miércoles, 3 de noviembre de 2010

Ferran Adrià y Valentín Fuster: "Comer bien es una cuestión de actitud, no de información"


"Nunca habíamos tenido tanta información sobre alimentos y nunca antes habíamos comido tan mal. Si no comemos mejor y no cuidamos más nuestra salud no es porque nos falten datos. Es más bien porque en muchas ocasiones no los tenemos en cuenta". Así de categóricos afirman el chef Ferran Adriá y el cardiólogo Valentín Fuster en su libro La cocina de la salud (Planeta), que ha sido presentado hoy en Madrid.

Escrito con el periodista de ciencia Joseph Corbella, dos figuras referentes mundiales en el ámbito de la cocina y la medicina han querido plasmar sus conocimientos y experiencias en un texto que sea, precisamente, "referencia para todos los públicos" y que pueda romper la paradoja de malos e insalubres comedores en un país de vanguardia gastronómica. No ha sido fácil, dicen, han tardado tres años en parirlo. No querían hacer algo oportunista. "Libros de nutrición hay millones. Y con la salud se manipula mucho. Aportamos pragmatismo frente a populismo", avisan. Y también le dan un toque a los que leen pero no asimilan: "La gente dice 'me gusta esto, luego es bueno y sano'. Eso es manipular", insiste Adrià. Y Fuster asiente cómplice: "Llevar una vida sana es cuestión de actitud".

Como "es muy difícil hacer un libro sobre alimentación y salud que no sea un tostón", se les ocurrió "novelar" el contenido. Así que el transcurrir de un día en la vida diaria de una familia con tres hijos y la abuela sirve para enseñar a desayunar, comer y cenar. A ir al supermercado, a organizar la nevera, a guisar los sábados para el resto de la semana; a valorar las proteínas, los hidratos de carbono, las grasas, los aportes vitamínicos; a educar el paladar con propuestas divertidas y fáciles. Se puede usar la imaginación y las hierbas para animar platos con poca sal o con verduras que no molan a los niños, por ejemplo. También se rompen mitos: sobre los congelados, los microondas, el vino o la comida preparada. "No hay que demonizar la industria alimentaria, sino apoyar a quien lo hace bien", resalta Adrià.

"Un estilo de vida saludable no está reñido con disfrutar comiendo. Hay que comer de mucha calidad y en su justa medida", insisten Adrià y Fuster. Empeñados "en la educación alimentaria y en el compromiso social y didáctico", intercambian saberes de modo cómplice en los centros de investigación Fundación Alicia (Alimentación y Ciencia) y SHE (Foundation for Science, Health and Education). Y piden, exigen, un esfuerzo: hay que sacar el tiempo de donde sea para ejercitar las piernas y el corazón.

En cartera tienen además un importante programa divulgativo de nutrición y saludintegral dedicado a los escolares de tres a seis años. Va dirigido tanto a los niños como a los profesores y padres y también se trabajará con la comida que se sirve en los comedores de los colegios. La experiencia comenzará en enero próximo, en 25 escuelas de Madrid y Barcelona, gracias a un convenio con el CNIC (Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares) yProCNIC (fundación de mezenazgo científico con fondos privados) y cuenta con el apoyo de las autoridades autonómicas. "Soy partidario de que haya una asignatura de cocina en las escuelas, pero también podría ser un tema transversal, que, por ejemplo, cuando expliquen geografía o historia expliquen cocina".

El positivismo vital de que hacen gala Adrià y Fuster lo transmitirán ensu iniciativa de educación. Las emociones, a su juicio, guían el cuerpo y por tanto la boca: "Sin tu cerebro, sin una actitud mental, no haces nada en la vida". Otra clave de su discurso es el pragmatismo: "No le puedes decir hoy a la gente que esté tres horas cocinando o que no puede comer esto o lo otro, porque te manda a paseo" (Adrià). "Más que hablar de prevención o de cómo enfrentarse a la enfermedad, me gusta hablar de promover la salud" (Fuster).

Fuente: elpais.com

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