proporción de kilómetros que se conducen borracho-, cada año se caminan en estado de embriaguez 490 millones de kilómetros. Haciendo las cuentas, se descubre que, kilómetro a kilómetro, un peatón borracho tiene ocho veces más probabilidades de morir que un conductor borracho.

Fuente: cukmi.com

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